Si le podía faltar algo al Manresa en su temporada podía ser ganar en el Wizink Center, visitar la casa del Real Madrid e imponerse a uno de los dos mejores equipos de la competición. Se jugaban mucho los de Pablo Laso, que no pueden perder la estela de un Barça que ya le ha adelantado en la competición, y mucho menos caer contra el siguiente en la clasificación, el Baxi Manresa.

Y eso que no comenzó nada mal el encuentro el conjunto blanco, con un buen movimiento de balón y mucha movilidad. Laso se enfadaba con Tavares, a quien sustituía a los tres minutos, pero el resto de las piezas sí que funcionaban, con un Poirier que encadenó un par de 2+1 prácticamente seguidos para poner en pie a los aficionados.

No terminaban de dominar, eso sí, el rebote ofensivo, donde el Manresa se hacía grande y conseguía nuevas oportunidades. Ya en el segundo cuarto se dedicaron los catalanes a correr y a castigar a un Real Madrid que veía como se le acercaban fácilmente, hasta que apareció Rudy Fernández para tratar de sostener a los suyos de nuevo, como ya hiciera ante el Lyon. Así llegaron al descanso con un marcador de 41-34, sin grandes sensaciones pero tirando de mucho oficio.

Tenían que mejorar varios aspectos los de Pablo Laso, que se dejaban ganar la batalla del rebote (17-24), y que llegaban a la conclusión de la primer mitad con nueve tiros menos de campo que su rival, claro síntoma de que algo no estaban haciendo bien del todo, ni en ataque ni en defensa. No solo no mejoró el Madrid esos puntos flojos, sino que pareció acentuarlos ante un Manresa que nunca dejó de creer, que se hizo fuerte y que añadió un punto de intensidad a la segunda mitad que los locales no pudieron seguir.

Sin respuesta posible

Consciente de las debilidades del Madrid, Pedro Martínez intentó hacer daño por ahí, presionando para la pérdida de William-Goss o apretando continuamente en defensa, lo que primero les llevó a reducir la distancia y a acercarse (46-45), pero que concluyó con el “sorpasso”, poniéndose por delante y amasando una ventaja que ya no soltarían en ningún momento.

Hizo lo que quiso Chima Moneke con el Real Madrid, dominando en todos los apartados del campo y añadiendo a su equipo esa intensidad a la que nadie pudo hacer frente. Terminó con un doble-doble de 14 puntos y 10 rebotes, para 23 de valoración y un +16 con él en cancha. De anotar ya se encargaba Maye, que con dos triples seguidos puso patas arriba el encuentro, ayudando a su equipo a conseguir ese 55-62 que parecía letal.

Podía hacer muchas cosas el Real Madrid para ponerse por delante de nuevo, pero pareció olvidarse de todas, tanto en defensa como en ataque. Triple de Steinbergs y marcador de 59-67 en contra, ocho puntos que parecían insalvables para un equipo que solo se paseaba por su pabellón, siendo arrollado por un huracán que no quería irse con otra cosa que no fuera la victoria.

Colapso total en ataque, son ninguna claridad, con tiros forzados, poca combinación ofensivas y un sinfín de pérdidas. Hasta a 19 balones perdidos llegó el equipo blanco, una clara muestra de la impasibilidad en ataque y del rendimiento colectivo. A todo esto se le sumaba un Sergio Llul que no tuvo su día, y lo que es peor, no supo cómo ayudar a los suyos en ningún momento y se dedicó a probar a la heroica, con triples que no entraban y que le llevaron hasta un 0/11, amasando muchos lanzamientos que no sirvieron para castigar la zona con la que el Manresa pretendía defenderse.

Intentaron levantar la moral Deck y Yabusele, con el Wizink entregado y apretando, pero nadie consiguió bajar la moral de un Manresa que lo hizo todo bien, defendió a las mil maravillas y corrió mucho mejor, cuánto más una vez que Tavares se sentaba en el banquillo por la quinta falta, habiendo sido la pesadilla en defensa con sus tres tapones, pero sin conseguir tampoco imponerse en esa lucha por el rebote.

Nuevo traspiés del Real Madrid, que no termina de encontrar las sensaciones, y victoria de muchísimo mérito del Manresa, que se coloca con 16 victorias y certifica la temporada que está haciendo, ganando muy merecidamente en el Wizink Center y demostrando que son capaces de ganar a cualquiera que se le ponga por delante.