Hoy, 21 de octubre de 2015, es el día en el que llega Marty McFly procedente del año 1985. La cómica saga ‘Regreso al futuro’ auguraba hace tres décadas un año 2015 en el que los coches volarían, la gente se vestiría de una forma más que hortera y los viajes en el tiempo serían el pasatiempo de Michael J. Fox y Christopher Lloyd, los actores que magistralmente dieron vida al mencionado Marty McFly y al viejo ‘Doc’ Emmett Brown.

El paso del tiempo ha demostrado que el avance de la humanidad no ha sido tan rápido como Robert Zemeckis y Steven Spielberg imaginaban y que la vida es parecida a la de 1985. Las redes sociales se han revolucionado con la curiosa fecha y las bromas sobre el aterrizaje del DeLorean en nuestro tiempo no cesan. Pero nosotros hemos decidido echar la vista atrás y preguntarnos: ¿cómo era el balonmano en ese 26 de octubre de 1985 desde el que viajó Marty McFly hasta nuestros días?

Mucho ha cambiado el deporte del 40x20 en estas últimas tres décadas, tanto tácticamente como a nivel de espectáculo, de competiciones, de naciones dominantes y de equipos punteros. El balonmano español en concreto guarda un gran recuerdo de 1985, pues ese fue el año en el que el Atlético de Madrid se consolidó de lleno en la élite.

Yugoslavia y la URSS dominaban el balonmano

En 1985 el tiempo de tiranía de los equipos rumanos y de las dos Alemanias había llegado a su fin. También terminaba el tiempo de hegemonía de sus selecciones nacionales y otros dos países tomaban su relevo. La Unión Soviética y Yugoslavia aparecían como los nuevos capos del balonmano, fábricas incesantes de los mejores jugadores, campeones de los principales torneos internacionales de selecciones y dueños de los grandes equipos.

Así fue la final entre la URSS y Yugoslavia, que necesitó de prórroga para dirimir vencedor

En 1985 Rumanía y las dos Alemanias dejaban paso a la URSS y Yugoslavia como naciones dominantes

En el año 1982 estos dos países ya habían protagonizado la gran batalla en la final del Mundial, uno de los partidos más vibrantes que se decidió en la prórroga en favor de la URSS y que fue el comienzo del nuevo orden del balonmano mundial. El equipo soviético, entrenado por Anatoliy Yevtushenko y dirigido por el gran central Vladimir Belov, basaba su éxito en un sistema defensivo que fue su seña de identidad, un 6:0 infranqueable debido al enorme tamaño de sus jugadores.

Por su parte, la selección de Yugoslavia empezaba a dar muestras de su gran crecimiento, que vería recompensado en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984 y el siguiente Mundial de Suiza en el año 1986. El cuadro balcánico se llevó el oro en los dos campeonatos y se consagró como la selección del momento. Sus triunfos se cimentaban en los jugadores de un equipo que hizo historia a nivel de clubes: la Metaloplastika de Sabac. El lateral Veselin Vujovic pasaba por ser el mejor jugador del momento, pero se rodeaba de otras figuras como el pivote y casi homónimo Veselin Vukovic, el extremo Mile Isakovic o el portero Mirko Basic.

Partido de vuelta de la Copa de Europa 1985: Atlético de Madrid - Metaloplastika Sabac

Además de los éxitos con la selección, la Metaloplastika se convirtió en el equipo más poderoso con los triunfos en la Copa de Europa de 1985 y 1986. Los equipos soviéticos rivalizaban con los de Sabac y dos de ellos, el SKA Minsk y el CSKA de Moscú, ganaron las cuatro siguientes ediciones.

La irrupción del Atlético de Madrid y el apogeo español

El balonmano español guarda un recuerdo imborrable del año 1985. En esa temporada, hace treinta años, el Atlético de Madrid alcanzó cotas antes impensables para un equipo patrio. Esa campaña el equipo rojiblanco logró la proeza de plantarse en la final de la Copa de Europa, donde sólo la Metaloplastika le apartó del trono europeo.

Fue el comienzo de una escalada hacia la cima del balonmano español, que desde entonces ha sido el gran dominador junto a Alemania a nivel de clubes, como demuestran las 15 coronas europeas logradas por equipos ASOBAL en este tiempo. El Atlético de Madrid que entrenaba Juan de Dios Román y que contaba con estrellas como Cecilio Alonso o Lorenzo Rico, marcó la senda victoriosa hacia el éxito.

Los mejores jugadores balcánicos, eslavos y franceses integraron las plantillas de los principales equipos españoles

España comenzó a apostar por el balonmano y empezaron a llegar las principales estrellas europeas. Los propios Vujovic y Vukovic fueron algunas de las primeras figuras que aterrizaron en el balonmano español, que de repente se convirtió en la tierra soñada a la que todos los jugadores querían llegar. Los mejores jugadores balcánicos, eslavos y franceses integraron las plantillas de los principales equipos españoles, acompañando a los grandes jugadores nacionales.

El Bidasoa dominó Europa en 1995. Foto: LUSA.

