Si por algo se ha caracterizado el Villarreal desde que Fernando Roig ocupó su presidencia, es por el cuidado de la cantera. Un compromiso con los más jóvenes, que el presidente transmitió a su hijo, el principal responsable de que el año del descenso no se recortase ni un céntimo del presupuesto dedicado a la cantera. Según los directivos, los Messi y Ronaldo salieron de alguna cantera, y están convencidos de que la del Villarreal alberga estrellas futuras.

Todo este compromiso cobra su significado cuando esos jugadores llegan a lo más alto, cuando Rodri, Alfonso o Marín debutan con el primer equipo, y la afición se da cuenta del valor que tiene la cantera. Otro de esos futbolistas que ensalzan las categorías inferiores del Submarino es sin duda, Pablo Íñiguez, que llegó al Villarreal con tan solo diez años, procedente de Burgos. Tras pasar por todas las categorías inferiores, el central fue cedido al Girona en la temporada 2014-15, donde continuó creciendo como futbolista, hasta que el año pasado el Villarreal decidió repescarlo para el proyecto de ascenso del filial amarillo, que finalmente no se consiguió.

Ahora, el Villarreal le ha buscado una salida al central para que siga creciendo y formándose como futbolista, y lo han encontrado en el Rayo Vallecano de Madrid, equipo recién descendido y al que llegará en condición de cedido sin opción a compra, pues el Villarreal sigue confiando en él para el futuro amarillo. Pablo, que llegó como Alevín y fue quemando etapas (pasó de fútbol 7 a fútbol 11, e incluso ha conseguido ser internacional sub-21 con España), sabe que tiene un sitio guardado en el eje de la zaga para el futuro, pero también sabe que con tan solo 22 años, todavía le queda mucho por crecer, y el Rayo es un equipo donde puede demostrar que el futuro se tiñe de amarillo.

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