Bien es sabido las excelentes relaciones que existen entre las aficiones del Athletic Club y el Celta. El partido que disputaron vascos y gallegos el pasado sábado por la noche, no fue excepción a esta regla, hecho que se repite año tras año, con permiso, claro, del hecho de que los vigueses se encuentren o no en la división de honor del fútbol español.

Que se disputase el encuentro en noche de sábado, más allá de las habituales quejas de los seguidores del Celta, que no saben lo que es un encuentro en Vigo en un horario "normal" desde el pasado 5 de octubre, motivó que los seguidores de los Leones se desplazasen hasta la urbe olívica en un gran número para apoyar a los suyos.

Esto motivó que desde temprana hora del sábado se encontrasen aficionados enfundados en la casaca rojiblanca por calles y plazas de Vigo. Por descontado, el hermanamiento de aficiones no se limita a este desembarco de aficionados vascos en tierras gallegas, ni mucho menos.

Un gran número de aficionados y peñistas de Athletic Club y Celta celebraron comidas de confraternización. Este informador fue testigo de una de estas comidas, celebrada entre aficionados de ambos clubes en una churrasquería próxima al Estadio de Balaídos.

Resultaba realmente hermoso ver como aficionados con las camisetas celestes y rojiblancas gritaban al unísono "¡¡¡Athleeetiiic!!!" para a continuación entonar la Rianxeira, mientras ondeaban banderas de Galicia e Ikurriñas. Y todo esto regado con diversos caldos de la tierra, que no dejó de correr durante toda la comida.

Escenas similares pudieron verse ya en los locales próximos al Estadio, en la previa del partido. Las muestras de confraternización fueron siempre constantes. Muestras de confraternización que se menguaron al entrar en el coliseo de Val Miñor. Aquí, cada quien con sus colores, con evidente mayoría de los celestes, pero sin que los rojiblancos desmereciesen, presentes en todas las gradas, estando la mayoría de los vascos ubicados en la zona de Tribuna más próxima con Marcador.

Pronto llegaría el primer zarpazo (en el césped) de los Leones y, antes de que se recuperasen del golpe jugadores (y aficionados) del Celta, llegó el segundo. El segundo zarpazo produjo otra de esas escenas dignas de mención. Un aficionado vasco, que hasta entonces estuvo apoyando incondicionalmente al Athletic, comenzó a entonar gritos de "¡¡¡Celta, Celta!!!", mientras la mayoría de Balaídos había prácticamente enmudecido.

Y de aquí hasta el final, con sana deportividad, cada afición apoyando a su equipo, notándose más a los celestes tras el gol de Larrivey, que a la postre no fue suficiente para que los vigueses se llevasen algo positivo del encuentro. Y en el punto final, otra escena en la retina de quien esto escribe: mientras los jugadores de Athletic y Celta saludan desde el centro del campo a sus respectivas aficiones, se pudo ver a un hincha rojiblanco, de pie en la grada de Río Bajo, con bufanda en alto aplaudir a los suyos, mientras gritaba con deportividad: "¡¡¡Celta, Celta!!!".

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Sobre el autor
Tomás Rodríguez Ontiveros
Coordinador Adjunto y redactor del Real Club Celta de Vigo y redactor del Mundial Brasil 2014, Grupo A en VAVEL.com. Oficial administrativo en el sector de la Auditoría, blogger y fotógrafo aficionado.