España cae en octavos y poco sorprende. Después de tres partidos de fase de grupos a un bajísimo nivel frente a selecciones muy inferiores en la calidad de sus jugadores como Marruecos, Irán e incluso Portugal, España se midió a Rusia habiendo pasado como primera sin saber ni cómo. Los rusos, con sus limitaciones, habían pasado como segundos en un grupo que lideró la potente Uruguay de Suárez y Cavani.

Cherchésov, el seleccionador anfitrión, lo tenía claro; a España se le hace daño dándole el balón, dejándola ser protagonista, tapándole huecos. Y así fue. Los rusos plantaron una línea de cinco atrás, con tres centrocampistas y dos delanteros por delante pero sin hacer una excesiva presión (cada vez presionaban más atrás). 

España tuvo delante a un muro, es verdad, pero poco hizo por derribarlo teniendo las herramientas posibles. Fernando Hierro realizó tres cambios en el once inicial con respecto al encuentro frente a Marruecos: Koke por Thiago para aportar más trabajo y repartirse tareas con Sergio Busquets, Nacho por Carvajal y Asensio por Andrés Iniesta.

Este último cambio no fue bien recibido por parte de la afición de La Roja. Con la incorporación del joven jugador del Real Madrid se prevía que el técnico español intentaba abrir el campo por la banda izquierda que, aunque no es su lugar natural en el campo, el mallorquín está acostumbrado a hacerlo a las órdenes de Zinedine Zidane en el club merengue.

Este cambio no surtió el efecto esperado ya que el jugador blanco fue rotando por las tres posiciones de tres cuartos de campo pero estando más en la derecha. Además, siempre buscó asociarse en corto y así no estaba aportando nada diferente, no dio lo que se esperaba de él.

Tocando y tocando hasta casa

A España la condenó España. El juego tan previsible y tan lento de La Roja hace que para los rivales sea cada vez más fácil defender al combinado español. Con posicionarse y tapar líneas de pase en profundidad tienen bastante para apagar las luces de España. Los de la Roja se limitan a dar pases horizontales, que no llevan a nada. El balón lo tocan más Piqué y Ramos que Koke, Isco o Iniesta. 

España se ahoga a sí misma al pretender siempre hacerlo bonito. Se olvidan de que en el fútbol lo que mandan son los goles y que los goles se consiguen lanzando a puerta o, al menos, intentando penetrar en el sistema defensivo del rival, algo que en el partido frente a Rusia no ha ocurrido hasta la fase final del partido, sobre todo con la entrada de Iago Aspas.

España toca y toca sin criterio, y no será por falta de jugadores para mover el balón de forma adecuada y peligrosa. Balón del central diestro al zurdo, este al lateral de la banda izquierda y de nuevo recorrido de vuelta hasta llegar a la derecha, una y otra vez con algunas bajadas de los del medio pero sin penetrar en el área y ni siquiera en sus inmediaciones.

A España le faltan las ganas de marcar. Se les ha olvidado cómo se hace. España dio 1.114 pases, 1.006 buenos, 108 malos y 90.31% de acierto. Sin embargo, Akinfeev tuvo poco trabajo, aunque tuvo más en el final del encuentro y en la prórroga.

Las etapas empiezan y se acaban

España se queda fuera del Mundial y lo único positivo que se puede sacar de ello es que en la Federación surja la duda de si cambiar el estilo o, al menos, retocarlo. Todo lo que la Roja ha conquistado ha sido con el mismo estilo, basado en la posesión de la pelota. Tal alto era el porcentaje de posesión de los españoles que los rivales se aburrían y acababan requebrajándose por algún lado. 

Una vez abierto el hueco, varios jugadores se encargaban de penetrar por ese lado buscando el gol. Ahora el aburrimiento ha cambiado de lado. España aburre. España se aburre con el balón. No saben qué hacer. Ello es, en gran medida, por la falta de ideas para encontrar pases verticales que puedan pasar por esos huecos que al rival, tarde o temprano, le abre. 

A España le falta verticalidad, y eso es lo que debería plantearse el nuevo seleccionador, ya que todo apunta a que Fernando Hierro no seguirá al mando de la selección española. El nuevo encargado de hacer las listas y de implantar una idea debe saber que los jugadores de la selección no son los mismos, que las etapas empiezan y se acaban y a España se le ha acabado la etapa del tiki-taka.

Adiós, Andrés

España logró su primer Mundial en el año 2010. El día de la final fue el día en el que más disfrutaron los aficionados al deporte rey en España. El gran trabajo de todo el grupo lo culminó un hombre al que todos el país ama, sin importar las camisetas. Aquel 11 de julio de 2010, en Johannesburgo él anotó el gol que toda España gritó. Andrés Iniesta anotó el gol de La Roja con la fuerza de todo el país. El de Fuentealbilla provocó ese día más de una afonía.

Imagen: EFE
Imagen: EFE

Es historia viva de su club y de la selección y el partido frente a Rusia ha sido el último en el que vestirá la zamarra de la selección en el césped. Confirma así su retirada del fútbol de alto nivel tras firmar con un equipo de la liga japonesa. La era de la selección acaba como acaba la del gran Andrés Iniesta. Él entiende que su estado físico ya no es el mejor y decide dejar paso a los jóvenes que llaman a la puerta.

Se marcha del combinado nacional cayendo eliminado en su competición en los octavos de final contra a la selección anfitriona, aunque eso no es lo peor. Todo parece apuntar a que se avecinan tiempos complicados en la selección española y sin estar él en el verde se percibe más inseguridad. Solo aparecen palabras de agradecimiento y admiración cuando pensamos en Andrés Iniesta. Hasta siempre y gracias, Andrés.