El Real Madrid ha logrado clasificarse para la UEFA Women’s Champions League de la próxima campaña tras una victoria por la mínima ante el Villareal, precisamente el conjunto groguet fue la primera víctima del Real Madrid de Alberto Toril.

Del descenso a la Champions

La clasificación del Real Madrid para la próxima Champions puede parecer el objetivo mínimo de una entidad como la madridista, sin embargo, cabe contextualizar cómo ha trascurrido la temporada 21-22 para las merengues.

El club blanco comenzó la presente campaña con las pretensiones de volver a realizar un gran papel en Primera Iberdrola, como ya hicieron el pasado año, e intentar dar la sorpresa tanto en Champions como en la Copa de la Reina. Las derrotas, la pésima forma física y la decaída anímica de las futbolistas dirigidas por David Aznar echaron abajo esas esperanzas iniciales e hicieron tomar consciencia de la complejidad que supondría sacar adelante esta temporada. El equipo parecía falto de fútbol, de ganas, de ritmo de competición, pero, sobre todo y lo más preocupante, falto de soluciones. Las mismas jugadoras que habían colocado al Real Madrid en la segunda posición de Primera Iberdrola el año anterior eran incapaces de competir con la mayoría de equipos de la liga.

Un comienzo realmente difícil

Esta preocupante situación del conjunto madridista se prolongó hasta el relevo en el banquillo merengue. En diciembre, la situación había llegado al culmen de la insostenibilidad y el presidente decidió cesar de su cargo a David Aznar, a quien sustituyó Alberto Toril. La llegada del técnico cordobés dio una bocanada de aire fresco al equipo. Tanto fue así que, en su primer partido como entrenador madridista, logró una holgada victoria por 0-2 ante el Villarreal.

Cabe destacar que su segundo enfrentamiento liguero no era ni más ni menos que con el FC Barcelona. Las blaugranas contaban sus partidos por goleadas; habían conseguido doblegar y mostrarse infinitamente superiores con todos los equipos que se habían enfrentado. Asimismo, cuando las futbolistas culés llegaron al Alfredo Di Stéfano no lo tuvieron tan fácil como de costumbre. Es cierto que el marcador, 1-3, puede reflejar una gran superioridad en el partido, pero observando y analizando lo ocurrido sobre el verde, el Barça se encontró con dos goles tempraneros cuando ninguno de los equipos se había asentado en el encuentro y, a partir de ahí, el Real Madrid logró imponer su fútbol y su planteamiento de juego. El gran partido que llevaron a cabo las madridistas no sirvió de mucho, dado que perdieron los tres puntos, pero aquel choque supuso un punto de inflexión en la temporada del conjunto blanco. Ese día las jugadoras merengues tomaron consciencia de que, si habían conseguido competir e, incluso, dominar por momentos al FC Barcelona, podrían vencer a cualquier equipo de Primera Iberdrola.

Foto: Getty images
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El crecimiento imparable del Real Madrid

A partir de ahí, el Real Madrid fue creciendo y encadenó una dinámica increíblemente positiva que le hizo ir sumando de 3 en 3. Los meses fueron pasando y, por inverosímil que pareciera, el mismo equipo que comenzó la temporada coqueteando con los puestos de descenso estaba a punto de lograr un billete para la Champions de la próxima campaña. La gesta parecía realmente compleja. El club blanco debía ganarlo todo, apenas podía permitirse tropiezos si querían lograr una hazaña totalmente histórica. Y así fue. El gen, el ADN, o como quieran llamarlo, de esta entidad volvió quedar patente en la mañana del domingo cuando las futbolistas dirigidas por Toril han logrado una clasificación que será recordada para siempre en la historia de este equipo.

Pero la grandeza de este equipo no solo se refleja en la competición doméstica. En Champions lograron competir y poner contra las cuerdas a un FC Barcelona que tuvo que emplearse a fondo para derrotar a las merengues. Mientras que, en la Copa de la Reina, el cuadro de Toril continúa su sueño, habiéndose clasificado para las semifinales. El torneo en el cual volverá a enfrentar, por enésima vez en la presente campaña, al Barça. Este clásico será el último de la temporada y ofrecerá un puesto en la gran final del 29 de mayo, de la que saldrá el campeón de Copa. El reto vuelve a resultar bastante complejo, pero este equipo, con Toril al mando, ya ha demostrado que no tiene límites y que puede lograr todo lo que se proponga