Por si el Mundial no estuviera siendo suficientemente sorprendente, por si todo lo que pasa en el Nido no viniese ya acompañado de un aura mágico, llegó Dafne Schippers, una holandesa de Utrecht de 23 años, blanca como las holandesas de verdad, de pura cepa, y puso patas arriba las tablas históricas de marcas, las convenciones y las costumbres de los 200 metros femeninos. Schippers, una heptatleta que se subió al tercer cajón del podio de la combinada en Moscú 2013, se ha especializado en la velocidad. Brilló como una de las estrellas del Europeo de Zúrich del año pasado, donde ganó los 100 y los 200 metros. Sin embargo, rara vez la reina europea de la velocidad ha gozado de un papel destacado a nivel mundial. A Pekín llegaba con marcas muy destacadas. Sorprendió con su plata en los 100 metros, solo derrotada por Shelly-Ann Fraser-Pryce, a la que casi alcanza en los metros finales. En la prueba de la curva, ocurrió al revés. Schippers remó toda la carrera y se terminó imponiendo en los diez metros finales a la jamaicana Elaine Thompson (21.66s) y a la doble campeona olímpica en 2004 y 2008 Veronica Campbell-Brown (21,97s), que llegó a la final después de no ser descalificada en series, cuando invadió sin percatarse la calle de una rival.
Cierto es que los 200 metros no contaban con la campeona olímpica, Allyson Felix, vencedora el jueves de los 400 metros, ni con SAFP, centrada solo en el hectómetro. Pero sus ausencias no provocaron una final para cualquiera. Si había alguna duda, Schippers lo reafirmó con su marca: 21,63s, la tercera mejor de todos los tiempos, una brutal rebaja de 46 centésimas respecto a su tiempo personal. Solo la plusmarquista Florence Griffith-Joyner y Marion Jones, muy sospechosa de dopaje la primera, dopada la segunda, han corrido más rápido en la historia. La marca, por supuesto, derriba el récord de Europa de Marita Koch tras 36 años de vigencia y pulveriza todas las marcas de las alemanas dopadas de la RDA en esos años 80. Schippers arrastró a todas las medallistas a su mejor tiempo del año y superó el mito de que solo jamaicanas y estadounidenses de raza negra eran ya capaces de ganar en velocidad.
Otro velocista blanco
No se quedó sola Schippers derribando tópicos. Sergey Shubenkov, ruso de la Rusia profunda, bronce mundial hace dos años, también el mejor de Europa, rebajó siete centésimas su mejor marca en la mágica pista pekinesa y se convirtió en el 20º hombre de la historia en bajar de los 13 segundos. No le importó que tres de esos 20 estuvieran en la final. Uno de ellos, el jamaicano Omar Mcleod, se mostró el más rápido en los tacos y en las primeras vallas. En la sexta emergió Shubenkov como una bala. Con una técnica perfecta, sin tirar una valla y una velocidad intermedia superior, derrotó al también jamaicano Hansle Parchment (13,03s), el más fuerte al final, y a Aries Merrit, el plusmarquista mundial (13,04s), que ha competido en Pekín sabiendo que la próxima semana tendrá que ser trasplantado de un riñón. Muy lejos de las medallas, séptimo, entró el hasta ahora campeón David Olivier, que fiel a su costumbre, tiró tres de las cuatro primeras vallas y quedó muy retrasado.
Desastre USA en las vallas
Jamaica llegó también a colocar su bandera en las vallas femeninas, donde ocurrió otra desgracia estadounidense. Con las cinco mujeres más rápidas del año y las 18 mejores marcas, las norteamericanas se quedaron fuera del podio. La hecatombe empezó en semifinales, con Dawn Harper-Nelson por los suelos y Kendra Harrison descalificada por salida nula. En la final la campeona Brianna Rollins y sus labios azules (4ª) y Sherika Nelvis (8ª) pincharon en los últimos metros. La jamaicana Danielle Williams, octava más rápida del año, tomó la cabeza en la última valla cuando todavía la británica Tiffany Porter conservaba opciones. A la vez emergió por la calle 1 la campeona europea en pista cubierta en Praga, la bielorrusa Alyna Talay. En el último momento le superó la alemana Cindy Roleder, que no se lo creía. Williams (12,57s) corrió los 100 metros vallas más rápidos de su vida, al igual que la germana (12,59s). Talay batió el récord bielorruso (12,66s).
