El Lleida Esportiu ha logrado un triunfo tan obligado como importante en la visita del Atlético Levante al Camp d'Esports. Una victoria con efecto balsámico, pues permite regresar a la senda victoriosa tras el tropiezo de la anterior jornada en el Rico Pérez y recuperar la tercera posición. Además, se recortan las distancias con los dos primeros clasificados y se hace dando un golpe en la mesa, con un 4-0 que avisa a los rivales directos del potencial de un Lleida que va a más. Entre ellos, un Alcoyano que recibirá a los de Imanol Idiakez el próximo domingo. Por su parte, el filial levantinista seguirá en puestos de descenso tras prolongar una semana más su racha de partidos sin ganar.

La primera parte no fue bonita para el espectador. El encuentro empezó frío, con acciones bastante broncas y marcado por el viento que soplaba con intensidad en la capital del Segrià. El público asistente al Camp d'Esports tuvo que esperar diez minutos para presenciar el primer tiro a puerta. Fue de los visitantes, en un libre directo de Traver que no causó problemas a Iván Crespo.

Autogol

No necesitó crear demasiado peligro el Lleida Esportiu para lograr lo que se preveía más complicado, abrir la lata levantinista. Ni siquiera rematar a portería. Y es que a los quince minutos de juego Jilmar cabeceó contra su propia meta un gran centro de Arnau Tobella. Koke, el cancerbero visitante, nada pudo hacer para evitar el autogol de su compañero. El Atlético Levante se veía por debajo en el marcador, curiosidades del destino, del mismo modo que el primer equipo ante el FC Barcelona esta misma mañana. Con un gol en propia puerta.

Tras el 1-0 el partido no cambió demasiado. Los de casa siguieron sin generar ocasiones de gol y los valencianos continuaron con su planteamiento defensivo, esperando atrás a los leridanos. Aún así, en el tramo final de la primera mitad los pupilos de Villafaina fueron ganando terreno e incluso gozaron de oportunidades para marcharse al descanso con empate. Jair cabeceó por encima un balón colgado y Crespo despejó a córner un centro envenenado desde la banda derecha.

Mucho mejor fue la segunda parte, en la que el Lleida dio un paso adelante y ofreció a su afición una versión más reconocible. Nada más empezar, Vega remató rozando el palo un saque de esquina servido por Arnau. Poco después, Albístegui envió muy alto un balón muerto en el interior del área. También disparó Ekhi, desde la frontal, con un tiro raso que no golpeó el poste por muy poco. El premio a la insistencia llegó en el minuto 60. Óscar Vega filtró un magnífico pase para Julen Colinas que el vasco no desaprovechó para batir a Koke en el uno contra uno. 2-0 y partido resuelto.

Apagón, debut y goles

El encuentro parecía caminar hacia el 3-0 cuando se fundieron los plomos. Literalmente. Un fallo en el suministro eléctrico del Camp d'Esports provocó un apagón en el alumbrado artificial y el estadio se quedó a oscuras. Así no se podía jugar y el colegiado se vio obligado a detener el choque durante 17 minutos. Solucionada la avería, se reanudó el partido con un par de incidencias: lesión de Mikel en las filas visitantes y debut de Carlos Rodríguez en las locales.

El conjunto granota, que tuvo su última ocasión en las botas de Artabe, terminó rendido ante la superioridad del Lleida Esportiu. Una gran jugada colectiva de los de Idiakez la finalizó Urko Arroyo que, de nuevo sin fortuna, se topó con una gran intervención de Koke. En cambio, nada pudo hacer el portero para evitar el gol de Doncel, ya en el descuento. El joven jugador, que acababa de entrar, fue más listo que nadie y aprovechó una salida en falso de Koke para marcar con la punta de la bota su primer tanto con la camiseta azul. Òscar Rubio, en la última jugada del partido (94'), redondeó la fiesta con el 4-0.