
Fue luego de una combinación de 3 golpes de Martirosyan, que llegaron a destino, que cambió el semblante de Gennady Golovkin. Terminado el combate en el Stub Hub Center, California, Estados Unidos, en declaraciones para Combate Space, dijo: “Vanes es un gran luchador, me movió un par de veces. Después del primer round, pensé ‘esto es serio, esto va en serio ahora’”.
La frustración venía cubriendo a Golovkin en los últimos meses. Una supuesta victoria ante Canelo Álvarez, según él, robada por malos jueces. Un doping de Álvarez que puso la revancha pactada para el 5 de mayo de este año, por lo menos, pospuesta. Tener que buscar un nuevo rival, con las consecuentes negativas de las ofertas que fueron apareciendo, para no defraudar a sus fanáticos y traerles un espectáculo en ese día tan especial para el pueblo de México, que le han tomado especial cariño al púgil de Kazajistán. Gary O’Sullivan, Billy Joe Saunders, y David Lemieux fueron algunos de los que se negaron a enfrentar a GGG. Y como último recurso, casi dos semanas antes de la pelea, apareció el armenio Vanes Martirosyan.
Para Martirosyan (36-4-1, 21ko), apodado Nightmare (Pesadilla), esta era la primera vez que incursionaba en las 160 libras (72,5kg). Además, el armenio venía de un hiato de dos años sin subirse a un cuadrilátero, después de perder ante Erislandy Lara por los títulos súper mundiales súper welter AMB y OIB.
Para Gennady Golovkin (38-0-1, 34ko), esta pelea tenía un sabor especial a pesar de los malos momentos antes vividos, ya que igualaba el récord de defensas de título mundial mediano de Bernard Hopkins.
Sin provocar mucho entusiasmo, Martirosyan fue el primero en subirse al ring, luego de una excitante contienda boxística de damas, que extendió el invicto de Cecilia Braekhus (campeona mundial welter unificada FIB, OIB, AMB, CMB y OMB) al vencer a Kali Reis. Se lo notaba inquieto al armenio, sin echar muchos vistazos al público, dando pequeños saltos y escuchando atentamente a su cuerpo técnico.
Con la entrada de Golovkin, el recinto entero se puso de pie y rompió en aplausos. El cariño fue devuelto por el kazajo que, imitando el estilo europeo, dio toda una vuelta al ring antes de subir, para saludar a sus fanáticos.
Y la verdad es que sorprendió Martirosyan en la primera vuelta de la pelea, pues salió a atacar al campeón, e incluso acertando varios de los golpes que tiraba. Golovkin, por su lado, optó más por esperar, marcando distancia con el jab, tratando de estudiar a su rival. Tampoco se quedó parado; entró en el “palo por palo” por momentos, donde se notó su mayor potencia física, siempre obligando al armenio a retroceder. Luego de una rápida combinación de 3 golpes de Martirosyan que dieron directo en la cara del campeón, se fue el primer asalto.
Empezado el segundo round, las cosas iban a cambiar. Golovkin ya no retrocedía ni se valía sólo del jab, sino que comenzó a combinar golpes. Un cruzado de zurda primero, recto de derecha, tres jabs seguidos y un nuevo derechazo después, enviaron a Vanes contra las cuerdas, cuando promediaba el minuto y 40 segundos. Inmediatamente, Golovkin olió sangre y supo que era el momento. Cruzados de izquierda, derecha e izquierda otra vez, para enviar a Martirosyan a la lona. Todo en menos de 10 segundos.
Fue un desahogo total para GGG, que pudo festejar con su público. Después, confesó a la prensa al ser preguntado sobre una posible revancha con Álvarez, estar listo. “Si él lo está, yo también”, dijo. Pero no esquivó a nadie. Miró sus cinturones, colgados de su cintura y hombros y desafió: “Vengan y quítenmelos”.
