Ayrton Senna, Michael Schumacher, Jackie Steward, Niki Lauda, Alain Prost, Fernando Alonso … son algunos de los grandes pilotos que a lo largo de la historia de la Fórmula Uno, han conquistado alguna vez el Gran Premio de Mónaco, carrera que para muchos expertos, es la prueba más difícil y emblemática del gran circo del automovilismo, ya que cada curva es una trampa que no perdona el error. Porque Mónaco y Montecarlo son sinónimo de casino y ruleta, de paddock lleno de estrellas de diferentes estamentos de la sociedad y de puerto abarrotado de yates de los magnates.

El Gran Premio de Mónaco nació casi por accidente. Fue una idea relámpago la que pasó por la mente de Anthony Noghès, en octubre de 1925, cuando los miembros de la Asociación Internacional de Automóviles Clubs Reconocidos, el órgano de gobierno de la Federación Internacional, manifestaron ciertas reticencias a la admisión como miembro de pleno derecho del Automóvil Club de Mónaco.

Sin embargo, la cita monegasca no vería conducir los monoplazas de Fórmula Uno por sus estrechas calles hasta 1950, cuando el legendario Juan Manuel Fangio se apuntó, no sólo la primera victoria sobre las calles monegascas, sino el primer Grand Chelem. Por aquel entonces, la línea de meta estaba antes de la ‘Rascasse’ y el glamour se servía en dosis de elegancia.

Con el transcurso de los años, la pista ha sufrido muy pocos cambios. El trazado sigue siendo el mismo, representando un verdadero reto para los pilotos, pues las barreras de contención no perdonan ningún error. Sólo ha faltado a la cita desde 1951 hasta 1954 y, sin lugar a dudas, el Gran Premio de Mónaco sigue siendo la joya de la corona de una Fórmula 1 que avanza en tecnología y desarrollo pero que continúa volviendo a sus orígenes una vez al año.

Los pilotos aterrizaban un 27 de mayo de 2007 en Montecarlo para disputar la quinta carrera de la temporada, un mundial que guarda una gran similitud con el actual: si en 2014 los Mercedes de Lewis Hamilton y Nico Rosberg dominan el campeonato con una amplía ventaja sobre el resto, en 2007 los que ejercían su autoridad con mano dura eran los McLaren de Lewis Hamilton (30 puntos) y Fernando Alonso (28 puntos).

Separados por dos puntos en el mundial de pilotos, la lucha que mantenían el bicampeón del mundo Fernando Alonso y el por aquel entonces novato Lewis Hamilton, aumentaba en cada carrera que se disputaba sin que el equipo pusiera fín a la guerra. Problemas con la estrategia en Australia o daños en el monoplaza cuando se encontraba en el parque cerrado, habían sido algunas de las cosas que el piloto español había sufrido en su nueva andadura en McLaren.

Azar, mala suerte … habían sido algunas de las explicaciones que tanto el equipo inglés como el piloto asturiano habían dado a la prensa. Sin embargo, en Mónaco sucedió un nuevo episodio en la contienda entre Alonso y Hamilton que ayudó posteriormente en la decisión del piloto español de poner fín a su andadura en McLaren a final de año.

Tras dominar los Libres 1, Libres 2, conseguir la pole position el sábado y aguantar la primera posición en la salida del domingo, Fernando Alonso se disponía a repetir victoria en Montecarlo. Con las posiciones practicamente definidas (Alonso y Hamilton doblaron al resto de pilotos excepto a Felipe Massa, quien acabó tercero, a más de un minuto de la cabeza de carrera) nada hacía presaguiar que aquel Gran Premio de Mónaco del año 2007 sería una de las carreras más estresantes que se recuerdan entre dos compañeros de un mismo equipo por la primera posición.

A falta de pocas vueltas para el final y con el doblete más que asegurado, McLaren ordenaba a sus pilotos bajar a 18.000 r.p.m las revoluciones del motor con el objetivo de poder seguir utilizándolo en próximas citas del calendario. Lo que generalmente es una decisión acatada por ambos contendientes a la victoria final, se volvió en un arma de doble filo, ya que Lewis Hamilton, en un intento de sobrepasar a Alonso, desobedeció al equipo y mantuvo el régimen de motor a máximas revoluciones hasta la bandera a cuadros final.

Incrédulo ante el acaso que estaba sufriendo por parte de su compañero de equipo, Alonso conseguía mantener la posición y ganar por segundo año consecutivo en Montecarlo. Por su parte, Hamilton se tenía que conformar con una segunda plaza que pareció en un principio gustarle por las sensaciones que transmitía en el podio junto al asturiano.

Pero nada más lejos de la realidad: tanto Hamilton como su padre declaraban a la prensa de su país tras finalizar la carrera que McLaren les había ordenado frenarse para no adelantar al asturiano, provocando una investigación y una gran presión mediática sobre el bicampeón del mundo. Era el principio del fin de Alonso en McLaren, que provocaría el regreso inesperado de Fernando a Renault al año siguiente, antes de desembarcar en Ferrari en el año 2010.

Esta temporada 2014, la Fórmula 1 llega con el dominio absoluto de Mercedes y sus dos pilotos. Lewis Hamilton quiere seguir agrandando su ‘dictadura’, mientras que Nico Rosberg tratará de reeditar la hazaña de 2013. Por su parte, toda la parrilla llega a Mónaco con la esperanza de que el dominio de Mercedes en circuitos más tradicionales tenga un parón en las calles monegascas. Montecarlo presenta un circuito especial y los imposibles se torna en posibles en las curvas arropadas por los guardarraíles. Bienvenidos a la pista de los sueños y los guardarraíles de las leyendas. Bienvenidos a Montecarlo. Bienvenidos a Mónaco.

FOTOS: formula1, theepochtimes, autofiref1.files.wordpress, f1fanatic.co.uk y @F1_VAVEL

VAVEL Logo
Sobre el autor
Francisco Chuvieco
Periodismo. Redactor en las secciones de Formula Uno y Ferrari. E-mail de contacto: [email protected] https://twitter.com/FranChuvi10