Minuto 91 de partido. El reloj corriendo, el tiempo se acaba. Último córner a favor de tu equipo que pierde por 1-0. Tu club, penúltimo en la clasificación a punto de empatar frente al vigente campeón de la Champions League en su propio estadio. El momento de hacer historia. Eso tuvo que pensar Álex Alegría ese fin de semana pasado en el Bernabéu. O incluso Emiliano Velázquez. Los dos hombres que pudieron haber conseguido un tanto que le daría vida al Rayo Vallecano. Pero todo el partido no fue así.

Saltaron ambos clubes al campo, Real Madrid y Rayo Vallecano, en una tarde que se insinuaba angustiosa para los seguidores del equipo franjirrojo, los cuales vivían aún con el recuerdo de aquel famoso 10-2 de hace unas temporadas. Pero este no es aquel Madrid, o al menos no lo parece. Con la marea revuelta entre jugadores inconformistas con su nuevo rol en el equipo tras la llegada de Solari al banquillo y el público con la escopeta cargada esperando el próximo tropieza de su equipo, el Real Madrid parece que vive más pendiente de otros asuntos que de los partidos de fútbol, de los cuáles sale vivo sin saber cómo.

El encuentro se encarriló bastante rápido gracias a una gran acción de Lucas Vázquez que habilitó a Benzema para que este hiciera el que sería el único gol del partido. Tras ello, con el olor de la sangre aún fresco, intentó apretar, con un Rayo encerrado atrás, aunque sin mucho éxito. Un disparo al poste de Toni Kroos sería la única ocasión clara del Madrid en el primer tiempo, aún teniendo el partido “controlado”.

El Real Madrid ganó por 10-2 al Rayo Vallecano en la última visita de los franjirrojos al Santiago Bernabéu

Tras el descanso todo fue distinto. El Rayo comenzó a dar pasos hacia adelante y el Madrid volviéndose más pequeño. La entrada de Bebé también dió alas a un equipo, el Rayito, que sentía que no tenía nada que perder, pero si mucho que ganar. Con más verticalidad en el terreno de juego, echada en falta por las bajas de Trejo y Raúl De Tomás, el conjunto franjirrojo puso en apuros al Real Madrid durante toda la segunda mitad, con el consiguiente runrún del público ante la incapacidad del club blanco.

Sin excesivo acierto por parte de los delanteros rayistas, se llegó al tiempo añadido, con un córner a favor. Sería aquí donde el Rayo tuvo la oportunidad más clara para hacerse con el empate. Ante todo pronóstico, Álex Alegría se adelantó a Sergio Ramos y remató de manera acrobática en el centro del área, pero Courtois repelió el disparo. El rechace, por su parte, y ante la incredulidad blanca, le caería a otro futbolista del Rayo, Velázquez, que fruto de los nervios y las prisas por marcar, remató nada más le llegó el esférico, lanzándolo directamente a las manos del guardameta blanco, que se acabaría convirtiendo en el salvador de la noche. Noche angustiosa para el Rayo que, tras su gran papel en el Santiago Bernabéu se volvió a casa con la sensación de haber podido hacer historia.

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