Mala imagen y el peor partido de la temporada. El Real Valladolid pierde 3-0 en Mendizorroza contra un Alavés que sin comerlo ni beberlo consigue tres puntos vitales para alejarse del descenso. Los chicos de Garitano están consiguiendo que su feudo sea un fortín y lo demuestran con la intensidad que empieza cada encuentro en Vitoria. Muy diferente cuando se encuentran lejos de casa, donde parece ser que hace más frío.

El partido empezaba como se esperaba: un pucela metido atrás y un Alavés directo a por la victoria. Cada vez que pasaban los minutos, estaba más cerca el gol local. En el minuto 19, el larguero repelió un cabezazo de Laguardia. El Alavés avisaba de lo que poco después iba a ocurrir. Era el que proponía algo diferente y seguía generando ocasiones. El fútbol fue justo y 10 minutos después, los blanquiazules se encontraban con el premio de adelantarse en el marcador. Joselu fue el que abrió la lata con un disparo raso ajustado.

Tras el gol, los pucelanos seguían sin reaccionar. La percepción al verles era que los jugadores habían ido a Vitoria a pasar la mañana. El Alavés no dudo en ningún momento en aprovecharlo y seguía buscando el segundo para finiquitar el partido. Los blanquivioletas intentaban contraponerse pero errores infantiles le costaban el segundo. Una falta botada al área en uno de esos balones fáciles para el portero, éste duda en todo momento de salir a por el cuero y cuando le coge se pone nervioso, se le escapa, y allí estaba Tomás Pina para empujar el balón al fondo de la red y dar más ventaja a los suyos.

Al descanso, 2-0 en el marcador y pudieron ser más. Una de las primeras partes más malas que se recuerda del Valladolid en la era Sergio. La segunda mitad llevaba a que el equipo tenía que tomar decisiones más decisivas si quería que el partido se equilibrara. Es verdad que los pucelanos salieron con las ganas de remontar un encuentro perdido al descanso.

Sin embargo, no era el día. Los de Sergio González no encontraron ese gol que les pudiera meter en el partido. La ocasión más clara de los visitantes se produjo en el minuto 50. Un pase filtrado de Plano hacia Sandro que en carrera encaraba a Pacheco, se iba de él, pero escorado quiso tirar a puerta en vez de buscar a un compañero libre para que rematara y pusiera el 2-1. Pacheco le vio las intenciones y repelió el balón a saque de banda.

Pasaban los minutos y el Valladolid no generaba suficiente peligro como para meterse en el partido y poner contra las cuerdas a los locales. Estaba más cerca el 3-0 sin intención ninguna de los blanquiazules que el 2-1 de un Valladolid estático y fallón en los pases. Una jugada en el área vallisoletana donde un balón en solitario que se disponía Alcaraz a despejar, se adelanta Lucas Pérez y se lleva la patada del mediocentro que conllevaba al Alavés a los 11 metros.

Lucas, que esta semana, estaba convencido de que los suyos no iban a desaprovechar la oportunidad de poder alejarse del descenso, transformaba el penalti y ponía el definitivo 3-0. La realidad es que los blanquiazules sin hacer gran cosa, sólo con intensidad y sin cometer fallos que podrían generar ocasiones al rival, se llevaba el partido.

El Real Valladolid se irá al parón con 17 puntos, una cifra aceptable para lo que llevamos de competición. Esta semana de descanso y sin liga, le hará falta para que vea que la relajación no le lleva a ningún lado. La primera división es muy larga, y nada está decidido. El próximo partido será en casa contra el Sevilla, uno de los rivales más difíciles de ganar. Buena prueba para dar la vuelta a la mala imagen que ha dado el equipo esta mañana en Mendizorroza.