El vigente campeón de LaLiga afrontaba la segunda jornada de competición con la baja sensible de Casemiro. En frente tenía un rival ni mucho menos sencillo y un estadio que siempre pone las cosas muy difíciles. El Celta llegaba al encuentro con la intención de sumar por primera vez de tres en la competición liguera y dar la sorpresa ante el principal favorito a revalidar el título.

Así plantearon el choque ambos técnicos

Comenzando por el conjunto local, Coudet alineó a Marchesin en portería; Hugo Mallo, Aidoo, Unai Núñez y Javi Galán en la línea defensiva; Tapia como pivote; en la sala de máquinas Fran Beltrán junto a Óscar Rodríguez; y el tridente ofensivo lo formaron Cervi, Iago Aspas y Paciencia. La principal variante que utilizó “el chacho” con este sistema fue la caída de Cervi junto con los dos interiores, formando una línea de tres en la medular, y dejando como doble punta de ataque el nuevo fichaje del Celta y al capitán vigués. Lo que pretendía el técnico argentino con esta variación táctica era reforzar el centro del campo teniendo en cuenta el potencial del Real Madrid en la sala de máquinas.

En el lado opuesto, Carlo Ancelotti volvió a introducir cambios en el once y salió con Courtois bajo palos; Carvajal en el lateral diestro, Militao y Alaba como pareja de centrales, y Mendy en el lateral izquierdo; en la medular, Camavinga, Modric y Valverde tomaron el mando de la sala de máquinas, mientras que Tchouaméni tuvo la difícil función de suplir a Casemiro; y, en la faceta ofensiva, la mejor dupla de Europa, Vini Jr y Benzema. Carletto decidió retornar a su defensa titular del pasado año y dar descanso a Kroos como ya hizo con Modric en la primera jornada de LaLiga.

Cómo transcurrió el encuentro

Los primeros minutos de juego sirvieron a los dos equipos para tantear al rival, observar su planteamiento y, a partir de ahí, cada uno intentó imponer su sistema. El arreón inicial del Celta, que jugaba en casa, fue sostenido sin mayor apuro por un Real Madrid que en apenas 14 minutos ya se situaba por delante en el luminoso. Una mano clamorosa de Tapia que detuvo un disparo de Alaba supuso el primer penalti de los tres que, a continuación, se pitarían en el partido. Benzema volvió a asumir la pena máxima y sin titubear ni un instante batió al guardameta local para abrir la lata del partido.

Sin embargo, pocos minutos después, en el 23 aproximadamente, Militao disputó un balón aéreo dejando los brazos en alto y el esférico rematado por el jugador celtista impactó en el brazo del zaguero brasileño. Segundo penalti de la noche y, esta vez iba a ser Iago Aspas, quién si no, el encargado de intentar poner las tablas en el marcador. Y así fue, a pesar de que Thibaut adivinó las intenciones del ariete español, Aspas logró anotar el 1-1.

Asimismo, cuando el encuentro parecía más atascado para los hombres de Ancelotti, el mago sacó la varita para regalarle el mundo del fútbol otra obra de arte. Luka Modric, don Luka Modric, sacó un latigazo desde la frontal del área y la puso en la misma escuadra para hacer ver que los años no pasan por él y que aún le queda mucho fútbol en las botas. A partir del segundo gol blanco, el partido se convirtió en un auténtico espectáculo de los futbolistas merengues. El Real Madrid dio, en la noche de ayer, una exhibición de fútbol ofensivo, combinativo y de como contragolpear. Prueba de ello fue el tercer tanto madridista. Una contra vertiginosa comandada por Modric que volvió a utilizar ese exterior que encandila a todos los amantes del fútbol y asistió en carrera a Vini Jr para que el brasileño dejara patente que, actualmente, está siendo el mejor futbolista del mundo. Se acuerdan de aquel chico del que decían que no sabía definir, que no sabía controlar, que se le hacía de noche cuando se aproximaba a la meta contraria…, pues aquel chico con un solo toque se orientó el esférico en velocidad para dejar en evidencia al defensor del Celta que tan solo pudo observar como aquella estrella blanca se esfumaba en cuestión de segundos; y cuando se encontró con el portero, se puso tan sumamente nervioso que decidió fintarle, dejarle en el suelo y definir a placer en lo que sin duda fue un auténtico golazo.

<strong><a  data-cke-saved-href='https://www.vavel.com/es/futbol/2022/08/15/real-madrid/1119954-una-victoria-de-record-para-el-vigente-campeon.html' href='https://www.vavel.com/es/futbol/2022/08/15/real-madrid/1119954-una-victoria-de-record-para-el-vigente-campeon.html'>Vini Jr</a></strong> sonriendo I Imagen: Getty Images
Vini Jr sonriendo I Imagen: Getty Images

El gol de Vini sentenció el choque, pero no cerró el marcador. El recital madridista continuó dando sus frutos y, esta vez fue Valverde el encargado de recogerlos. Otro contraataque de libro, esta vez dirigido por Tchouaméni, concluyó con la asistencia de Vini y el tanto del uruguayo. Finalmente, cabe destacar que también dio tiempo a que se señalara un tercer penalti, pero esta vez Hazard, a quien Benzema cedió la responsabilidad, erró el lanzamiento y Marchesin detuvo el disparo.

Mención especial para Tchouaméni

La noche para Tchouaméni no pintaba ni mucho menos sencilla. Desde la salida de Casemiro, todos los medios apuntaron al joven francés para asumir responsabilidades y reemplazar al brasileño; incluso algunos sectores del club acusaron al chaval de ser culpable o haber propiciado la salida del ídolo blanco… Así pues, Aurélien llegó a Balaídos con la certeza de que sería capaz de disipar todas las dudas generadas en torno a su valía profesional. Y así fue, todos aquellos que se rieron, criticaron o sentenciaron a un niño de 19 años porque en su primer partido de LaLiga no diese el nivel esperado tuvieron que tragarse sus palabras y disfrutar del recital futbolístico que dio el francés.

Aurélien Tchouaméni I Imagen: Getty Images
Aurélien Tchouaméni I Imagen: Getty Images

Tchouaméni, en la noche de ayer, estuvo en todo. Se hundió entre centrales para iniciar la salida de balón; repartió juego; realizó numerosos cambios de orientación; recuperó infinidad de balones; se mostró intratable al corte y en los duelos aéreos; y, sobre todo, fue capaz de comandar la última contra del partido que supuso el 1-4 definitivo.