Muchas han sido las temporadas donde el Real Murcia se ha mantenido bajo las sombras del fútbol profesional teniendo que luchar en lugares lúgubres y poco comunes para un club de esa categoría, pero los caprichos del destino y la aleatoriedad del fútbol han hecho del Real Murcia un club permanente de la tercera categoría del fútbol español.
Con la situación más tensa que nunca, los aficionados del club granota pedían con ansias un cambio que les diera la confianza necesaria para volver a creer, pero sobre todo buscaban a alguien que les devolviera la ilusión. Esa ilusión que todo murcianista mantuvo en su corazón hasta el día del descenso administrativo.
Todo esto cambio con la llegada del que para muchos ya es un héroe. Un hombre con el carácter suficiente para ponerse a la cabeza de un club como el Real Murcia. Él es Felipe Moreno, un presidente muy conocido en el panorama futbolístico español con el que varios clubes de la península han conseguido logros inimaginables. Los casos más actuales son la vuelta a primera división del CD Leganés y la inigualable hazaña que consiguió con el Mallorca logrando ascender al club dos categorías.
Desde arriba todo funciona
En el mundo del fútbol existen varios factores para que un club funcione correctamente de pies a cabeza y el Real Murcia se ha reconstruido de manera envidiable. Un momento clave fue el fichaje del director deportivo Javier Recio. Un hombre con una visión deportiva muy por encima de lo común.
La llegada de algunos futbolistas como Ángel Montoro, Rodri Ríos o Iker Guarrotxena se deben a las altas capacidades que demuestra día tras día el nuevo dirigente del proyecto deportivo. Además de esto, la propaganda de esperanza e ilusión que desprende la entidad está contagiando a todo aquel que un día creyó en este equipo.
A partir de una estructura sólida en las oficinas, el Real Murcia está logrando convertirse en uno de los clubes más temidos de toda la Primera Federación. Posicionándose así por encima de entidades como Málaga, Castellón o incluso Córdoba.
Pese a los malos años que arrastra la camiseta grana, la afición decide amarrarse al último aliento de esperanza que esta dirección consigue repartir. Es por esto que el número de abonados ya supera los 11.000. Cifras muy por encima de los números alcanzados la temporada pasada a estas alturas de verano.