Todo parece estar en orden para la que será, según palabras del propio W. Klitschko, “la mejor pelea que la división de los pesados puede ofrecer por el momento”.

No cabe duda de la certeza que revisten esas palabras, pues se ha tardado 5 años en llevar a término esta pelea. En los años 2008 y 2009, se había pactado la pelea pero el ruso se retractó en ambas ocasiones, quedando el deseado enfrentamiento fuera de combate. Motivo por el cual, el miedo a que se vuelva a perder la oportunidad de que estos pesos pesados se midan, aún perdura. Pero la cantidad de dinero que hay depositada encima de la mesa, se convierte en una garantía más que suficiente para hacer honor al proverbio popular que reza, a la tercera va la vencida.

El combate se sitúa en un marco de continuismo en la división de los pesados, pues los hermanos Vitali (Campeón WBC) y Wladimir Klitschko (Campeón IBF, IBO, WBA y WBO), se han asentado en ella con una autoridad y un dominio sin precedentes, teniendo la victoria por bandera y con pocos rivales que puedan poner contra las cuerdas a estos dos superclase. W. Klitschko de 37 años, natural de Kiev, Ucrania y apodado “Dr.Steelhammer”, no conoce la derrota desde 2004. Cuenta con un palmarés de 60 victorias, 51 de las cuales por la vía del KO, y 3 derrotas.

El boxeo un tanto robótico del pequeño de los Klitschko, gracias a la tutela del gran Emmanuel Steward, hacen de su jab un tormento y de sus misiles con la derecha, un castigo soportable por muy pocos. Francesco Pianeta (28(15KO)-1-1) fue el último en sucumbir en 6 asaltos al boxeo del ucraniano. Klitschko parte como claro favorito, pero la sensación de que se enfrenta a una amenaza real, es palpable.

En la otra esquina tenemos a Alexander Povetkin de 33 años, natural de Kursk, Rusia. Llega invicto a este esperado duelo, sumando 26 victorias, 18 de las cuales por la vía rápida.  Invicto, pero se le cuestiona su potencial. Se le acusa de enfrentarse a rivales de una calidad inferior a la suya, teniendo como consecuencia, poca experiencia en combates contra boxeadores de reconocida calidad. Alimento de esas críticas, son victorias obtenidas como la última ante Andrej Wawrzyk (27(13KO)-1) el pasado mes de mayo, derrotándolo sin apenas esfuerzo en 3 asaltos.  Pero dudas a parte,  pertenece a esa hornada de jóvenes boxeadores, junto a Tyson Fury (21(15KO)-0) y Deontay Wilder (28(28KO)-0), que aunque no partan como favoritos ante los ucranianos, se erigen como claros oponentes a tener en cuenta. Por ello, en Povetkin se han depositado muchas esperanzas de cara a ver un duelo igualado, con independencia del resultado.

Para este pleito, Povetkin peleará en casa, en el Olimpiysky Arena de Moscú, tras ganar la subasta por la misma al desembolsar la cifra de 23 millones de dólares. Hecho inusual y que hace un poco más atractiva la pelea, pues los Klitschko rara vez pelean fuera de Alemania. Su boxeo es más rudo, más pesado y no tan ágil como W.Klitschko, pero sin restar en calidad. La mayor preocupación de cara al combate por parte de Povetkin, será eludir ese jab omnipresente del ucraniano para poder entrar en la corta distancia y poner a prueba la quijada del ucraniano. Cabe mencionar, que se situará en la esquina del ruso como nuevo entrenador, el también omnipresente Freddie Roach. El cual dice ser conocedor de los puntos débiles del ucraniano y poder realizar una estrategia adecuada para salir con el brazo en alto.

El atractivo de este combate, no sólo son los títulos en juego, tales como el Titulo de la Federación Internacional de Boxeo (IBF), Organización Internacional de Boxeo (IBO), Asociación Mundial de Boxeo (WBA) y Organización Mundial de Boxeo (WBO), sino el saber si se tratara de una verdadera prueba al dominio de los Klitschko, habiendo un antes y un después de este combate, o bien si seguirá, una vez más, la hegemonía como bandera por parte de los Klitschko.