El Puebla FC, casi por obra de un milagro, está a punto de consumar su tercer salvamento consecutivo, recién en la última jornada del Clausura 2015. La situación, aunque evidentemente no da pie para celebrar nada sí puede traer a flote la satisfacción comprimida, tanto por el hincha como por el seno del club, al realzar el valor de la Copa MX que se ganó el pasado mes de abril ante Guadalajara.

La Franja tenía más de dos décadas de no hacerse de un título oficial siendo miembro de la Primera División (fue campeón en un par de ocasiones en la otrora Primera División ‘A’). No obstante, el ambiente generalizado de aquella final no pudo presumir un sabor lo suficientemente agradable, ya que los Camoteros estaban obligados a seguir luchando por salvarse. Por dicha razón, de amarrar la estancia en la máxima categoría, Puebla podrá sentirse más orgulloso de ser el vigente campeón de Copa; pero, no solo eso, sino que volverá a tener la oportunidad de acceder a un torneo internacional.

Los Camoteros lograron su cúspide internacional hace 23 años y, a partir de ahí, aunque con escuetas oportunidades de conseguirlo, no pudieron volverse a hacer presentes en ninguna ocasión más. Su última oportunidad en una disputa internacional oficial, se dio tras ganar la Copa de Campeones de Concacaf 1991.

Aquella ocasión, tras superar al Police FC de Trinidad y Tobago en la Final, La Franja pudo acceder a la Copa Interamericana 1992. Dicha competición, ahora extinta, enfrentaba a los dos monarcas de las confederaciones pertenecientes al continente americano. Por ende, su contraparte sería el Colo-Colo de Chile, campeón en la Copa Libertadores 1991 que lo enfrentó al Olimpia de Paraguay.

Para no variar (en lo que se podría estipular como el inicio de la debacle camotera que sigue vigente hasta estos tiempos), el Puebla no contó con la fortuna de su lado y, por cuestiones meramente extra-cancha, no pudo participar en el Estadio Cuauhtémoc en la Ida de aquella final y tuvo que fungir de ‘local’ en un lugar completamente sui géneris como el Estadio Olímpico de Tabasco. Ahí, aunque pudo anotar un gol por conducto de Silmar Olindo, fue ampliamente superado por los chilenos que, liderados por el futuro ídolo en canchas mexicanas, Héctor Adomaitis,  se fueron con ventaja de 1-4, solo para finiquitar el trámite en su casa, en donde el 3-1 los hizo los indiscutibles merecedores del certamen, con un avasallador 7-2 global.

A partir de ahí, La Franja solo ha tenido dos oportunidades de volverse a inmiscuir en un torneo de índole internacional. La primera: a mediados del año 2009, en donde accedió a la Copa Sudamericana pero no la pudo jugar porque México se retiró del torneo (y hasta la fecha no lo juega); la segunda: un semestre más tarde, a principios de 2010, cuando increíblemente perdió una ventaja de 2-0 ante la UAG y dejó escapar la oportunidad de ganar una de las dos finales del Torneo Interliga que, en su caso, le darían el pase al repechaje de la Copa Libertadores 2010.

¿Será que Puebla logre de una vez por todas tener la oportunidad de jugar una Copa Libertadores? De antemano, tendrá que sortear con éxito el descenso y luego tendrá que ganar la Supercopa MX que lo enfrentará al campeón del Apertura 2014Santos– (de descender prescindiría del medio boleto a la competencia sudamericana, al solo aplicar para los participantes en Primera División).

Por último, también tendrá que esperar a que, en el camino, no pase algo extraordinario como en aquella fallida Copa Sudamericana porque, con la suerte que le suele pintar al Puebla desde hace tanto tiempo, se ha comprobado que todo puede pasar.