Los Detroit Red Wings llegaban al Bridgestone Arena el pasado domingo con la esperanza de revertir la dinámica negativa de los tres últimos choques, que habían sacado a la franquicia de Míchigan de los puestos de playoff: los Wings se ubicaban novenos del Oeste con 45 puntos, empatados con Dallas y Columbus, que ganaron sus partidos del sábado. Les recibían unos mermados Nashville Predators, fuera de toda esperanza por un puesto entre los ocho primeros tras cinco derrotas consecutivas y tan sólo una victoria en los últimos ocho encuentros.

El partido comenzó intenso, pero sin ningún atisbo de peligro serio sobre ninguna de las dos porterías. Los Preds salieron más agresivos, dificultando el juego de Detroit y obligando al equipo de Mike Babcock a buscar la individualidad para llevar el puck a zona ofensiva. Los Red Wings no querían perder tiempo, y eso se notó en la urgencia a la hora de elaborar jugadas sobre la meta de Pekka Rinne que, junto con Jimmy Howard en el lado contrario, fue el principal protagonista del primer periodo.

Detroit cogió la manija en el segundo tercio gracias a un cambio de mentalidad y una gran presión, que propiciaron que los Red Wings, en muchas ocasiones, arrancasen robando desde la zona neutral para generar continuamente superioridades. La defensa de Nashville aguantó la embestida hasta que, a los siete minutos, un disparo desde la línea azul de Danny DeKeyser lamió el palo izquierdo de la portería de los Predators, rebotó en la barrera protectora trasera y salió por el lado contrario para que Henrik Zetterberg se impusiera a su defensor y empujase la pastilla dentro de las mallas ante un despistado Rinne.

La dinámica se mantuvo en el último periodo, y al dominio de Detroit en zona ofensiva se unió la seguridad de Howard sacando todo lo que llegaba a sus inmediaciones. En los diez minutos finales, el partido entró en su fase más rápida, las llegadas se alternaban incesantemente y, sin duda, el físico empezaba a ser determinante para marcar la diferencia entre ambos equipos. No fue hasta el minuto 18 cuando las esperanzas de los Predators, que incluso llegaron a desperdiciar un penalti, se vendrían abajo: con los Red Wings asentados en campo contrario, un robo y posterior mala salida de Chris Mueller dejaría Johan Franzen mano a mano con Rinne para que el ala derecha hiciese su noveno gol de la temporada. Un minuto después y a portería vacía, Justin Abdelkader ampliaría el marcador para certificar la victoria de Detroit. Con este resultado, los Red Wings, a seis partidos para el final de la temporada regular, recuperan la octava posición del Oeste empatando con Minnesota Wild, séptimos, y a un punto de St. Louis Blues, sextos.