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Salvador Usain, infalible Bolt

El atleta jamaicano gana su noveno oro mundial. Derrota a Justin Gatlin en los 100 metros lisos por solo una centésima (9,79s por 9,80s) tras imponerse mentalmente desde los tacos e impidió la victoria universal de un exdopado.Ennis-Hill, Kovacs y Fajdel no permiten sustos. Kevin López, fuera de una final de 800 metros propicia para Rudisha: no estarán Amos y Aman.

Salvador Usain, infalible Bolt
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Por Ismael Pérez

Ocurrió en Pekín como en las películas. Si en 2008 echaron una de ciencia ficción, en 2015 tocaba un drama con final feliz, de los que siempre ganan los buenos en el último momento. Usain Bolt lo interpretó con emoción máxima, como correspondía al guión. Derrotó al malo del filme, un Justin Gatlin más favorito aún tras las semifinales, por solo una centésima (9,79s por 9,80s) para colgarse del cuello su noveno oro mundial y superar en cosecha de dorados a Carl Lewis. Su leyenda de campeón continúa intacta. Bolt es infalible en los grandes momentos. Consiguió dominar la mente de Gatlin y ganarle en su terreno, la salida. Bolt se dejó 0,159, Gatlin 0,165. Una diferencia insignificante y dos arranques discretos, en cualquier caso. Cinco purasangres reaccionaron más rápido. Sin embargo, Bolt pisó desde el inicio el 'territorio Gatlin', cambió la previsión que le señalaba como secundario al inicio frente a la portentosa salida del americano. Lejos de los esperado, solo el chino Su y el francés Vicaut se quedaron más tiempo en los tacos. Gatlin estaba comenzando a perder.

Bolt es infalible en los grandes momentos. Dominó la mente de Gatlin y lo derrotó en su terreno: la salida

La estrella jamaicana partía con dos losas mentales: la posibilidad de ser superado por primera vez en siete años en un gran campeonato y su errática comparecencia en las semifinales. Bolt también había mejorado en los tacos (0,148, también cinco milésimas más rápido que Gatlin en la segunda serie) pero de nada le sirvió eso en los primeros apoyos. Bolt falló en los primeros metros, levantando el cuerpo, y sufrió un pequeño tropiezo. Con una remontada digna de su leyenda, cuando consiguió erguirse empezó a pasar a todos y entró con el mismo tiempo (9,96s) que el canadiense Andre De Grasse, una de las revelaciones del Mundial. Gatlin en esa ronda se mostró incluso más rápido que en la final (9,77s), sin verse obligado a forzar como Usain. El neoyorkino confirmó las impresionantes sensaciones de la primera ronda: parecía que se guardaba algo, que tenía unas centésimas para recortar en las piernas. El de Trelawny, mientras, tuvo que convivir dos horas con el peso de sus errores en la cabeza. 

En la batalla psicológica que son los momentos previos al hectómetro, costaba ver al Bolt feliz de los inicios de su carrera. En su rostro se reflejaba la tensión del momento. Solo consiguió bromear con la cámara en la presentación, aunque moderado. Gatlin no salía de su personaje malvado. Lanzados de los tacos, el de Brooklyn pareció un milímetro por delante en los primeros metros. Rodgers (al final 5º, 9,94s) tomaba la delantera. Las dos grandes figuras volaban en paralelo. A los 60 metros, sobrepasaron a todos. La máxima velocidad de Bolt le dio cierta ventaja. Gatlin parecía crisparse, pero consiguió reaccionar tirándose antes sobre la meta. "Me tropecé un poco en los últimos cinco metros y eso se costó mi momento", declararía después. A simple vista, resultaba difícil encontrar al ganador. El jamaicano sin embargo, se sabía con su noveno oro al cuello.

El jamaicano bajó por fin de 9,80s esta temporada, mientras Gatlin se quedó a seis centésimas de su mejor registro

Había bajado por fin de 9,80 segundos esta temporada, mientras Gatlin se quedaba a seis centésimas de su mejor registro. El día D acabó con la amenaza del hombre más rápido de los dos últimos años, el villano que se quedó a una décima de volver a ser campeón del mundo diez años después, a los 33 años, cuatro más que Bolt, y después de haber pagado con 48 meses dos positivos por dopaje. Su victoria habría supuesto un mazazo para los guardianes del atletismo limpio, en una final que tenía a otros manchados: Rodgers, Powell, Gay. Todos descabalgaron en la lucha por el podio. Treinteañeros ya, su momento ha pasado. Los jóvenes que llegan empataron en el tercer cajón. Repartirán dos bronces: el estadounidense Trayvon Bromell, de 20 años, que tanto asustó en la primera ronda, y el canadiense Andre de Grasse, de 21, ambos en 9,92s.

"Mi ambición es ser el número uno hasta que me retire", explicó Bolt anticipando la recta final de su carrera. Ambicioso, reconoció que esperaba mejores marcas, pese a que el viento (-0,5m/s de viento en contra), no favoreció en un Nido a 22 grados y un 78% de humedad, condiciones casi idóneas. "Se puede decir que la carrera ha sido oxidada, podría haber corrido más rápido, pero el título significa mucho para mi", reflexionó volviendo a poner el foco sobre la victoria sobre Gatlin "Esto es una receta de confianza para los 200 metros, mi prueba favorita", amenazó. En la curva se las volverá a ver con Gatlin con el décimo oro en el horizonte. Otra película.

