Se puede decir que las burlas al equipo y aficionados del Cruz Azul empiezan a ser viejas y sin efecto. El año pasado fue la Copa MX, una justa que parecería bastante fácil para otros pero para los cruzazulinos fue un bálsamo increíble. Ahora solo necesitaban rectificar que este equipo está para todos los retos que se le vengan encima. Y para eso estaba la final de la Copa de Campeones de la CONCACAF frente a un rival increíblemente poderoso: Los Diablos Rojos del Toluca.

El Estadio Nemesio Diez lució su mejor entrada en mucho tiempo. Los dirigidos por José Saturnino Cardozo se veían como favoritos para el encuentro y su afición se mostro en gran cantidad. Pero la Máquina y Luis Fernando Tena tenían dos grandes factores a su favor además de los seguidores abundantes como visitante: la reducción al castigo a Jesús Corona y el gol de visitante que podía darle una presión diferente si anotaban desde un principio.

Así es como comenzó el juego, de nueva cuenta con el factor humedad en el aire. Pero eso no hizo que los dos equipos se guardaran algo. Llegadas de ambos equipos en los primeros minutos hicieron que se avecinara una partido con el titulo de Final en la cancha. El premio no solo era ser el mejor del área futbolística sino un pase hacia una de las competiciones más prestigiosas como lo es la Copa Mundial de Clubes de la FIFA en Marruecos.

Corona y Talavera supieron ser los referentes de un encuentro que les exigía serlo. Grandes tapadas a disparos de gente como Brizuela o Pavone solo hicieron aguantar la respiración a los espectadores que no querían perderse ningún detalle del encuentro. La habilidad de Joao Rojas fue un factor importante en los primeros minutos para que Cruz Azul supiera descifrar el muro rojo que tenía enfrente.

Parecía que todo se iba tranquilo al descanso hasta que al 44’ una jugada por izquierda de Rojas da como resultado que le llegue el balón a Fabián, quien lanza un tiro centro que, afortunadamente para los cementeros, puede contrarematar Pavone y deja sin oportunidad a Talavera. Un gol deseado y soñado que difuminaba todos los fantasmas que podía cargar un equipo falto de triunfos importantes en estas instancias.

Para el segundo tiempo las cosas cambiaron. Cruz Azul tiró todas sus cartas al contragolpe y Toluca fue a presionar con todo para darle la vuelta. El cambio de Edgar Benitez empezó a valer totalmente cuando al 62’ en jugada individual lanza un tremendo trallazo que Corona no tuvo oportunidad ni siquiera de desviar y entro llorando a la portería. Esperanza roja y desesperación azul que volvía a sentir presión mental en todos los sentidos.

Pero después de esos minutos de brillantez de los Diablos Rojos, la Máquina trato de controlar las cosas con contragolpes interesantes. Christian Giménez, uno de los corazones del equipo, entro de recambio y le inyecto mas esperanza a un proyecto que se estaba haciendo realidad. Mas allá de las reclamaciones por faltas que no fueron y jugadas polémicas, los cruzazulinos sabían que no podían tener ninguna falla.

Y así pasaron los minutos, hasta el 90+3’, un minuto maldito que a Cruz Azul se le hicieron años. Un disparo lejano de Ponce fue desviado por un defensa y el perdonado Corona apenas pudo reaccionar para dejarla casi muerta sobre el manchón penal pero el contraremate de Velásquez se fue tan arriba como para llevarse a los cielos la oportunidad de la remontada. Todo estaba dicho y el pitazo final lo confirmo… Cruz Azul exorcizaba a sus demonios y tiene una esperanza más para que ese título de Liga, el que más le hace falta, no se vea tan lejano después de todo.