Le costó un mundo adaptarse a Madrid y al fútbol español. Desde luego haber crecido como estrella futbolística en el campeonato inglés y un precio elevado por su traspaso, no debes ser grandes ayudas en cuanto a presión se refiero. Pero Luka Modric esperó su oportunidad y cuando la vio clara, se lanzó de lleno a por ella para convertirse en el héroe en un final de temporada aciago para los blancos.

Como con muchos de los jugadores del Real Madrid, se puede decir que su año ha sido de menos a más. Lo que hace diferente al croata es el cambio de rol tan significativo que ha tenido dentro del equipo. Es difícil acertar con lo que hubiera pasado sin cambio de entrenado, pero está claro que la temporada 2012/13 la acabó como titular y en verano no desaprovechó el impulso y alguna lesión de compañeros para asentarse en el once habitual de las Castellana.

Inglaterra le cambió la vida

Tras un comienzo de temporada flojo, enero llegaba para el Madrid como el momento de centrar esfuerzos en Copa y Champions League. Modric seguía con su papel discreto, suplente que entraba y a penas cambiaba el discurso de los partidos en los que participaba. Además, cuando tenía la titularidad no lograba hacer actuaciones destacables.

Sin embargo, en el mes de marzo el Madrid tenía que visitar Old Trafford y como suele acontecer en estas citas, decidió un invitado no esperado. Un escenario y un rival conocidos para Modric, también la sensación de estar en el banquillo cuando el equipo se la jugaba. El global de la eliminatoria estaba 1-1 antes de comenzar el encuentro y al comienzo de la segunda mitad, el Manchester United se adelantaba en el marcador.

A la hora de partido, Mourinho decidió aprovechar la expulsión de Nani dando entrada al centrocampista de Zadar. Poco más de cinco minutos después de sustituir a Arbeloa, Modric puso en la pelota en la red con un gran disparo desde la frontal, primer paso de la remontada que llegaría. El gol sirvió al 19 para ganar toda la confianza que necesitaba y comenzó a mandar en el partido para luego ser de lo más destacado del Real Madrid hasta el final de temporada. Pese a salir sin ningún título colectivo, Luka había callado todas las bocas que le ponían fuera del Bernabéu.

Convenciendo a Ancelotti

Después del sprint final de temporada, en el que la gran mayoría de compañeros parecía ir en sentido contrario, Modric tomó la alternativa y llegó a la pretemporada dispuesto a demostrar que no había sido solo un buen final de temporada. Era el comienzo del mando croata en el eje ‘merengue’ y un nuevo entrenador no iba a cambiar sus ideas.

Aprovechando la operación de Xabi Alonso y la lesión de Illarramendi, aceptó el reto lanzado por Carlo Ancelotti de ocupar el centro de máquinas escudado por Khedira. En los partidos preparatorios no pareció ser una gran solución, aunque con el paso de los minutos comenzó a encajar en ese lugar del campo y para sorpresa de todos, empezó a vislumbrarse una sociedad que iría a ocupar muchas páginas en el inicio liguero.

Isco y Modric iniciaron la temporada como grandes baluartes de un equipo metido de lleno en un cambio de filosofía, que solo en la asociación de ambos jugadores encontraba destellos que hicieran pensar en algo mejor. Pero en el Madrid se fueron recuperando efectivos y comenzaron las rotaciones en el medio, con el jugador balcánico perdiendo protagonismo en el once titular. Hecho que hizo que perdiera la regularidad y su nivel bajara respecto al gran inicio.

Asumiendo galones

Modric ya sabía lo que era llevar el peso de las críticas dentro del Real Madrid y no se amilanó. Trabajó para volver a convencer al entrenador italiano y cuando volvió a presentarse la oportunidad la cogió más fuerte que nunca. La triste lesión de Sami fue el punto de inflexión. Alonso necesitaba un nuevo compañero y Luka Modric lo aprovechó mejor que ninguno en la plantilla.

De un tiempo a esta parte el centro madridista se ha estabilizado con el tolosarra, el croata y la vuelta de Isco a la titularidad. Esta terna dirige al Real Madrid y Modric marca cada vez más el compás del equipo, siendo un jugador que no se esconde e insiste pidiendo el balón una y otra vez. Moviéndose continuamente.

Incluso cuando no tiene el mejor día, el de Zadar no para de aparecer para ser la conexión de Alonso con el ataque. Una franja central de 20-30 metros en la que es amo y señor. Una amenaza cerca de la frontal por sus pases y por su gran golpeo a puerta desde larga distancia. Después de un 2013 de subidas y bajadas, Modric sabe cuales son las claves para mantenerse en el centro de la escena blanca.