Mamá mágica

Apenas un año después de ser madre, Jessica Ennis-Hill regresó a un mundial para ganarlo. Sin imponerse en ninguna prueba, la fortaleza de la británica residió en su regularidad. Para terminar a lo grande, adelantó en la última recta de la última serie de los 800 metros a la canadiense Brianne Theison-Eaton, que se escapó desde el principio para defender su plata e intentar asaltar el oro. Pero Ennis-Hill, con mucha cabeza, le cogió la rueda y terminó superándole. Con 12,91 segundos en las vallas, 1,86 metros en altura, 13,73 metros en peso, 23,42 segundos en los 200m, 6,43 metros en longitud, 42,51m en jabalina y 2.10.13 en la prueba final. La campeona olímpica y ya regidora mundial en Berlín 2009 basó su éxito, por tanto, en vallas, altura y 200 metros, para lograr un total de 6.669 puntos, una victoria cómoda sobre la esposa de Ashton Eaton (6.554), nada contenta con la plata, que repite de Moscú, después de su mal rendimiento en el salto alto. El bronce cambió de mano a lo largo de toda la prueba, y terminó en el cuello de Laura Ikauniece-Admidina, de solo 23 años, que batió el récord de Letonia (6.516), que arrebató a la holandesa Nadine Broersen el podio en la prueba final. La prueba vino marcada por el 0 de Katherine Johnson-Thompson en longitud después de pisar por un milímetro la plastilina de la longitud. Apenas un uña que cambiado el cuadro de honor.

Estados Unidos recupera el peso

Baile constante en la final de peso. El líder del año, Joe Kovacs, terminó restaurando el dominio estadounidense en el quinto intento (21.93m) tras años de dominio del alemán David Storl, que vendió cara su piel en la final (21,74m). El bronce, sorprendentemente, no acabó en cuellos americanos ni europeos, ni siquiera en el del neozelandés Tomas Walsh, cuarto, que sigue los pasos de su homóloga Valerie Adams. Jamaica también extendió sus dominios a los lanzamientos con O'Dayne Richards, que llegó a liderar la prueba con el récord nacional de su tercer intento (21,69m).

En martillo no hubo sorpresas en el tejado del podio. El polaco Pawel Fajdek, el único hombre capaz de pasar de los 80 metros esta temporada, también fue el único en hacerlo en la final para repetir el oro de Moscú con sus cuatro giros y medio y sus gafas atadas por la nuca. Su éxito no empezó a cimentarse hasta el tercer intento (80,64m), que mejoró justo después (80,88m). El tayiko Dishod Nazarov, con un concurso muy sólido, se colgó la plata (78,55m), un lanzamiento que igualó el también polaco Wojciech Nowicki, que con un último tiro  que superó al húngaro Krsiztian Pars brincó al podio. El segundo mejor intento (78,06m) de Nazarov, decidió.

Final soñada para Rudisha, imposible para Kevin

El único español de la tarde pekinesa tras la alegría mañanera, Kevin López volvió a chocar  con las semifinales de los 800 metros. Con una impresión más sólida que en sus últimos campeonatos, el sevillano corrió de menos a más, sin reventar en los 600 metros como acostumbraba. La recta final, sin embargo, se le hizo demasiado dura ante el acelerón de cuatro atletas superiores, el polaco Adam Kzszcot, que marcó el ritmo de la serie más rápida de las tres, el keniata Alfred Kipteker, el francés Pierre-Ambroise Bosse, que ha cambiado su estrategia de 'frontrunner' para esprintar desde atrás, y Mohammed Aman, que luego sufrió una descalificación por obstaculizar el avance del holandés Thijmen Kupers a falta de 150 metros.

Los tres (cuatro en realidad) entraron cinco centésimas, con López observando su sombra, después de una carrera inteligente, en la que salió reservando y vio como los mejores se escapaban tras el incidente. En la segunda semifinal, David Rudisha cocinó en cabeza un ritmo tan lento que terminó por eliminar a su gran rival, el botsuano Nijel Amos. Crispado al final, cuando todos tuvieron opciones por el ritmo asequible, Amos se vio superado por el catarí Balla y no entró en una final a placer para el campeón olímpico, que no tendrá enfrente a los dos jóvenes que más quebraderos de cabeza le han provocado desde su exhibición histórica en Londres: Amos y Aman.

Por su parte, Genzebe Dibaba demostró en las semifinales de 1.500 metros que no tendrá rival en la final. Cuando quiso, a falta de una vuelta, saltó de la cola a la cabeza del pelotón sin ningún esfuerzo y terminó venciendo en 4.06 sin forzar el gesto en ningún momento. El resto de candidatas entraron sin sobresaltos. Optarán a los otros dos cajones. En los 400 metros vallas, Javier Culson y Johny Dutch también faltarán a una final con dos keniatas que prometen guerra.