Conviene recordar esta noche, tras una nueva derrota del Real Madrid, la fabulosa novela que publicó Gabriel García Márquez hace casi cuarenta años. En esta, desde un primer momento, se expone el asesinato del protagonista de la obra. “En el día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana...”. No se conocía quién había sido ni cómo se produjo el asesinato, pero sí que conforme avanzaran las páginas, se iría resolviendo la trama. Y es que desde el pitido inicial de Jaime Latre, se veía que este Madrid no iba a sacar nada positivo en Mendizorroza y, teniendo en cuenta los últimos partidos, podía preverse el resultado del mismo. Una historia que parece estar repitiéndosele en exceso al campeón de Europa esta temporada.

Lopetegui da instrucciones desde el banquillo. Foto: LaLiga.
Lopetegui da instrucciones desde el banquillo. Foto: LaLiga.

El Madrid no salió enchufado. Se nota cuando este equipo tiene ganas de comerse al rival y cuando sale apático y sin fuerzas. La derrota de Moscú, que ya dejó helados a los pupilos de Lopetegui, parece no haber sido suficiente para unos jugadores que son capaces de lo mejor y, de vez en cuando, también de lo peor. Capaces de ganar tres Champions consecutivas e incapaces de marcar un gol en cuatro partidos. En estos momentos, no hay nadie que tire del barco. La sombra de Cristiano Ronaldo está alargándose demasiado y ya empieza a pesar. Muchos lo echan en falta ahora, en este tipo de encuentros que se atrancan más de la cuenta. Pero, objetivamente, este Real Madrid tendría que ser capaz de ganar al Alavés ya sea con el portugués o sin él. Tiene suficientes estrellas como para desatascar en un partido de estas características y nadie parece ser capaz. Algo falla.

El entrenador vasco ha sumado 14 puntos en 8 partidos de Liga

Lopetegui, honradamente, se dio cuenta de que Benzema no está ni mucho menos a su mejor nivel y le sustituyó en el descanso por Mariano. Sin embargo, el ex del Lyon tampoco tuvo su día y, salvo una jugada aislada, no protagonizó ninguna ocasión más de peligro. Bale se retiró lesionado a falta de diez minutos del final por un Vinicius al que se le vio precipitado. Ceballos fue el director de orquesta en la primera mitad, pero poco a poco se fue diluyendo. Estas estrellas no forman ningún astro y eso es lo preocupante. Parece que cada una sigue su camino y no se conecta con las demás. Mucha posesión y poco fútbol.

Manu García celebra el tanto de la victoria. Foto: LaLiga
Manu García celebra el tanto de la victoria. Foto: LaLiga

Manu García, que salió en el setenta, se convirtió en el héroe del partido. Él mismo, que después atendió a los medios, se quitó protagonismo y avaló el partido de sus compañeros: "Estoy muy contento, pero también estoy orgulloso de mis compañeros. Hemos trabajado todos en conjunto en uno de los mejores partidos de la temporada. Dejar a un equipo de la calidad del Madrid sin marcar lo dice todo". Marcó de cabeza en el descuento dejando patidifusos a los que vestían de blanco, que parecían haber firmado el empate antes de tiempo sin la bendición del rival. Y esto se veía venir que iba a ser la crónica de una muerte anunciada. El Madrid no encontraba huecos en la defensa. No conseguía crear peligro sobre la portería de Pacheco ni asociarse verticalmente. Cosechaban posesiones pobres que no llevaban a ningún lugar. Y al final, en el descuento, el que marcó fue el Alavés.