Camp Nou, Barcelona. 16:15 horas del sábado 3 de diciembre. Nervios a flor de piel. Casi cien mil almas preparadas para vislumbrar uno de los mayores espectáculos futbolísticos. Es algo especial. El mundo del balompié se detiene cuando FC Barcelona y Real Madrid pugnan por un mismo esférico sobre el verde. Dos gigantes frente a frente en un encuentro de poder a poder. Los dos equipos más laureados en la historia del fútbol español, que se reparten las tres últimas ediciones de la Champions League. Entre ambos suman 56 Ligas, 16 Copas de Europa y 37 Copas del Rey. Son grandeza. Una rivalidad que gobierna el mundo.

No importa cómo llegue un equipo u otro; quién sea el líder o quién tenga que lamerse las heridas. No es un partido más. El crono se detiene por momentos, los focos dilucidan el verde de la alfombra, el gentío fija sus miradas, las estrellas -aquellas que salen de vestuarios- tienen un brillo especial esa tarde. No es solo un partido de fútbol: es sentimiento, es pasión, es amor por unos colores. El dolor en la derrota, la gloria en la victoria. Llantos y sonrisas. Rabia y alegría. Azulgrana y blanco. FC Barcelona y Real Madrid. El clásico.

Un gigante en apuros

En la Ciudad Condal resuenan tambores de guerra. Puede que sea el momento idóneo para demostrar que el FC Barcelona sigue más que vivo y que Anoeta fue un espejismo. El encuentro de este sábado contra el Real Madrid no es todavía una bola de partido -acuñando El FC Barcelona ya ha dejado escapar 12 puntos en Ligatérminos tenísticos-, pero a buen seguro marcará el devenir de la competición para el combinado de Luis Enrique. Hay una franja notable, más de la habitual, entre la victoria y la derrota. Rivalidad aparte, ganar supone reengancharse al tren de la Liga y perder ir a remolque lo que resta de campeonato. Si los culés vencen reducirán la renta blanca a tres puntos. Si caen derrotados el máximo rival se marchará hasta los nueve. Y, conociendo la fiabilidad mostrada por los hombres de Zidane en la competición doméstica, los nueve serían una losa difícil de levantar.

Son sensaciones. Cada clásico se afronta de una manera diferente. En este caso la pelota está en el tejado blanco. Quienes deben agitar el tarro de las esencias son los blaugranas. O quizás Leo Messi. El tempo de los encuentros del Barcelona lo marca el astro argentino. Cuando el genio frota la lámpara el rival contempla y se hipnotiza. El partido cambia de aura. Sin embargo, el Barça es tan grande que no puede depender de nadie. Ni siquiera de un Leo Messi que, aunque a veces no lo parezca, también es humano. Abandonar el juego a su suerte hasta que el ‘10’ se exhiba es un error que los de Luis Enrique cometen muy a menudo. Ante el Real Madrid necesitarán, probablemente, algo más que eso.

Leo Messi en el Sánchez Pizjuán | Foto: Raúl Pajares, VAVEL España
Leo Messi en el Sánchez Pizjuán | Foto: Raúl Pajares, VAVEL España

En el plano futbolístico tampoco hay dibujado un paisaje repleto de rosas azulgranas. El Barcelona fue un equipo inoperante en San Sebastián. La Real Sociedad -bailando al son de Carlos Vela- se mostró muy superior durante todo el encuentro. Parecía -o se pretendía- que el tridente de lujo ganaría el partido por arte de magia. Los de Luis Enrique no tuvieron plan de juego y la zaga enviaba balones al firmamento sin dirección concreta. Que la bajaran los de arriba y se sacaran un conejo de la chistera era la única solución ante el excelso partido del rival. Impotencia culé.

No cabe duda de que el Barça es, ante todo, un equipo con identidad reconocida, pero en Anoeta la abandonó. Gerard Piqué no lo escondió tras el partido. Si el Barcelona en su conjunto quiere jugar, la MSN brillará y el genio, Leo Messi, saldrá de la lámpara. Lo irrefutable es que los blaugranas necesitan una victoria que retorne su confianza. Victoria psicológica, como la del Real Madrid en la pasada Liga y en el mismo escenario.

Lluvia de estrellas: dos planteles envidiables

Es probable que, a día de hoy, la gran diferencia entre Barcelona y Real Madrid -más allá de los seis puntos que refleja la clasificación- sea el rendimiento dispar de sus plantillas. Ambas son amplias, repletas de calidad, de estrellas y de futbolistas rotundos, pero no están funcionando de igual manera. El equipo de Luis Enrique ha acusado más que su rival las bajas de referencias como Leo Messi o Andrés Iniesta, y tampoco han funcionado las rotaciones  -véase en Vigo ante el Celta-. En especial, la lesión del jugador de Fuentealbilla no ha podido ser superada por su equipo. El Barça ha extrañado en demasía a Andrés. Lógico, por un lado. Iniesta solo hay uno y en sus botas guarda la esencia que lleva a su equipo por la senda de la sublimidad. Por suerte, el centrocampista vuelve al equipo este sábado, en el momento justo. Andrés Iniesta al rescate.

