Anaheim Ducks será el destino de John Klingberg para la próxima temporada. Un contrato de un año por siete millones de dólares ligará al zaguero con los de la charca.

Un buen refuerzo para los californianos, que añaden capacidad de anotación desde la línea azul, un jugador que sirve como apoyo a la lineación de power play y da un toque de veteranía a un equipo plagado de jóvenes y que necesitan guía en su proceso de madurez.

Un contrato a corto plazo en el que el jugador deberá dar el do de pecho para poder negociar desde una posición ventajosa su próxima firma, ya sea con los Ducks o con cualquier otra franquicia.

El nativo de Gotemburgo cumplirá 30 años el próximo 14 de agosto, y tras finalizar su anterior contrato con la franquicia texana, buscaba una buena renovación de carácter multianual, pero se encontró con que el margen de maniobra de la franquicia para ofrecerle esas condiciones que buscaba, era muy estrecho, rozando lo inexistente.

Y es que Jim Nill ya ha invertido un buen monto de millones en la línea azul en los contratos de Esa Lindell y Miro Heiskanen, por no hablar de los delanteros Tyler Seguin y Jamie Benn que se comen casi un cuarto del espacio salarial de la franquicia. Para colmo, los texanos enfrentan la renovación de Jason Robertson, que reclamará un buen dinero para seguir vistiendo el jersey estelado.

El problema de unos, la oportunidad de otros

De las necesidades de Dallas, finalmente ha sido Anaheim la que ha sacado tajada de la situación, con un Pat Verbeek, gerente general de los patos, henchido de satisfacción tras llevar a término esta contratación. En sus declaraciones apelaba a las dotes anotadoras y de liderazgo que sin duda serán un buen apoyo para una franquicia que aspira a seguir la estela de mejora de sus vecinos de Los Angeles.

Ya hace dos semanas expresó que la plantilla no estaba aún terminada, y que en la agencia libre buscaría la firma de un delantero y un defensa. Ya tiene la primera de ellas.

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