El Atleti de Simeone ha sido el segundo equipo en venecer en Ipurúa en lo que va de Liga. Después del buen partido intersemanal en Canarias los rojiblancos repiten victoria de forma menos vistosa y como en los viejos tiempo: sabiendo sufrir y aprovechando todas sus ocasiones

Antes de que empezase el partido llamaba la atención ver cómo el hielo cubría un sector del césped de Ipurúa. A consecuencia de esto el terreno de juego estaba más duro de lo normal, anticipándole al Atlético el durísimo partido que tenía por delante.

Así sería desde los primeros minutos, en los que el balón pasó más tiempo en el cielo de Eibar que en el césped de Ipurúa, como queriendo evitar el frío y la dureza de este. De este modo, más que ocasiones reales había sensación de peligro cuando la bola volaba cualquiera de las dos áreas, pero los remates y las ocasiones escasearon.

 En este contexto parecía sentirse más cómodo el Eibar, que ganó la mayoría de los duelos aéreos y encontró en varias ocasiones en la izquierda a Inui con la posibilidad de encarar a Vrsljko y por ahí los vascos generaban sus situaciones de ataque, gracias también a los apoyos de Sergi Einrich que causó muchos problemas a la zaga del Atleti. En cambio, los rojiblancos insistían por la derecha sin encontrar profundidad ni espacios para mantener el balón. Curiosamente, el sector donde se desarrolló  la mayoría del primer tiempo era el que estaba cubierto por el hielo.

 El primer disparo de los visitantes llegó en el minuto 36 tras la única contra que hicieron con el balón rodando por el césped. El chut fue obra de Griezmann, pero el balón se marchó desviado por la izquierda de la portería armera.

En su examen como mediocentro Giménez se mostraba algo perdido, sobre todo con balón, aspecto en el que se mostraba algo lento debido a su inexperiencia en esta posición. Sin balón, en cambio, se mostraba más entero y recuperando un número considerable de balones.

Las bajas temperaturas de Eibar parecieron contagiar al Atlético en la primera parte, ya que se mostró frío y algo pasivo, sin tener el control del partido pero sin dar tampoco la sensación de que esto le preocupase. Los locales, aunque sin ocasiones tampoco, daban la sensación de estar interpretando mejor como se estaba dando el partido.

El segundo tiempo empezó con la entrada de Juanfran en sustitución de Vrsljko y con una novedad: los rojiblancos parecían querer continuar la guerra por su flanco izquierdo, donde su juntaban Filipe, Saúl y Koke y donde la capacidad combinativa era mayor. En la derecha el juego era más directo, con balones en largo cuyo destino era que alguien los peinase para alcanzar rápidamente la línea de fondo.

Curiosamente, cuando el ejército rojiblanco parecía cambiar la estrategia y empezar a atacar a su rival por vía terrestre el gol llegó como si fuese una bomba: desde el aíre, con un gran remate de Saúl -en posición dudosa- después de un gran centro de Filipe Luís.  Con el 0-1, la milicia del Eibar tuvo que salir de sus trincheras e ir al frente de ataque, lo que permitió al Atleti poder asentarse más con la pelota en territorio enemigo.

Los guipuzcoanos no iban a rendirse fácilmente y entre el minuto 60 y el 72 generó peligro para la portería de Moyá y tuvo hasta tres ocasiones que dejaron sin aliento a los aficionados rojiblancos. El Atlético aguantó el tipo y supo sufrir y en el 74 mostró su pegada y dobló su ventaja con un gol de Griezmann, que hizo bueno un pase de la muerte de su compatriota Gameiro.

Después de este gol el ritmo del partido se apaciguó y las ocasiones que sucedieron estuvieron protagonizadas por Gameiro, que había entrado minutos antes en sustitución de Torres, y que hizo daño a la espalda de la defensa del Eibar. El partido acabaría no sin que el Atleti sufriese un susto final debido a una ocasión del Eibar que Giménez sacó en la línea de gol. El suspense siguió ya que este despeje rebotó en un jugador rojiblanco y estuvo cerca de convertirse en gol.

Finalemente el Atlético firmó su novena victoria en lo que va de Liga y se situó en 4º puesto en espera del Real Sociedad - Sevilla y el Villareal - Barcelona.