El Real Valladolid ha logrado la permanencia. Lo que para muchos era un milagro a comienzos de temporada, los muchachos de Sergio González se han encargado de convertirlo en realidad. Sin embargo, el margen de descanso es muy corto, y la directiva debe empezar a sentar las bases de un proyecto más ambicioso, basado en competir regularmente en Primera División. Por ello, es necesario recalcar qué necesita un equipo con una plantilla relativamente corta.

Todo equipo comienza a construirse desde atrás. La portería ha sido un valor principal durante todo el curso, y buena culpa de ello tiene el meta titular, Jordi Masip. Sin embargo, recientemente, Sergio decidió depositar su confianza en el segundo portero, Yoel, ante el bajón de forma experimentado por el cancerbero catalán. Sin embargo, el propio Yoel se encuentra actualmente cedido por la SD Éibar, por lo que regresará a la disciplina armera al abrirse el mercado. Es por ello por lo que el Real Valladolid necesita un suplente de garantías, que compita seriamente con Masip y, por qué no, aspire a arrebatarle el puesto.

Una de las claves de la permanencia pucelana ha sido la defensa. La zaga blanquivioleta ha sido puntera en el ámbito nacional durante buena parte de la temporada. Sólidos desde atrás, la labor de los centrales titulares, Fernando Calero y Kiko Olivas, ha sido encomiable. Sumado a ellos, Joaquín se ha destapado como un sustituto de garantías, capaz también de jugar en el doble pivote. Pese a ello, la salida de Calero a un club de mayor peso parece posible, y el fondo de armario es escaso. Como solución, el club podría optar por ofrecer a Salisu una ficha con el primer equipo, apuntalando así una defensa joven y de futuro.

El centro del campo del Real Valladolid es una de las zonas que se han visto más damnificadas. La poca amplitud de vestuario y varias lesiones han obligado a Sergio a realizar 'inventos' en más de una ocasión. Rubén Alcaraz se perfila como líder de la medular, y Anuar podría resultar un buen acompañamiento. Sin embargo, el recientemente anunciado retiro de Borja, la irregularidad de Míchel y el eterno problema con las lesiones de Luismi obligan a llevar a cabo una revolución casi total en esa parte del campo. Para evitar problemas de cansancio, serían necesarias entre dos y tres llegadas notables para ejercer un control de la posesión que, hasta el momento, el equipo no ha logrado.

En el tercio de ataque, el recurso más constantemente utilizado ha sido la incorporación por banda y el centro al área. Por ello, y en aras de tratar de mantener, con algún que otro matiz, ese juego de desborde, el Valladolid también debe centrar su atención en reforzar ese perfil diestro, que quedará huérfano con la vuelta de Daniele Verde a Italia, y con la incógnita de si Óscar Plano jugará como segundo punta o, precisamente, como interior derecho. Además, el estado físico de Pablo Hervías, propiedad del club al lograr la permanencia, puede ser un hándicap considerable. En el otro costado, la irrupción de Waldo y los galones de Toni Villa aseguran la banda izquierda.

Finalmente, y no por ello menos importante, toca hablar de la delantera. Si algo ha sido cuestionado este curso, ha sido la escasa eficiencia de los hombres de ataque. En un primer momento, ni Duje Cop ni Enes Ünal convencieron como delanteros de referencia. No obstante, la llegada de Sergi Guardiola ayudó a liberar al turco, que desempeñó un gran papel como segundo delantero.

Para desgracia del Valladolid, Ünal regresará al Villarreal, así como Cop volverá a Lieja. Ese éxodo de delanteros deja al Real Valladolid con solo dos puntas, el ya citado Guardiola más Stiven Plaza, futbolista casi desconocido para la afición, que llegó a la capital castellana lastrado físicamente.