Tres mujeres sobre 7m
Estados Unidos pudo salvar la honra y llegar al cuarto oro (Kenia suma seis) en el último intento de la longitud femenina. La prueba, que se presumía igualada, tuvo tanto nivel y emoción que a la canadiense Christabel Nettey no le sirvió de nada abrir la final con un salto de 6,95 metros. Las medallas se jugaron a partir de los siete metros, con tres mujeres volando hasta cinco veces más lejos. Se impuso Tianna Bartoletta, que volvió a ganar la prueba diez años después de Helsinki 2005, cuando se apellidaba Madison. Voló hasta 7,14m, el salto más largo del año, que supera en dos centímetros al que traía. Sin oro se quedaron la británica Shara Proctor y la serbia Ivana Spanovic pese a saltar más de siete metros por primera vez en su vida. Lo hicieron, además, por partida doble. Spanovic se colocó lider (7,01m) en el primer intento y volvió a repetir el mismo salto al final, cuando ya solo le era útil para ser bronce. Proctor, mientras, saltó a la cabeza en el tercero (7,07m) y en el cuarto marcó 7,01m. Arriesgó después y cometió nulos en brincos que también iban muy lejos. Nada que hacer cuando llegó Bartoletta, tercera entonces, para superarlas sobra la bocina y reverdecer laureles después de años dedicados a los 100 metros lisos, donde terminó cuarta en los Juegos de Londres, con 10,85s.
China de inicio a fin
Al final, lo menos impactante ocurrió por la mañana. En los 20 kilómetros marcha femeninos sin rusas, que han dominado la especialidad los últimos lustros y ahora se han refugiado tras el escándalo de dopaje. Las chinas ocuparon su papel con una táctica simiar. Desde antes de salir del estadio Xiuzhi Lu y Hong Liu tomaron la cabeza y se distanciaron del resto. Nadie volvió a pillarlas en todo el circuito. En los últimos kilómetros, hablaron y pactaron el oro y la plata en un gesto antideportiva. Su negociación favoreció a Liu, plusmarquista mundial desde esta primavera en La Coruña, que entró en 1.27.45. En el mismo tiempo apareció Lu. El bronce se lo colgó de forma cómoda la ucraniana Lyudmyla Olyanovska (1.28.13), que se benefició de las descalificaciones de las italianas Elisa Rigaudo y Eleonora Giorgi, las únicas que podían disputarle el podio en los últimos kilómetros. Las españolas terminaron en el orden en que empezaron. La veterana María José Poves (1.31.06, marca del año) entró 10ª, la mejor posición de un español en Pekín tras el oro de Miguel Ángel López, la debutante Raquel González acabó 14ª (1.32.00) y Laura García-Caro llegó en 32ª posición (1.36.22).
También nuevos en un Mundial eran los decatletas Pau Tonnesen y Jorge Ureña. No así el mallorquín David Bustos, único español en semifinales de los 1.500 metros. Si ya sufrió en las series, donde entró por tiempos en la serie más rápida, se deshinchó totalmente en la carrera más favorable de la ronda. Bustos se colocó tras los keniatas, sin perder de nuevo la cuerda, y desde ahí solo perdió posiciones. Pasó de los primeros lugares al centro del grupo y, tras el toque de campana, cuando todos aceleraron, el español se quedó sin fuelle, pasado por todos. Terminó último de la serie rápida, en la que pasaron siete (3.42.48).
Decathlon
Mejor les va a los combineros tras la mitad del decathlón. Jorge Ureña es 20º con 4.066 puntos. Marcó 10.99s en 100m, 7,30m en longitud, 12,74m en peso, 2,01m en altura y 49,17m en 400m, marca personal. El americano Tonnesen, mientras, es 23º con 4.024 puntos. Corrió el hectómetro en 11.26s, saltó 7,21m en longitud, lanzó 13,74m en peso, saltó 2.04m en altura y corrió los 400 metros en 50,24s. En su caso, mejoró su marca personal tanto en los 100 como en los 400 metros a la espera de una segunda jornada más favorable que para Ureña. En otra dimensión compite el campeón olímpico y mundial estadounidense Ashton Eaton, que impactó a todos en la última serie de 400 metros parando el cronómetro en 45 segundos exactos, la mejor marca de la historia en un decatlón, lo que le acerca a su récord del mundo de 2012. Entonces, en los trials de EEUU, tras cinco pruebas solo había sumado 25 puntos más.