El Almería se encuentra sumergido en el periodo estival y pocos piensan ya en lo que dio de sí el curso pasado. Normal en parte, pues a nadie le gusta tener que recordar momentos de sufrimiento y siempre es más bonito mirar al futuro y esperar que lo que fue angustia se transforme en éxitos. Esta circunstancia es la misma que se ha venido dando las pasadas tres temporadas. Se esperaba que el declive de la UDA pudiera revertirse para empezar de cero y lograr el ansiado ascenso, o al menos lavar la cara a un equipo que va de mal en peor. Y es que no es normal que año tras año sea una temporada para olvidar. El conjunto indálico tiene el suficiente peso en la categoría para poder ofrecer algo más a sus aficionados.

Un conjunto que, supuestamente, iba a dar con la tecla con Ramis y que una vez más volvió a demostrar que no hay confianza en un proyecto solido y en el que más allá de jugadores y técnicos no cambia nada. Viendo esto, ¿cuál o quién será el problema? Una vez más cambiará la plantilla casi en su totalidad y se volverá a contar con el mismo técnico que nos salvó in extremis del descenso. Un círculo vicioso en el que el perjudicado es el aficionado almeriensista, que ve como temporada tras temporadas se sucede el mismo problema. Parece casi que se estén riendo en la cara del respetable, que ve cómo le repiten las mismas frases encima de tener que sufrir el discurso victimista de un presidente que no ha invertido en los últimos tres años y que lleva prometiendo otros diez una ciudad deportiva. Alfonso García se pregunta: “qué mal le he hecho al Almería” y es incapaz de entender el por qué del descontento de su hinchada. No es capaz de entender que una temporada en la que René Román ha sido el mejor jugador, premio entregado por el mismo club, no puede ser lo suficiente buena y habla muy bien de como lo ha tenido que pasar el aficionado. Poca culpa tiene el gaditano al que habría que ponerle un altar después de su espectacular actuación este año. El meta andaluz mantuvo las aspiraciones de permanencia y dio puntos clave al conjunto rojiblanco con sus paradas.

Lo que también se pregunta la parroquia almeriense es el por qué de la irregularidad de su equipo. Por qué hay encuentros en los que parece que el Almería es un verdadero equipazo, que juega buen fútbol y otros en los que parece que es la primera vez que ven un balón y se tiran dos meses sin ganar. De dónde surgen esos momentos de lucidez y por qué siempre se dan en momentos clave como en un cambio de técnico. Es normal que se pida algo siatinto viendo las circunstancias y todos lo dedos apuntan al mismo lugar.

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Sobre el autor
David Roth
Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla