La final por el ascenso comenzó de buena mañana. Desde las nueve y media se respiraba ambiente de partido grande en los aledaños del Ciutat del València. Algunos madrugaron para poner guapo el estadio donde horas más tarde el Levante UD se jugaba el retorno a la máxima categoría del fútbol español. Un poco más tarde, los jugadores saltaron al verde para completar una breve sesión de activación –de no más de una hora. Desde temprano se notaba que la comunión entre afición y equipo iba a ser incuestionable.

La fiesta continuó con la despedida del equipo, que puso rumbo al hotel de concentración sobre la media mañana y una posterior paella pre-partido. La afición, más enchufada que nunca había puesto el listón muy alto y solo faltaba lo más importante: un resultado favorable tras los noventa minutos contra el Real Oviedo.

Una victoria; un ascenso. El recibimiento fue sencillamente brutal. Los rostros de los granota reflejan la seriedad con la que afrontaban la cita. Enfrente, todo un señor equipo; peleón como él solo, al que no le habían ido demasiado bien las cosas lejos del Tartiere. El Real Oviedo no había aterrizado en Valencia para presenciar una fiesta sin oponer resistencia. Una derrota podía privarles del sueño de los Play-Off.

Emocionante primera parte

Digna de un partido que podía significar un ascenso. El Real Oviedo saltó al verde reservón; sin prisa. Suyo fue el control del tempo los primeros suspiros, pero los hombres de Muñiz no tardaron en espabilar. Liderados por el Morales de antaño, aquel extremo enfilado que dejaba a cuantos fuera necesario en el camino con tal de progresar, el peligro no tardó en llegar. Los granotas pudieron abrir la lata hasta en tres claras ocasiones. Primero, con una doble oportunidad tras un disparo desde el punto de penalti de Natxo Insa y su consiguiente rechace que Jason desaprovechó. Más tarde, con una gran internada de Morales que tras dejar sentados a dos defensas asistió al capitán Pedro López que también se encontró con la respuesta de Juan Carlos. Y, por último, con un cabezazo del pichichi que marchó ligeramente desviado. Así se llegó a la primera media hora del choque.

El Levante UD era mejor: controlaba la pelota y había tenido en sus jugadores las ocasiones de gol. El Real Oviedo esperó atrás. Los pupilos de Fernando Hierro generaron inquietud con cada balón largo en busca de Toché, pero la zaga granota estaba atenta. Pero no todo iba a resultar un paseo. El Real Oviedo tuvo una muy clara en un mano a mano de José Fernández tras una magnífica asistencia de Toché. Raúl, como de costumbre últimamente, respondió con efectividad.

El partido no tuvo tregua. Acto seguido, al filo del minuto cuarenta, Roger dispuso de un mano a mano, -la ocasión más clara del partido-, que tampoco fue suficiente, pues el de Torrent no acertó lanzando al centro y encontrando al meta rival. Y así se consumó la primera mitad. Con la imagen de un líder con ganas de certificar el ascenso, con las ocasiones para adelantarse, pero que no había sabido convertir. Los asturianos esperaban su oportunidad.

Cuarenta y cinco minutos dignos de ascenso

Salió de nuevo mejor el Levante. Pero como en la primera mitad, le costó arrancar. El Ciutat pidió penalti por un agarrón a Chema en una de sus incorporaciones. El peligro era inminente y quien avisa no es traidor. Persistencia, trabajo y precisión dieron fruto. Postigo adelantó al conjunto blaugrana tras un saque de esquina. Campaña puso perfecto el caramelo para que el central solo tuviera que empujarla. ¡Pero con qué fuerza lo hizo! Desde el punto de penalti la mandó para dentro; imposible para Juan Carlos.

El Ciutat se volcó con los suyos. El ascenso se sentía más cerca que nunca. Sin dejar asimilar el tanto encajado al conjunto visitante. Los asturianos pudieron echar el partido al traste de no haber sido por su portero, que de nuevo se lució pocos minutos después para sacar otro cabezazo del Levante UD, obra de Jason.

Toché, desaparecido durante el transcurso de la cita, apareció en el setenta para obligar a Raúl a estirarse para desbaratar la ocasión. El Real Oviedo no consiguió hacerse con el control de la pelota y el partido fue muriéndose. Estuvo más cerca el segundo que el empate. El Levante UD no reculó, como sí hubiera en otros partidos: podría resultarle letal y era partido para ganar.

Y el partido no dio para más. El Levante UD no sufrió más de la cuenta ante un Real Oviedo que no encontró la fórmula para hacer gol a la escuadra granota. Y El Ciutat se convirtió en una fiesta desde el minuto 85. Se cantó al unísono “invasión, invasión”, y se llevó en volandas al equipo a su sitio. A donde se merece y de donde nunca se fue. El Levante UD vuelve a ser equipo de Primera División. La mejor Liga del mundo espera a un conjunto que hace un año lloraba, desolado, la trágica situación deportiva que vivía con su descenso en Málaga. Una buena gestión y una plantilla comprometida y talentosa han hecho posible el quinto ascenso a primera en la historia de la entidad granota. Por delante, todo un sueño.