El pasado mes de enero, John Guidetti decidió dejar la disciplina celeste en busca de los minutos que no estaba teniendo en el Celta. Una decisión dura, ya que era uno de los ídolos de la grada, pero necesaria si el jugador quería disputar con su selección el Mundial de Rusia, que se juega este verano.

Es en ese momento en el que apareció el Deportivo Alavés. Uno de los denominados equipos modestos, que tras una temporada espectacular en su vuelta a Primera, estaba pasando muchos apuros. En puestos de descenso, ficharon al ‘Pitu’ Abelardo como nuevo entrenador y decidieron apuntalar la plantilla con jugadores contrastados en la máxima categoría, que les pudieran dar un plus para quedarse un año más.

Con la confianza del entrenador, Guidetti no lo dudó y decidió poner rumbo a Vitoria. Una cesión que incluía una opción de compra obligatoria para el equipo vasco en caso de que el conjunto permaneciera en Primera. Decidía así el Celta deshacerse de un jugador que, pese a las ganas y al empeño que pone sobre el césped, no tiene la calidad ni el acierto goleador de otros compañeros como Maxi Gómez. Por lo que, de conseguir el objetivo, el Celta se reembolsaría una cifra cercana a los cinco millones de euros, por un jugador que no costó nada en su día y que tiene un mercado reducido. Una operación redonda para el conjunto gallego, que además se reserva una plusvalía del 20% en una posible venta del jugador en el futuro.

En Vitoria, junto a Munir, ha conseguido los minutos que necesitaba y ha formado una dupla letal en el ataque. Munir, jugador de más movilidad, ha dejado de jugar como referencia única en punta gracias a la aparición de Guidetti, convirtiéndose en un goleador voraz, mientras el sueco le hacía el trabajo sucio. Un buen rendimiento en la delantera que ha hecho que el Alavés no haya parado de sumar puntos, hasta salvarse esta jornada, endosando cuatro goles a la UD Las Palmas.

Vista la mejora del Alavés en esta segunda vuelta, la opción de que Guidetti dejara la entidad celeste se iba convirtiendo más en una realidad, por lo que la salida del sueco es una marcha más que anunciada.