Se acabó lo que se daba. Llega el momento decisivo y un error, un gol o un detalle te envían a casa. Inglaterra e Islandia llegaban al partido con caminos idénticos pero con sensaciones completamente diferentes. Unos no han llegado a despuntar como se esperaba, y los otros se han dedicado a dar la sorpresa en esta igualadísima Eurocopa. El partidazo estaba garantizado.
El equipo de Roy Hodgson sacaba su once de gala ligeramente modificado por un simple cambio. Srurridge por Lallana. Velocidad en banda por control en el centro. Sorprendía un poco después de haber visto el nivel del mediapunta "red" en sus últimos partidos.
Islandia, por su parte, no movía ficha y mantenía el mismo once que los ha llevado hasta aquí. No es para menos, no habían perdido ningún partido hasta la fecha.
Después de esta introducción algo generalizada, vayamos con lo que nos ha deparado el encuentro. Eso sí, nos lo han puesto difícil. Para empezar, resulta complejo encontrar un calificativo a los primeros veinte minutos del mismo. Podría ser loco, desequilibrado, sin defensas, imprudente, y una cantidad de sinónimos más que me ocuparían varios párrafos, algo que no va a pasar. El caso es que, cuando ocurren estas cosas, suele darse por consecuencia lo que muchos consideramos "la salsa del fútbol". Los goles.
No habían pasado ni tres minutos cuando se movió por primera vez el marcador en el Stade de Nice. Balón de Sturridge a la espalda de la defensa islandesa para que Sterling, que comenzaba el partido tirado a la izquierda, tocara con la puntera el esférico y provocara la barrida del portero. Penalti y Rooney que no falla. 1-0.
Alegría y jolgorio inglés que se tornarían en menos de cinco minutos, pues apenas 120 segundos después del gol británico, llegaría la igualda de los islandeses. Peinada de cabeza de Sigthorsson al segundo palo y R. Sigurdsson, que aparecía por ahí, se encargó de empujar la pelota al fondo de las mallas. El partido había vuelto a empezar.
No obstante, a Islandia todavía le faltaba una bala en la recámara y la iba a emplear bien. Más que bien. Jugada espectacular que se podría equiparar a la mejor versión de un conjunto "tiki taka", para que Sigthorsson, en la frontal del área y después de tumbar a Smalling, defina y coloque el 2-1 en el resultado. Eso sí, no sin la ayuda del portero inglés, Joe Hart. Más cuestionado ahora que nunca.
Volvían los fantasmas a la escuadra de "Los Tres Leones" y con ellos, las dudas, los fallos no forzados, y las caras de desesperación. ¿Otra vez fuera de un torneo importante a las primeras de cambio? ¿Otra generación de oro tirada por la borda? Quedaba una hora por delante para darle la vuelta a dicha situación. Pero no pintaba bien.
El resto de la primera parte se basó en ataques sin sentido de los ingleses. Alli no aparecía, Sturridge se escoraba mucho a la banda y Harry Kane se ocupaba de firmar una Eurocopa desastrosa. Al delantero "spur" se le ha visto muy fatigado en la competición después de la exigente temporada que mantuvo. Y eso Inglaterra lo ha notado.
Lo mejor que le podía pasar al conjunto de Roy Hodgson era el descanso. Quizá así llegarían nuevas ideas, un nuevo esquema, o nuevas formas de derribar el muro islandés. El ex entrenador del Liverpool encomendó esa misión a Jack Wilshere. Un cambio muy ofensivo que dejaba a Eric Dier en el banco y le otorgaba al mediocentro del Arsenal todo el poder ejecutivo de su equipo. Sin embargo, poco sirvió.
Los minutos pasaban y las ocasiones ni se asomaban al área de Halldorsson. Los cuartos se escapaban, Vardy ingresaba al césped, e Islandia se resguardaba en su propio campo. La afición inglesa no se lo podía creer. Y menos lo pudo hacer cuando el propio Vardy se plantó delante del portero rival antes de ser derribado por R. Sigurdsson de forma exquisita, recordando a los mejores centrales del viejo continente. Una de las mejores entradas de todo el torneo. Hay muchísimo nivel en esta Islandia.
Ahora sí que nos quedan pocas palabras para describir lo que le pasaba a la selección británica. Tal vez sea la actuación de Rooney un reflejo de ello. Fallón en todos sus controles, impreciso en todos sus pases, y con falta de liderazgo. Es curioso que Marcus Rashford, un chaval de 18 años que solo lleva media temporada en el fútbol profesional, haya dado la cara por este equipo en los míseros minutos que disfrutó.
Se acabó el partido y con él, se acabó la Eurocopa, generando así, una avalancha de preguntas, ¿será esta generación la capacitada de levantar el fútbol inglés a nivel internacional?, ¿se marcharán Rooney y Roy Hodgson?, ¿queda en entredicho el nivel competitivo de la Premier League?, ¿cómo llegarán al próximo Mundial? Muchas preguntas sin respuesta que nos dirigen a una sola realidad. Islandia lo ha vuelto a hacer, y se medirá a Francia en los primeros cuartos de final de su historia. La "cenicienta" de la Eurocopa revive el milagro del Leicester y con ello nos quedamos. Más que honorífico. Una conquista. Una victoria. La victoria islandesa.