Julio de 2013. El Espanyol realiza el fichaje de Álex Fernández, quien firma con el club hasta 2017. El club barcelonés pagó 500.000 euros al Real Madrid por la incorporación del joven mediocentro. Diez meses después, las estadísticas de Álex en su primera temporada como blanquiazul hablan por si solas: 24 partidos jugados de 38, sólo tres como titular y 21 como suplente. Nueve partidos no convocado, cuatro convocado pero sin disputar ni un solo minuto. La poca confianza de Aguirre sobre Álex quedó más que evidenciada. ¿La razón? El mediocentro madrileño desarrolla un estilo de juego totalmente contrario al de Javier Aguirre.
Álex Fernández llegó al club periquito con el objetivo de convertirse en un jugador importante en los esquemas del entrenador. El joven futbolista, internacional en las categorías inferiores de la selección española y capitán del Real Madrid Castilla, llegó al conjunto catalán siendo uno de los futbolistas más prometedores del panorama futbolístico español. Sin embargo, el jugador madrileño se topó con un Aguirre que quería un estilo de juego de presión, fuerza, garra y, sobre todo, intensidad. Todo lo contrario a un Álex Fernández con un estilo de juego frío, muy técnico, de combinación, con muy buena visión de juego, poco defensivo, poca garra…
Javier Aguirre, no obstante y aún no habiéndole dado demasiadas oportunidades, intentó reubicar al futbolista en una posición en la que pudiera competir y tener más oportunidades de jugar. La demarcación natural del ex del filial madridista es la de mediocentro en el doble pivote, por delante de la línea de cuatro defensas, ejerciendo tareas de organización y manejo del control del juego del equipo. Sin embargo, dos “guardianes” como Víctor Sánchez y David López, los cuáles eran la prolongación de Javier Aguirre en el campo, le imposibilitaban a Fernández poder desarrollar su estilo de juego en su posición habitual. Ante esto, Aguirre decidió colocar al joven jugador madrileño en la posición de mediapunta. En la de ‘10’, por detrás del delantero centro. Álex Fernández se intentó adaptar, pero claramente se le notaba que se encontraba más cómodo en el centro del campo.
El jugador, sin embargo, mostró tener un gran grado de madurez. A sus 21 años y ante una situación muy poco habitual en él como es la suplencia reiterada, Álex Fernández siguió trabajando y perseverando para poderse acabar haciendo con un hueco en el once titular de Javier Aguirre. Finalmente y desafortunadamente para sus intereses, dicho hecho no acabó de producirse. El de Alcalá de Henares sólo llegó a disputar tres partidos de titular, una cifra que no se hubiera imaginado, ni mucho menos, cuando realizó su rúbrica en el contrato que le convertía en nuevo futbolista del Espanyol.