El FC Barcelona logró el primer título en 1991 y cerró el círculo la pasada temporada con su noveno entorchado. Por el camino, otros cuatro equipos españoles también han saboreado las mieles del éxito: el BM Ciudad Real (por tres veces), el Teka Santander, el Elgorriaga Bidasoa y el Portland San Antonio de Pamplona.

A nivel de selecciones España ha experimentado un crecimiento parecido desde mediados de los años ochenta. En esa época el combinado nacional comenzaba a lograr regularidad en las rondas finales de los campeonatos internacionales. En el Mundial de 1982 España había logrado su mejor resultado hasta entonces, un octavo puesto que sería superado en 1986, cuando terminaron en la quinta posición.

Desde entonces España ha conseguido dos oros mundiales y tres bronces olímpicos, entre otras medallas

El desarrollo continuó y en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y Sidney 2000 llegaron los dos primeros bronces olímpicos, éxito que se repitió en Pekín 2008. En las ediciones 1999 y 2003 llegaron las primeras semifinales mundialistas, presagio de lo que se viviría poco después. El cénit se alcanzó en el Mundial de Túnez 2005, en el que España consiguió el primero de sus dos oros. El segundo llegó en el Mundial disputado en casa en el año 2013.

España celebra su segundo oro en un Mundial. Foto: EFE.

Más allá de las distintas medallas logradas en Juegos, Mundiales y Europeos, lo que España ha conseguido es hacerse un sitio entre los grandes y acudir a cada uno de los grandes campeonatos con la certeza de luchar por los puestos de honor. Desde 1985 hasta el presente la selección española no se ha perdido ninguna de estas citas, aunque es cierto que para los próximos Juegos Olímpicos de Ríos 2016 aún no tiene plaza asegurada.

El peor momento desde entonces

El presente no es tan exitoso como los últimos 30 años. La Liga BAUHAUS ASOBAL ha pasado de ser el destino soñado por todo jugador a una competición que cada verano pierde grandes jugadores. España ya no es importador de talento extranjero, sino exportador de grandes jugadores que buscan acomodo en los grandes equipos europeos.

España ya no es importador de talento extranjero, sino exportador de grandes jugadores que buscan acomodo en los grandes equipos europeos

El FC Barcelona es actualmente una gran isla del tamaño de un continente, pero solitaria, en medio de un océano de dudas en el que sólo se vislumbra un pequeño archipiélago en el que se distingue al Naturhouse La Rioja y el Fraikin Granollers. La gran prueba de los problemas que atraviesa el balonmano español es que de los cinco equipos ganadores de la Copa de Europa (ahora Champions League) sólo el Barça y el Bidasoa sobreviven como club. Santander, San Antonio y Ciudad Real no son hoy en día más que recuerdos de una época dorada.

El fondo, sin embargo, parece haberse dejado atrás y empieza a subirse hacia la superficie. Algunos de los jugadores que emigraron comienzan a volver, los equipos están por lo general más saneados y no tienen tantos problemas para sobrevivir y la repercusión del deporte en los medios de comunicación, sobre todo en televisión, ha aumentado este verano.

El Barcelona aguanta como faro del balonmano español. Foto: Germán Parga (FC Barcelona).

Tras el punto de inflexión que supuso el año 1985 para el balonmano profesional español, los últimos años se había retrocedido hasta una situación casi como la de entonces, pero poco a poco se empiezan a ver brotes verdes, como diría algún antiguo presidente del Gobierno. 2015 parece ser la fecha en la que el balonmano experimenta un nuevo impulso.

Un balonmano muy distinto

El balonmano de 1985 se parece en poco al actual. La velocidad es el aspecto del juego que más ha avanzado en estas tres décadas de desarrollo. El ritmo ha aumentado exponencialmente desde entonces y el arte del contraataque se ha desarrollado hasta convertirse en fase fundamental del ataque. La riqueza táctica actual es, obviamente, mucho mayor ahora, los recursos que manejan todos los equipos son el producto de treinta años más de práctica y de experimentación sobre el 40x20.

El balonmano es muy distinto en el aspecto táctico y físico

Las defensas también se han perfeccionado de 30 años a esta parte. El orden de los sistemas defensivos es mucho mayor y está interiorizado en prácticamente todos los jugadores profesionales. La evolución física también ha facilitado su perfeccionamiento y la capacidad de los defensores para ser más agresivos. En la época presente en la que los sistemas 6:0 y 5:1, a lo sumo el 3:2:1, son predominantes, algunos osados se atreven últimamente con un ambicioso 3:3, tratando de que el ataque rival pierda fluidez y se aleje de la portería propia. Es el caso del Rhein-Neckar Löwen, que lo ha puesto en práctica en diversos partidos esta temporada. Otros equipos africanos y asiáticos utilizan sistemas más excéntricos, con defensas más individualizadas jugador por jugador.

En definitiva, el balonmano de 1985 y el de 2015 tiene pocos puntos en común. No es probable que Marty McFly hubiera oído hablar acerca del deporte del balonmano en la ficticia ciudad californiana de Hill Valley, pero si lo hubiera hecho y fuera un gran aficionado, casi no reconocería su deporte al entrar en 2015 en una cancha alemana, francesa o española para ver un partido.