Tarde de contrastes en El Sardinero. El conjunto local llegaba en una dinámica excelente mientras que los bercianos llevaban sin ganar 5 jornadas. Pese a ello, el partido fue todo lo parejo que marca la clasificación -mismos puntos, mismas victorias-. Alternativas constantes y un ritmo veloz que se tradujeron en numerosas ocasiones. Partido muy competido.

Mismos protagonistas sobre el césped

Romo repitió el once que empató en Huesca la anterior jornada. Las numerosas bajas condicionaron de nuevo la alineación, encontrando en Peque el único delantero sano de la primera plantilla. Dani Fernández repitió como único lateral derecho tras la recaída de Mantilla. El resto, los ya habituales para el míster. 

El partido comenzó con un Racing eléctrico que trataba de hacerse con el control del encuentro con posesiones largas y una presión alta tras pérdida que les permitía recuperar el dominio rápidamente. En una combinación por banda izquierda entre Pombo y Satrústegui, el lateral navarro ganaba la espalda de Paris Adot consiguiendo batir al guardameta Amir en un disparo algo trastabillado. Sin embargo, el gol no subía al marcador por un ajustado fuera de juego.

Poco a poco, la Ponferradina se fue soltando y, comandados por un omnipresente Kelechi Mwakali, llegaban a posiciones ventajosas con pases muy verticales entre líneas al espacio entre los centrales y el centro del campo. Cuando mejor estaban los visitantes -aunque sin ocasiones claras- una buena jugada de Peque en el borde del área servía para centrar con la tensión suficiente para complicar el despeje a la defensa que, en apuros, estrellaba el balón en el cuerpo de Íñigo Vicente colándose así en la portería de Amir. 1-0 (min. 18) y el gol -lo más difícil- había llegado.

A partir de ahí, el Racing replegó líneas buscando hacerse fuertes atrás y hacer daño a la contra con un Íñigo recuperador y un Pombo eléctrico que superaban líneas con facilidad. Eneko Satrústegui salvó un gol olímpico bajo los palos que ya había superado a Parera y Mboula no acertó a combinar con Peque en el área tras un pase magistral de Pombo. De esta forma se llegaba al descanso con ambos equipos sintiéndose seguros de sus fortalezas.

Íñigo estuvo de nuevo imperial en el centro del campo. Robó, condujo, rompió lineas e hizo coberturas de forma impecable. Imagen: RRC
Íñigo estuvo de nuevo imperial en el centro del campo. Robó, condujo, rompió lineas e hizo coberturas de forma impecable. Imagen: RRC

Tras la contemporización provocada por el gol, el Racing arrancó la segunda parte dominador y consciente de que el 1-0 era una renta insuficiente para dejar pasar los minutos. Varias buenas acciones por banda de Íñigo Vicente y Jordi Mboula decantaron la balanza hasta que, en una jugada de mucha calidad y empuje del extremo catalán, Mboula era derribado en el borde del área forzando un penalty. Ocasión inmejorable.

Salió cruz

Sin embargo, entre la revisión del VAR y las pequeñas discusiones por elegir el lanzador, Íñigo Vicente se enfrentó a Amir con menos convicción de la necesaria y mandó la pelota directamente fuera. Jarro de agua fría para la parroquia racinguista que veía como se escapaba una gran oportunidad para abrir brecha y asestar un golpe sobre la mesa.

El conjunto cántabro acusó el golpe del penalty fallado y la Ponferradina fue capaz de hacerse de nuevo con el control del partido. Sin ocasiones muy evidentes, el encuentro se volcó hacia la portería de Miquel Parera, que achicaba agua como podía. En un rebote en la frontal, el balón llegaba a Derik que perdía la partida en el mano a mano con Miquel Parera, que sacaba una manopla espectacular. El rebote favoreció sin embargo a Naranjo que a la media vuelta conseguía perforar las redes locales ante un Miquel que recuperaba la posición (1-1 min. 64).

De perder dos puntos a salvar uno

El posible 2-0 ya era historia y un nuevo escenario se abría con el empate de la Ponferradina. Los locales cedieron el control del juego tras el cambio previo de Juergen por lesión -se notó mucho su ausencia- y la entrada de Arturo por Peque impidió a los verdiblancos de contar con una referencia ofensiva. En este contexto, la Ponferradina fue capaz de apretar y tuvo el 1-2 en otro mano a mano que Espiau mandó al travesaño. 

Pocas alternativas ofensivas locales, con la única novedad de Camus -que se incorporó en el min. 75- y un Pombo ya fatigado. La falta de empuje por parte de la Gradona se hizo notar y los pupilos de Romo dieron por bueno el punto. Quién sabe qué hubiera podido pasar con ese punto extra de intensidad que ofrece la grada. Ojalá se resuelva rápido la situación y se facilite su labor de animación y aliento. Ellos ponen el color. El ambiente. La belleza del fútbol. No se lo impidamos.