El caso antagónico es el del Real Madrid. Zidane cuenta con futbolistas que salen desde el banquillo, le cambian la cara al partido y lo revolucionan. Morata o Lucas Vázquez son buen ejemplo de ello. Además, cuando parten de inicio, son capaces de ofrecer un nivel competitivo similar al que rinden los teóricos titulares. Por su tremenda plantilla, el conjunto blanco ha sobrevivido a la lesión y posterior baja forma de su estrella, Cristiano Ronaldo; a la de su guía en el campo, Luka Modric; a la de su capitán, Sergio Ramos; a la de su soporte, Casemiro; a la de su brújula, Toni Kroos; o a la de su delantero titular, Karim Benzema, entre otros contratiempos. Y ahora intentarán hacer lo propio con la ausencia Gareth Bale, el jugador más regular del equipo desde que inició la campaña.

Detalles -o más que eso- que marcan la diferencia entre ambas plantillas hasta la fecha. Porque si queda huérfana la medular del Madrid siempre rinde un consagrado Mateo Kovacic. Porque  si Toni Kroos se lesiona, Isco da un auténtico recital en el Calderón en su lugar. Porque se presentan ante el Atlético con bajas importantes y arrasan con un 0-3. A los blancos les sobran alternativas, a los blaugranas también. Son detalles.

¡Que alguien les detenga!

Una máquina de ganar. Así es el Real Madrid de Zinedine Zidane. El navío comandado por el técnico galo ya suma 32 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Aun así, la exigencia que se deposita sobre la camiseta blanca es máxima.El récord de partidos sin perder del Real Madrid son 34, con Beenhakker “El Madrid no juega a nada”, se oye a menudo. Y es cierto que, en cuanto a juego, los merengues no han mostrado en demasiadas ocasiones su mejor versión. Pero también es cierto que Zidane, ya inmerso en el mes de diciembre, no ha podido contar en ningún momento con su plantilla al completo. Ni siquiera ha tenido potestad para darle continuidad al once que considera titular. Es tan real como su propio nombre indica que el Madrid ha de buscar la excelencia. Sin embargo, también es real que el Madrid sí sabe a lo que juega. Y no solo eso. Lo ejecuta a la perfección. El Real Madrid de Zidane juega a ganar.

No obstante, ganar es un término muy amplio en el plano futbolístico. Todavía más si se trata del Real Madrid. Se puede ganar como ante el Sporting o se puede ganar como ante Atlético o Betis. Se verá, cuando las lesiones dejen paso a una etapa de mayor lucidez, si el Real Madrid propone algo más. De momento, con salir a ganar, que no es poco, no les va nada mal.

El Camp Nou es la gran prueba para certificar la solidez del bloque madridista. Ya con la contundente victoria en el Vicente Calderón se disiparon muchos de esos fantasmas, pero en el feudo blaugrana la tarea se vuelve más ardua si cabe. Esta vez Zinedine Zidane no podrá contar con Gareth Bale, que se mostró punzante y solidario ante el Atlético, aunque sí podrá hacerlo con Karim Benzema y Sergio Ramos, ya cien por cien recuperados de sus dolencias.

Cristiano llega en velocidad de crucero

La mejor noticia en Chamartín es el buen estado de forma de Cristiano Ronaldo, que vuelve a mostrarse acertado, veloz, ágil y con su olfato de gol característico tras olvidar la lesión. Con el triplete cosechado ante el Atlético y el doblete ante el Sporting, la estrella ya ha superado los 50 goles en este año 2016. Es su sexto año consecutivo batiendo esa marca. Único jugador en la historia capaz de hacerlo. Sin duda, el Real Madrid cuenta con el goleador más voraz de todos los tiempos. Nadie iguala sus cifras. Como dijo un buen día Carlo Ancelotti: “Con Cristiano Ronaldo en el campo el Madrid comienza los partidos ganando 1-0”. Y no le faltaba razón al italiano, pues su escandaloso promedio de blanco supera el gol por partido.

Cristiano marcó el gol de la victoria en el último clásico | Alex Gallardo, VAVEL España
Cristiano marcó el gol de la victoria en el último clásico | Alex Gallardo, VAVEL España

Cristiano Ronaldo se crece en el Camp Nou. Suma diez goles en doce visitas al coliseo culé desde que aterrizó en la capital. Esta vez el luso llega como máximo goleador de la competición con diez dianas, una más que Suárez y Messi.

Se acerca el clásico. El encuentro más esperado de la primera vuelta por ambos equipos. De poder a poder. FC Barcelona contra Real Madrid. Luis Enrique contra Zinedine Zidane. Leo Messi contra Cristiano Ronaldo. Suárez, Benzema, Piqué, Ramos, Neymar, Lucas, Rakitic, Modric, Alba, Marcelo... ¡Lluvia de estrellas!

Últimos cinco años: precedentes en el Camp Nou

Año Competición Resultado
2016 Liga FCB 1-2 RMA
2015 Liga FCB 2-1 RMA
2013 Liga FCB 2-1 RMA
2013 Copa del Rey FCB 1-3 RMA
2012 Liga FCB 2-2 RMA
2012 Supercopa de España FCB 3-2 RMA
2012 Copa del Rey FCB 2-2 RMA
2011 Supercopa de España FCB 3-2 RMA
2011 Champions League FCB 1-1 RMA

Posibles alineaciones: FC Barcelona - Real Madrid CF