Demoledor. El adjetivo más preciso para describir una pelea en la que Gennady Golovkin puso su sello desde el primer round hasta el noveno asalto, donde el árbitro miró a la esquina de Stevens y decidió parar el combate, algo que podía haber sucedido desde el sexto asalto, donde el boxeador local de Brooklyn estaba recibiendo un tremendo castigo por parte de su adversario, el cual no frenó su ímpetu en ningún momento pese a las acometidas que Curtis lanzó a su rostro, sin mucho éxito eso sí.
Semanas antes de la pelea, Stevens decidió calentar el combate celebrando en su barrio natal un "funeral" en honor a Gennady, prometiendo "enterrar al kazajo" por la vía rápida. Tales eran sus ganas de acabar con él que una vez subido al ring decidió recordárselo haciendo el gesto de la ejecución, pero minutos después entendió, al igual que el público presente en el Madison Square que esa noche la única ejecución sería la del norteamericano. Poco le duró la alegría, y es que en el segundo asalto, un gancho con la izquierda de Golovkin hizo sentir a Curtis Stevens lo que supone pelear contra el boxeador más en forma del panorama mundial, y fue a la lona de inmediato.
Su corazón y su alma guerrera le empujaron a continuar. Pese a seguir lanzando alguna que otra mano llegando a conectar bien con el rostro del kazajo, su rival parecía no inmutarse apenas lo más mínimo, mientras continuaba con su trabajo de demolición alternando poderosos golpes al rostro de Stevens que le hacían tambalearse hasta su poderosa izquierda al hígado rival, que pareció secarle en determinados momentos del combate.
Así transcurrio el resto del combate, donde Stevens contragolpeaba, y cuando parecía que por fin podía hacer daño, aparecía de nuevo un autobús con parada directa en su rostro. Trabajo de demolición, distinto a lo que nos tenía acostumbrados "GGG", el cual viene de noquear en sus últimos 14 combates, en los que se incluyen, también de manera consecutiva, 8 combates con un título mundial en juego. La potencia desmedida de Golovkin volvió a cerrar un combate sin mucha historia donde no se apiadó en ningún momento de su rival, llegando en numerosas ocasiones a jugar con él.
Tras finalizar el combate, Gennady cogió el micro y señaló, de manera efusiva, que quería vérselas con Sergio "Maravilla" Martínez, actual campeón del peso medio por la WBC, el cual parece poco probable que quiera enfrentarse ante él. Loeffler, manager de la estrella señaló que su próxima pelea será en Montecarlo el día 2 de febrero, repitiendo así escenario tras su victoria por KO ante Ishida. Peter Quillin, campeón de WBO también ha sonado recientemente como rival de Golovkin, pero no parece nada probable que se vaya a dar esta unificación de coronas tal día.