Poco a poco 2016 se va terminando, las horas se van descontando y la aparición de las luces y árboles navideños dejan un resultado por delante: el fin de una temporada para que en breve se ponga en marcha otra. Como no podía ser de otra manera, cuando una campaña baja su telón se debe hacer un balance, con las luces y sombras que ha deparado la temporada, y donde las grandes triunfadoras y las derrotadas salen a la luz.

Serena Williams, después de ni más ni menos que estar tres años y medio en el primer puesto del ránking WTA, ha tenido que ceder el trono, no pudiendo mantener el nivel mostrado durante las últimas campañas para claudicar hasta la segunda posición. Resurgir de sus cenizas es el objetivo que tiene por delante la tenista estadounidense, que en 2017 buscará dejar a un lado las lesiones que le han lastrado para plantar cara a las jóvenes promesas del tenis mundial. La menor de las Williams, a sus 35 años, tiene la mentalidad de una veinteañera, afrontando el próximo curso con las ganas e ilusión propias de recuperar el puesto que le ha pertenecido durante los últimos años.

Las últimas rondas, territorio habitual de Serena

Conseguir año tras año estar entre las mejores tenistas del mundo, siendo la referencia de las más jóvenes, exige que las pretemporadas sean duras, pero sobre todo trabajando con ilusión para llegar al primer torneo del curso en la mejor situación posible, y es que Serena Williams arrancaba el 2016 con el primer Grand Slam del año a las primeras de cambio, el Open de Australia, compareciendo en Melbourne sin torneos previos para conseguir llegar hasta ni más ni menos que la gran final, donde la americana no era capaz de alzar el título perdiendo contra Angelique Kerber por 6-4, 3-6 y 6-4 en un espectacular partido que dejaba muchas conclusiones, pero sobre todo sed de venganza en la número uno, que veía como las nuevas aspirantes pisaban fuerte desde el primer evento del año.

Dos serían los meses que tendrían que pasar para ver de nuevo sobre las pistas a la menor de las Williams, y es que hasta el Premier Mandatory de Indian Wells las americana no volvería a las pistas, llegando hasta la última ronda del torneo, batiéndose en duelo con Victoria Azarenka, perdiendo por 6-4 y 6-4, poniendo rumbo la siguiente semana al Premier Mandatory de Miami, siendo mucho peores las sensaciones que obtenía la número uno al no lograr superar la tercera ronda del torneo, donde perecía frente a Svetlana Kuznetsova por 6-7 (3), 6-1 y 6-2.

En Roma conquista su primer torneo del año, queda a las puertas del triunfo en Roland Garros y en Wimbledon suma una nueva conquista

La aparición de la tierra batida cambiaba todo para la americana, que tomaba un nuevo rumbo haciendo acto de presencia en Roma, dejando a un lado las molestias que le lastraban durante el comienzo de temporada para acceder a la gran final, midiéndose con Madison Keys en busca del primer título del año, conquistándolo la estadounidense por 7-6 (5) y 6-3, obteniendo una nueva final en el segundo Grand Slam del año, Roland Garros, donde Serena tenía que batallar con Garbiñe Muguruza para conquistar el torneo, saliendo victoriosa la hispano-venezolana por 7-5 y 6-4. Girando nuevamente de superficie, Williams se dirigía a Wimbledon sin ningún torneo sobre hierba disputado anteriormente, no necesitando más que seis victorias para ganar confianza y llegar a la última ronda, donde ante Angelique Kerber vencía por 7-5 y 6-3 para llevarse el título en el All England Club.

El hecho de tener problemas físicos tanto en el hombro, como en la rodilla, no impedian que Serena Williams hiciera acto de presencia en el torneo más importante del año, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde la americana no encontraba su mejor juego para caer en tercera ronda contra Elina Svitolina por 6-4 y 6-3, regresando a las pistas en el US Open, cita en la que Serena tan solo era capaz de acceder hasta las semifinales del torneo, venciendo Karolina Pliskova por 6-2 y 7-6 (5), perdiendo por ende el número uno en manos de Angelique Kerber, quedando en la segunda posición del ránking WTA al tomar la siempre complicada decisión de renunciar a los últimos torneos del año, entre ellos ni más ni menos que el Torneo de Maestros de Singapur. 2017 será un nuevo año para la menor de las Williams y recuperar el cetro mundial no será un objetivo, sino una misión inevitable para la americana.