Con un frío Estadio Hidalgo como escenario, Pachuca (7mo) recibía a Tigres (2do) en el inicio de la Fiesta Grande del fútbol mexicano con la firme convicción de obtener un triunfo que les brindara mayor margen de control en el partido de vuelta. El último antecedente de Liguilla entre ambos equipos, ocurrió en cuartos de final pero del Apertura 2011, torneo en el cual los felinos devoraron a los hidalguenses para acceder a la semifinal, siendo a la postre campeón. Pero los Tuzos también tienen dulces recuerdos ante los Universitarios, pues en dos ocasiones se coronaron a domicilio ante ellos (Invierno 2001 e Invierno 2003).

Ante un estadio con una buena entrada iniciaban las acciones. Ambos estrategas plantearon un parado muy similar, con cuatro al fondo, dos contenciones, dos hombres por fuera, un media punta y un centro delantero clavado, derivando en un comienzo de partido muy apretado, siendo Jürgen Damm quien desde un inicio intentó romper con la monotonía desbordando por banda derecha, donde apenas a los cuatro minutos logró meter un centro peligroso que no pudo ser contactado por ningún compañero. Cinco minutos después, era Rodrigo Salinas quien de lejos intentó sorprender a Nahuel Guzmán con un bombazo que el argentino alcanzó a mandar a tiro de esquina. A su vez, Tigres apostaba por el contragolpe a pies de Joffre Guerrón, quien con su velocidad intentaba evadir defensas, pero sin crear oportunidad alguna.

Tigres controló a Pachuca en medio campo

El partido comenzó a apretarse gracias al buen trabajo de Egidio Arévalo en media cancha, que comenzó a hacer valer su experiencia para recuperar el balón más adelantado y distribuirlo a sus compañeros de ataque como Damián Álvarez, quien comenzó a hacerse notar por banda izquierda; su contra parte Damm, generó más peligro en los 30’, cuando desbordó a Torres Nilo para ingresar al área pero sin lograr rematar al no animarse a disparar de pierna izquierda.

Sin más peligro el árbitro silbaba la finalización del primer tiempo. Durante el descanso, el Tuca Ferreti debió revolucionar el ánimo de los suyos, quienes saldrían más abiertamente a buscar el resultado a base de velocidad, pues Hérculez Gómez cedería su lugar a Darío Burbano, prescindiendo Tigres de su delantero para obtener volumen de juego y profundidad.

Rápidamente daría frutos la charla técnica, cuando al 48’, Burbano desbordó por banda derecha y picó hacia el área metiendo una diagonal que encontró a Joffre Guerrón, para que la presión del ecuatoriano provocara que Salinas empujara el balón al fondo de las redes adelantando a los regiomontanos con autogol.

El gol cayó como balde agua helada para los hidalguenses, quienes cedieron la iniciativa creando un partido muy disputado. Intentando nivelarlo, Enrique Meza ingresó a Diego Buonanotte y a Darío Carreño, un cambio hombre por hombre con la esperanza implícita de que ambos entraran en buen momento. Pero de principio poco cambió; cuando los Tuzos se acercaban al área no lograban generar peligro, pues no encontraban la forma de hacer llegar el balón al área.

Los Tuzos lucían sin idea alguna

Fue hasta el 68’ cuando tras un trazo largo, Hirving Lozano se enfiló al área para encarar a Guzmán, pero fue derribado por Hugo Ayala antes de hacerlo, en lo que parecía una jugada de expulsión que finalizó sólo en amonestación. Tras el susto, Tigres continuó controlando el partido ante un Pachuca sin ideas, que buscaba el empate con más corazón que fútbol, siendo Buonanotte quien más se animaba. El argentino lo confirmaría al 78’, cuando filtró un balón para Lozano, pero fue bien cortado por el cancerbero.

Sin grandes ideas, Pachuca se animaba a disparar por conducto de Avilés Hurtado, que al 82’ sacó un trallazo que hizo volar al portero de Tigres en una atajada espectacular. Pero Tigres no se conformaba y con Guerrón y Burbano adelantados, intentaron sorprender en el minuto 84 sin vencer a Oscar Pérez. Los Tuzos continuaron con el balón y ahora intentaban filtrar balones a la espalda de los defensas, pero siempre encontrándose con un defensor que los desarmara; el peligro volvía a llegar al 87’ tras una mala salida del portero regio que Hugo Rodríguez no supo enviar al fondo de las redes.

Pero bien dice el dicho que los partidos no se acaban hasta que se acaban, y al 91’, Rodrigo Salinas recibió a las afueras del área e ingresó a la misma adelantando el balón y presionado, metió un centro que Hugo Ayala metió al arco en su intento de cortar, empatando así el partido. Pero no sería todo, pues un minuto después, Nahuel Guzmán salió del área a disputar el balón dejándolo suelto, pero para su buena fortuna ningún jugador tuzo supo concretar.

Así finalizaba lo que fue un partido peleado pero ordenadamente jugado, mismo que sin duda dejó muchas emociones para la vuelta que se disputará en el Universitario el próximo sábado, donde los Tuzos estarán obligados a ganar o empatar por más de un gol si desean avanzar a la semifinal.