Eran pocos y parió la abuela. Esto debe pensar el entrenador Paco Jémez, que semana sí, semana también, no deja de encontrarse problemas en el camino de los amarillos. El próximo fin de semana la UD Las Palmas disputa en Riazor, frente al Deportivo de La Coruña una final en la que no sólo son tres puntos, si no media salvación. Por ello, la entidad amarilla está a disputa a recurrir a los largo de la semana la tarjeta roja que el colegiado Medié Jiménez enseñó a Alejandro Gálvez en los últimos minutos del encuentro de ayer, en la que entendió, según el acta, que “zancadillear a un adversario sin intención de disputar el balón, impidiendo una manifiesta ocasión de gol”, algo con lo que no están de acuerdo en la entidad amarilla, ya que consideran que sí había disputa del balón.

A estas alturas de la historia negra en cuanto a resultados se refiere, la UD no está para permitirse ningún desliz más, teniendo en cuenta la victoria del Levante este fin de semana ante el Getafe, con los que se distancian de los amarillos a cuatro puntos. Por esta razón, Jémez, en principio no podría contar con el central, que tras su llegada en el mercado de invierno, se ha colocado como un fijo en la línea defensiva, defendiendo a capa y espada los intereses y colores amarillos. Sólo hay que ver como despedía la afición al jugador tras ser expulsado por el colegiado. Merecido "homenaje" con un profesional de los pies a la cabeza.

Esta temporada se llegó a la modificación de la norma que buscaba acabar con el triple castigo que muchas veces suponía expulsión, penalti y gol en contra en este tipo de acciones, refleja lo siguiente: “Los árbitros considerarán tarjeta amarilla los penaltis cometidos si el atacante y el defensor se encuentran disputando el balón cuando el atacante tiene una ocasión manifiesta de gol”. En ello se basa la entidad para que salga solvente el jugador amarillo ante la semana tan importante que se avecina sobre el patio del equipo, conscientes de la importancia de Alejandro Gálvez en un momento tan sumamente delicado, tocados moralmente tras la última derrota ante el submarino amarillo y la mala imagen ofrecida ante su público.