David Goffin ya es una realidad dentro del circuito ATP. El belga se ha asentado dentro de los mejores del circuito, y ha completado una gran temporada, con una estadísticas de 49 victorias y 25 derrotas, lo que le ha valido terminar el año como número once del mundo. Sin embargo, la segunda mitad del año no ha sido todo lo satisfactoria que se esperaba, y Goffin ha dejado la sensación de que su techo aún está lejos.

Un inicio de temporada espectacular

La temporada comenzó con un Goffin motivado, con ganas de dar un golpe sobre la mesa y de asomar sobre las otras promesas que empiezan a aparecer en el circuito. Así, en el Open de Australia consiguió derrotar a Dominic Thiem en un partido muy emocionante, con un resultado de 6-1, 3-6, 7-6 (2) y 7-5. A continuación perdería ante Roger Federer en tres sets, pero ya empezaba a dejar visos de madurez tenística y fortaleza mental.

Con sus golpes profundos y con peso, que le permiten mover a sus rivales a placer, defenderse como nadie y terminar los tantos, Goffin parece un jugador nacido para la tierra batida, pero el inicio de la temporada en pista dura le confirmó como un jugador polivalente. La siguiente prueba fue el choque de Copa Davis ante Croacia, selección que acabaría llegando a la final y que se impuso a Bélgica por 3-2. Sin embargo, Goffin aportó los dos puntos que logró su equipo, derrotando a Borna Coric en 5 sets y logrando imponerse al estandarte de Croacia, Marin Cilic, por 6-4, 6-4, 3-6 y 7-5, para dejar la eliminatoria viva hasta el final.

Goffin estaba en su mejor momento, y lo confirmó en los dos primeros Masters 1000 de la temporada, Indian Wells y Miami, alcanzando sendas semifinales en ambos torneos. En el primero, dejó en el camino a jugadores como Wawrinka o Cilic, para acabar cayendo en semifinales por 3-6, 6-3 y 6-3 en un emocionante partido ante Milos Raonic, que al final fue demasiado fuerte para el belga. En Miami, David tuvo un cuadro más favorable, y acabó cayendo ante Novak Djokovic en un partido muy igualado que se decidió en detalles, con un marcador de 6-7 (5) y 4-6.

Luces y sombras en la temporada de tierra

La temporada de tierra batida arrancó de forma decepcionante para Goffin, dado el buen rendimiento que venía ofreciendo. Cayó antes de tiempo en Montecarlo y Madrid, pero logró resurgir en el torneo de Roma, donde derrotó a Tomas Berdych endosándole un impresionante 6-0 y 6-0. El belga alcanzó los cuartos de final en ese torneo, y llegó a Roland Garros con unas sensaciones positivas.

La gran cita de la temporada de arcilla reservó partidos maratonianos para David, como el que le enfrentó a Nico Almagro en dieciseisavos, que se resolvió por 6-2, 4-6, 6-3, 4-6 y 6-2, o los octavos frente a gulbis, donde se impuso por 4-6, 6-2, 6-2 y 6-3. En cuartos protagonizó un emocionante partido ante thiem, pero acabó perdiendo por 6-4, 6-7 (7), 4-6 y 1-6.

Goffin se adaptó bien a la hierba de WimbledonEl belga siguió a un nivel alto en la corta temporada de hierba, más concretamente en una de las grandes citas de la temporada, Wimbledon, donde alcanzó los octavos de final, en los que llevó a Raonic, a la postre finalista, a un quinto set emocionante en el que se decidió el choque por 6-4, 6-3, 4-6, 4-6 y 4-6. Ese quizá fue el golpe más duro de la temporada para David, ya que a continuación se desinfló por momentos.

Discreta segunda mitad de temporada

El belga completó una segunda mitad de temporada decepcionante, con resultados discretos en los Juegos Olímpicos de Río -donde cayó en dos sets ante Bellucci- y en la gira americana, tocando fondo en el US Open, donde perdió en la primera ronda ante el desconocido Jared Donaldson, entonces número 122 del mundo.

La gira asiática le devolvió la sonrisaLa gira asiática fue una oportunidad para recuperar sensaciones, y David logró encadenar dos buenos resultados, el primero de ellos su única final del año, en Tokyo, donde cayó ante el díscolo Nick Kyrgios. La semana siguiente, en el Masters 1000 de Shanghai derrotó a jugadores importantes, como Del Potro, Paire y Monfils, para caer en cuartos frente a Andy Murray, que se encontraba en el estado de ebullición que lo llevaría a conquistar el número uno.

La temporada de Goffin, aunque irregular, fue premiada con una participación como suplente en la Copa de Maestros de Londres, donde cayó ante Novak Djokovic por 6-1 y 6-2. La temporada tocó así a su fin con un sabor agridulce en la boca del belga, que aún no ha confirmado todo lo que se espera de él.

Goffin deberá subir su nivel si quiere defender la gran cantidad de puntos que tiene en juego en el inicio de temporada, pero tiene armas de sobra para dar, definitivamente, el salto cualitativo que se espera de alguien como él, uno de los llamados a coger el relevo de este deporte.

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