Cuando un equipo no tiene tanta calidad ofensiva como para fiar su capacidad goleadora a la magia de sus jugadores, debe buscar soluciones. Sergio González y el cuerpo técnico son conscientes de ello. Es aquí donde aparece el balón parado. La libreta del entrenador toma fuerza y se vuelve vital. Tanto a nivel defensivo como ofensivo. Ser seguros atrás. Ser peligrosos arriba. Anotar goles a balón parado que pueden dar muchos puntos.
El Espanyol ya empezó la liga así. Golazo de falta directa de Salva Sevilla por la escuadra. Tres puntos conseguidos gracias a este gol ante el Getafe. Ante la Real Sociedad, más de lo mismo. En una de las últimas jugadas del partido, córner a favor del equipo perico. Balón peinado en el primer palo, y Hernán Pérez llegaba al segundo palo y con un sutil cabezazo daba otros tres puntos al conjunto perico gracias al balón parado. El Valencia tampoco se iba a escapar. Victoria por la mínima. Asensio ponía un balón medido desde la derecha, y Víctor Álvarez remataba dándole así los tres puntos al conjunto blanquiazul.
Tres goles a balón parado que se han traducido en nueve puntos
Tres goles que se han traducido en nueve puntos. Precisamente, los nueve que lleva en el casillero. Nueve puntos que le permiten estar en la zona media de la tabla. El Espanyol ha sabido rentabilizar como nadie el balón parado. Mejor media goleadora que el potente Atlético de Madrid, inclusive. No tiene grandes especialistas en el juego aéreo. Ni a priori grandes lanzadores de falta directa. Pero cuando las cosas se trabajan todo es más fácil. Sergio González lo sabe, y no va a parar de trabajar este aspecto vital del juego. Los datos le dan la razón y le animan a seguir trabajando en ello. A faltas de grandes goleadores, la estrategia cobra fuerza. En el Power 8 Stadium la frase un córner, medio gol, suena con más fuerza que nunca.