Llegaron ya los Reyes Magos a la casa de Simeone. Con antelación, con varios días de antelación, los Magos de Oriente depositaron ya los ansiados regalos de Simeone en Lleida. Varias cartas insistentes y buen comportamiento para poder conseguir los ansiados “juguetes”.  El técnico abrió sus regalos en el descanso y ya pudo disfrutar de ellos treinta minutos para comprobar, con un contundente 0-4, que los juguetes antiguos congenian con los juguetes nuevos.

El Atlético de Madrid sonríe. Simeone rebosa felicidad.  Las piezas encajan. El puzzle sale, coincide. Como si de los regalos de Reyes  se trataran, el equipo rojiblanco juega ya con sus nuevas adquisiciones. El Lleida, valiente y lejos del suspenso pese al resultado, fue inevitablemente el marco de una bonita estampa de rencuentro, sorpresas y diversión rojiblanca. Los viejos juguetes todavía funcionan, los nuevos responden a las expectativas.

Primera parte “aguda”

Rodaba el balón en el estadio catalán para un partido especial. Un partido en el que el atractivo, inevitable, estaba en el banquillo. No se pudo evitar dividir los focos entre el césped y  la fila de suplentes rojiblancos. Costa y Vitolo esperaban, junto a Griezmann, sus minutos de inercia. Carrasco, Torres, Gameiro, Correa.  Todos ellos con el ojo mirando de reojo, con la presión de aprovechar las que, quien sabe, podrían ser sus últimas oportunidades. Delante el Lleida, equipo sin miedo, echado para adelante que quería ser la lluvia que entorpeciera salir a la calle con los nuevos juguetes.

El equipo del Grupo III de la Segunda B le disputó el balón y bien pudo transformarse en precipitación de haber aprovechado las que tuvo, que las tuvo y mejor que el Atleti, antes de que saliera el arco iris en el seno rojiblanco. Un desatado Lleida en contragolpes avisó dos veces, la segunda de manera violenta, al Atleti con dos grandes ocasiones. Iván Agudo fue el protagonista en ambas  y estuvo cerca de cambiar el destino del partido, que luego tuvo otro color muy distinto. Mención para Moyá, que la merece.

Y es que Simeone, hasta el descanso, hasta la llegada de los Reyes Magos, jugó sus bazas con sus juguetes antiguos. A juegos que tanto le han gustado siempre, como es el juego aéreo y el juego al espacio. Primero Godín a la media hora con una prolongación de cabeza, más tarde Fernando Torres en fuera de juego tras jugada de tiralíneas de Gameiro y Carrasco. Los juegos y juguetes de antes seguían divirtiendo.

Llegaron los  Reyes

Tras el descanso y tras un proceso en el que el Lleida se abalanzaba sobre el Atleti, Simeone decidió estrenar sus regalos. Primero fue Vitolo, tímido pero de elegantes matices escorado en banda.  Después Diego Costa, de la mano con Griezmann, como si fuera un complemento indivisible. De la mano. Las dos piezas que deben hacer divertir a los rojiblancos. La pareja que debe ilusionar de aquí en adelante a la afición colchonera, salieron ya juntos. Y es que no esperaron a otro partido para dejarlo patente. Es que Costa ni siquiera esperó unos minutos.

Un balón de  Juanfran  al área fue como una presa en medio del ayuno de una pantera. Costa se lanzó a él como si fuera el último balón  y marcó, ya, su primer gol. Eso sí, no sin antes infartar varios corazones rojiblancos tras su encontronazo contra un defensor en el propio gol. Dolorido, ensangrentado, como una vez lo estuvo en Getafe, Diego regresó a lo grande y seguiría su particular lucha, como lo que son sus partidos, en Lleida.

Antoine Griezmann en una falta directa también selló su participación en este día de júbilo rojiblanco. Fichó su asistencia en el mismo día que se implantaba la ilusión. Cómo no. Y es que además el Atleti finiquitó a un Lleida que nada pudo hacer contra la alegría, y créanlo que lo intentaron. Y cerca estuvo de chafar un gran día. Pero la magia de la Navidad y la ilusión de los regalos de los Reyes Magos son imposibles de aplazar. Simeone está como con zapatos nuevos.

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