El debut de Caparrós como nuevo técnico del Osasuna no fue de los más gratos y ni el más esperado. El técnico andaluz dirigió el banquillo rojillo ante el Leganés esta pasada jornada y las sensaciones no fueron tan buenas como el amistoso que enfrentaron en Tajonar frente el Eibar. Los rojillos no consigueron generar peligro y apenas tuvieron ocasiones claras de gol, por no decir que sólo tuvieron una ocasión con el disparo de Oier en la segunda parte.

Se esperaba que con la llegada de Caparrós el equipo daría un giro de 360 grados, pero el relevo de banquillo no ha resultado efectivo. Es pronto para hacer balances con tan sólo un partido, pero a pesar de la nueva organización sobre el terreno de juego el equipo sigue sin salir de la zona baja de la clasificación, situándose penúltimos con tan sólo siete puntos. Una situación preocupante.

Caparrós estrenó el nuevo esquema de juego de 4-2-3-1; con cuatro defensas (dos centrales y dos laterales), un doble pivote, tres medias puntas y un jugador de ataque. Las principales novedades fueron Juan Fuentes y Tano Bonnin como defensas laterales. A pesar del cambio en el esquema el equipo no estuvo a la altura; la defensa frágil, el centro del campo no generó fútbol y no hubo ocasiones de gol. Un desastre.

La falta de juego en el medio del campo provoca que la conexión con Sergio León sea nula. El cordobés ha anotado cuatro goles en 706 minutos vestido de rojillo; de los 12 goles en total que lleva el equipo. Sergio hace más de cuatro partidos que no ve portería y no es por su calidad, sino porque no le llegan balones, no hay conexión con el resto del equipo. Ahora con la nueva distribución sobre el terreno de juego el ariete jugará como único atacante.

Las estadísticas del equipo son preocupantes con tan sólo una victoria en liga frente el Eibar, siete derrotas y cuatro empates; con lo que genera tan sólo un 8 % de efectividad. El equipo necesita un cambio radical para cambiar la dinámica negativa que viene acumulando hace días.