Nadie reconoce a este Liverpool. Está claro que en la noche del martes llegaba a la capital española la sombra de lo que un día fue aquel coloso comandado que tenía atemorizada a toda Europa. Aquel Liverpool, uno de los equipos en mejor estado de forma (por no decir el mejor) de aquellos años 2019 y 2020, jamás se habría imaginado siendo derrotado en un futuro próximo con el deshonor con el que fue abatido en Valdebebas, porque aquella plantilla, que en su mayor parte coincide con la que se ha visto frente al Real Madrid, había asentado en Anfield aquellos valores de los que siempre supo presumir. 

En la noche de Champions, el Liverpool de Klopp caminaba solo y sin ninguna dirección a la que apuntar, hasta topar con la mejor versión de las tropas lideradas por Zinedine Zidane. Con un golpe de realidad, al equipo de Anfield se le desvió aún más de su camino.  No necesitaba toparse con un Madrid superlativo para tropezar, pues este equipo viene yendo por el camino equivocado desde hace jornadas, en las que se deshizo de una competición en la que no hace mucho tiempo se había proclamado campeón de liga treinta años después. La “todopoderosa” Premier League está viendo desvanecerse al Liverpool a su propia voluntad, para dar paso al Manchester City de Guardiola en su inaudita hegemonía. Pero eso es tema aparte, porque lo que hoy se discute es que en este histórico equipo inglés, ya no se olfatea el éxito en ninguna competición, ni nacional, ni internacional, por lo menos para esta temporada. Y para colmo, un Real Madrid de susto acaba de estamparle la cara contra el suelo.

No podemos olvidar el contexto. Este Liverpool ha tenido que enfrentarse al enorme lastre de lesiones que ha sufrido, sobre todo, la defensa ‘red’. Con las bajas de hombres de suma importancia, como Joe Gomez o Van Dijk, el cuadro de Jürgen Klopp se vio en la tesitura de buscar soluciones inmediatas. Desde reconvertir a Fabinho a central hasta recurrir a nuevas soluciones jóvenes, como Rhys Williams o Phillips, pasando por la forzosa incorporación de Ozan Kabak en calidad de cedido, han sido algunas de las decisiones a las que ha hecho frente el técnico germano en la presente temporada, para paliar los efectos adversos de una plantilla trabada. 

No obstante, en partidos como el visto frente al Real Madrid, se pone de manifiesto que este equipo no está a la altura de las circunstancias. Siempre pudo dar más. Lo ha venido mostrando en Premier League, donde ya protagonizaba un ridículo histórico  a principios de temporada frente a Aston Villa (derrota por 7-2) y continuaba ofreciendo un rendimiento irregular. Ahora, ha consolidado su declive con el Real Madrid en Liga de Campeones. Es tal la oportunidad que este Liverpool sin ambición le ha brindado al Real Madrid, que en un mismo partido, jugadores discutidos en la plantilla de Zidane se dejan querer por su afición. El afianzamiento de Asensio como goleador por cuarto partido consecutivo y el reencuentro de Vinícius con el gol son la prueba definitiva de que al Real Madrid no le hizo falta mostrar su supremacía para doblegar a un equipo sin alma. Jurgen Klopp tiene deberes por hacer. Mientras tanto, el Real Madrid descansa con su competición favorita bien encarrilada.