Todo tiene su final. Incluida la racha que acumuló el Valencia de 12 partidos sin registrar una victoria en Liga BBVA. La imagen de la cabeza de Gary Neville sobre una bandeja de plata aún sobrevuela Mestalla pero hace menos ruido que antes. Los valencianistas lograron encadenar buenos minutos en la segunda mitad y fue capaz de reaccionar al tanto inicial de Óscar Duarte.

Vence pero no convence

El Valencia tuvo que dar de nuevo el do de pecho para resolver la papeleta y evitar males mayores. El valor de este tipo de partidos es incuestionable pues refuerzan sobremanera el ánimo de jugadores, cuerpo técnico y afición pero se echa en falta hilar partidos donde la batuta la lleven únicamente los hombres de Neville.

Bien es cierto que en este encuentro el Valencia salió con mayor convicción del que acostumbra a mostrar e intentó igualar la intensidad de los 'pericos' desde el pitido inicial del trenzilla. Ambos equipos conocían la urgencia de esos tres puntos y en un afán por hacerse con el encuentro, se amontonaron todos en derredor del esférico. Se sucedieron las imprecisiones en la construcción del juego de ambos equipos y resultó complicado generar ocasiones claras de gol. De la primera mitad, puede reseñarse una mano formidable de Diego Alves a remate a quemarropa de Caicedo, un libre directo botado por Parejo que tuvo que despejar Paul López, un testarazo de Aderlan Santos en un saque de esquina favorable y un disparo desviado de Cheryshev. La intención ofensiva estaba clara, faltaban las ideas. 

En el minuto 52, Óscar Duarte en un saque de esquina fue más avispado que Diego Alves a la hora de atacar el balón y adelantó a los visitantes. Pareció como si ese traspiés fuera el detonante perfecto para desatar a los valencianistas. En un slalom con más empuje que técnica de Cancelo (al que normalmente no le salen), regateó a varios jugadores hasta dar un pase franco a Negredo (el que normalmente no mete) y, con una ayuda del defensor, logró poner el 1-1 en el marcador. La afición se reventó el pecho a gritar y a animar a los suyos con lo que, 6 minutos más tarde, Feghouli recoge un pase filtrado a línea de fondo y pone un balón medido al borde del área pequeña que acierta a rematar Cheryshev tras meterse como una bala entre los dos defensas. 2-1 rezaba el marcador y las emociones estaban a flor de piel. 

Una victoria importante para el club de orillas del Turia que, sin embargo, deja esa duda latente que nadie se atreve a comentar en alto, ese miedo a que la situación no logre estabilizarse del todo en el seno del equipo. El Valencia continúa, pues, fluctuando entre derroches de coraje y actuaciones atroces, a veces hasta en el mismo encuentro. Lo preocupante de todo ello es que esta disociación se ha mantenido durante toda la temporada y llegados a este punto sólo pueden darse dos situaciones: que la cuerda se acabe rompiendo - y el contrato de Neville con él - o que el conjunto valencianista consiga reponerse de sus fracasos pasados y cemente el camino hacia la mejora. 

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Sobre el autor
Desirée Mejía
Aprendí a escribir antes que a hablar, eso ya es algo, ¿no? Apasionada del deporte y de ese bendito opio que es el fútbol. Prometo causar jaleo con lo que escriba - dentro de los límites del civismo, claro está -.