Ver al Real Madrid eliminado de la Uefa Champions League tan pronto puede parecer inusual teniendo en cuenta que llevaba más de mil días siendo campeón de Europa y desde el 13 de mayo de 2015 sin ser eliminado de esta competición. Pero los acontecimientos cambian cuando se ven las circunstancias en las que se dan, las características que envuelven a la situación.

Cuando decimos que el conjunto blanco dejó escapar en verano al mayor goleador de su historia y no trajo a nadie que, al menos, pueda aportar una cifra notable de goles; que el dinero con el que se iba a fichar a jugadores que mejorasen la plantilla se va a gastar en hacer obras en el estadio; que el entrenador que ha conseguido tres Champions seguidas dimite y el que le sucede no llega a los tres meses, siendo relevado por otro sin experiencia en fútbol profesional;  o que, para rematar, muchos de los jugadores no están ni por asomo en su mejor nivel, se ve normal, o incluso esperada, la eliminación del equipo y la ausencia de este en las tres competiciones por las que lucha cada año, en el mes de marzo y en una semana.

Todo lo mencionado anteriormente deriva en el partido de ayer, que fue en el que el Madrid se cayó de la cuerda en la que llevaba tambaleándose más de un año. Ahora, y después de todo esto, se hace comprensible lo acontecido: eliminado en su campo, ante un Ajax con una media de edad de 24 años y recibiendo un 1-4 (partiendo con un 2-1 de la ida).

Desastre (para los blancos) sería la palabra que mejor define el encuentro, ya que estos se encontraron con su peor cara y la mejor de los holandeses. Pero el desastre no empezó en el minuto 1 de partido, comenzó cuando Santiago Solari anunció la convocatoria, en la que ni Isco ni Mariano estaban, jugador más talentoso del equipo y único delantero puro del conjunto.

Este continuó en el minuto 6, cuando Toni Kroos, otro jugador irreconocible, pierde un balón en el centro del campo que desembocó en el primero del Ajax, de la mano de Ziyech. Siguió cuando en el 17’, Tadic, mejor jugador del partido, regateó a Casemiro, que no olió una, y burló a toda la defensa blanca  con un magnífico pase al corazón del área rematado por Neres.  Antes de esto, Lucas y Vinicius salían del campo por lesión. Se juntó absolutamente todo. Entraron Asensio y Bale, que dio un palo rozando el descanso. Sin más. El Madrid no jugó a nada y el Ajax dominaba el balón. Los jóvenes holandeses daban un baños a los 'reyes de Europa'.

El desastre no acaba aquí, puesto que este atemorizaba al Bernabéu cada vez más. Llegado el 62’, Tadic, de nuevo, quita las telarañas de la portería de Courtois controlando y chutando delante de la defensa, como por casa. Antes de esto, nada de especial en la segunda parte. Ocho minutos más tarde, Asensio, de los poquitos que se salvaron ayer, regaló a los aficionados unos segundos de esperanza con un disparo raso y al palo, esperanza que se encargó de romper Schone en el 72’ con un lanzamiento de falta impecable desde el lateral. Más acierto del mediocentro que error del portero. Mientras, y con la necesidad de remontar un partido y una eliminatoria, Ceballos y Valverde calentando… Y Ramos, que había forzado la amarilla en Ámsterdam para llegar limpio a los cuartos, grabando su documental en la grada de estadio merengue. Y tan limpio que va a llegar. El partido se desinhibía con un Ajax divirtiéndose en el feudo blanco, aficionados holandeses cantando “olés”, otra oportunidad de estos para hacer el quinto, un resbalón de Benzema en el área en un pase de la muerte de Modric (que también se salvó ayer) y una roja a Nacho Fernández. La guinda.

Pocos aprobaron en el incendio de ayer: Modric, Asensio y poco más. Una defensa dormida (se espera que el documental de Sergio sea bueno); centro del campo inexistente, con Kroos totalmente negado,  Casemiro en zona de nadie y Luka que corría por tres; y un ataque desordenado, sin sentido e inefectivo. Asensio lo intentó, Bale estuvo desaparecido (otra vez) y Benzema, que solo tuvo una ocasión, hizo mirar de vez en cuando para ver si estaba jugando. De los lesionados, poco que añadir, no tuvieron mucho tiempo para demostrar algo. Y por último Solari, encabezonado en dejar a jugadores necesarios fuera de la lista. Desastre.

La temporada termina para el campeón, que ve como las tres competiciones por las que pelea, se van. El club deberá recapacitar y los jugadores pensar que se encuentran en el mejor de la historia y que aquí esto no se permite. Estos han logrado lo que nadie ha podido. A partir del próximo mayo, el trono de Europa será ocupado por otro club y el de Chamartín peleará para volver a estar en él. Porque si algo tiene el equipo que tantas alegrías ha dado, es eso, que nunca se rinde. Hoy cumple 117 años de historia y termina un ciclo redondo. El mayor de los reyes ha caído de las peores maneras, pero ya está pensando en levantarse. A por ellos.