La mala racha de los blanquiazules no sólo se presenta en los partidos disputados en el Power8 Stadium, donde sólo han conseguido dos victorias en lo que llevan de liga, sino que el verdadero problema llega cuando el equipo de Sergio González tiene que visitar tierras ajenas. Para poder ver cómo el Espanyol se lleva los tres puntos a Cornellà hay que remontarse hasta la jornada 30 de la temporada pasada (25 de marzo), partido en el que los periquitos se impusieron 1-2 ante un flojo Málaga.

Además, el equipo blanquiazul todavía no se ha adelantado en el marcador fuera de casa esta temporada (el único conjunto de la liga), es decir, es incapaz de llevar la iniciativa del partido. Sólo los goles de los contrarios han sido capaces de hacer que el equipo reaccione, consiguiendo así dos empates, aunque los otros cuatro partidos han terminado en derrota. Este dato de no marcar antes que el equipo local sólo lo comparte con cinco equipos más de las grandes ligas de futbol: el Peñafiel, el Boavista y el Nacional (Portugal); el Queens Park Rangers (Premier League) y el Cesena (liga italiana).

Gol de Pizzi ante el Málaga | Fotografía: mundodeportivo.com
Gol de Pizzi ante el Málaga | Fotografía: mundodeportivo.com

Las estadísticas

Los números del Espanyol son preocupantes, ya que en los últimos diez partidos jugados a domicilio sólo ha sido capaz de marcar siete goles – no ha superado el gol por partido -, es decir, que la media del equipo es de un gol cada 128 minutos. En cambio, ha recibido 21 en contra, lo que significa que la portería de Kiko Casilla ha sido abatida cada 42 minutos, con una media de dos goles por partido. Por otro lado, de 30 puntos posibles, los blanquiazules solo han sumado dos, gracias a los empates conseguidos frente al Almería y al Córdoba.

A la situación del equipo fuera de casa se le podría dar menos importancia si los resultados en el Power8 fueran positivos, pero viendo que en esta temporada sólo se han conseguido dos victorias de seis partidos se puede llegar a la conclusión de que el Espanyol tampoco se siente cómodo en su propio campo: Cornellà ha dejado de ser un fortín.