Tremendo duelo el que ofrecieron ayer catalanes y baleares en Montilivi. Tenía pinta de ser un bonito encuentro, con ocasiones, goles y buen fútbol, pero Karpin lo evitó. Y decimos Karpin, porque introdujo un nuevo sistema basado en la defensa y en no encajar goles, en interrumpir el juego y que no se viera un fútbol fluido. Colocó una defensa de cinco -con Cendrós por la derecha y Saborit por la izquierda- y dos mediocentros -Bustos y Joao Víctor-, que de creadores tienen poco.

Le salió bien la jugada al ruso; en efecto, impidió que se jugara un fútbol vistoso y además su equipo salió mejor al encuentro. Comandado por un impecable Marco Asensio, el cuadro insular gozó de varias oportunidades que sólo Becerra desbarató. Empezó el Mallorca dominando en todos los aspectos del juego: presión, posesión, creación... pero le faltaba la profundidad requerida para adelantarse en el electrónico. Antes de esto, evidentemente, se guardó un respetuoso minuto de silencio por las víctimas de Charlie Hebdo en París.

Ocasiones muy claras

Tras un buen eslalon y un remate muy discreto de Coris a las manos de Cabrero, Marco Asensio cogió la batuta y dirigió a los suyos cual director de orquesta. En el minuto 10, una asistencia suya no la aprovechó Fofo, que mandó arriba del marco local. Continuó la tentativa visitante con una contra que llevó Cendrós por la banda derecha, centró y Arana cabeceó para que Becerra se estirara, mandando el balón a córner (15').

Asensio volvió a hacer de las suyas poco después, se zafó de Ramalho y llegó al área, aunque su disparo raso fue repelido nuevamente por el cancerbero badalonés con los pies (19'). En el minuto siguiente, el jugador fichado por el Real Madrid se fue de varios jugadores rivales, se plantó en la frontal del área, pero su remate lo atajó sin problemas Becerra. Aquí se acabaría el asedio visitante, dado que los pupilos de Machín empezaron a sacudirse la presión de encima y tuvieron sus ocasiones.

Felipe y Mata combinaron en una preciosa jugada y el centro del primero al madrileño fue rematado por éste, aunque encontró la oposición férrea de Cabrero, que despejó el balón como pudo (28'). El Girona empezó a combinar y a jugar mejor y dispuso de alguna llegada al área, aunque sin mucho peligro. Saborit mandó a córner tras una jugada a la que llegaba Cifuentes (37'), mientras que Coris quiso sortear a Cabrero al filo del descanso, pero éste sacó el balón en el límite del área (44'). Se reclamó una mano fuera del área, pero el trencilla no quiso saber nada.

Mejora el Girona

Tras el descanso, los catalanes salieron con otro aire. Conociendo ya el sistema del rival, la intensidad local aumentó y, con ello, las llegadas. Lejeune condució hasta el área, dejó a Eloi, y éste de nuevo al francés, que obligó a Cabrero a estirarse para mandar a córner (47'). Sin embargo, el Mallorca golpeó de nuevo por mediación, primero, de Marco Asensio, y posteriormente de Fofo. El primero aprovechó un despiste de la zaga local a la salida de un córner, aunque su centro no llegó a rematarlo Agus en el segundo palo. El segundo soltó un tremendo obús desde la frontal que obligó a Becerra a lucirse despejando el balón como pudo.

Los gerundenses intentaron dar un paso adelante tras estos dos sustos y Machín dio entrada a Aday por un fatigado Coris. Mejoró la profundidad de los catalanes, intentando penetrar en una superpoblada defensa balear. En el minuto 72, llegó la jugada para la discordia. Cendrós agarró a Mata en el área, difícil de saber si suficientemente como para derribarlo -el árbitro no vio nada punible-, y el público empezó a entonar el 'Fuera, fuera', indignado por el desconcertante arbitraje. El colegiado principal se dirigió a la banda para amonestar a Jandro, que calentaba en la banda, y expulsar al preparador físico, Jordi Balcells, por protestar airadamente con los brazos.

Tras unos instantes en los que el partido parecía enloquecer, tendrían los catalanes su última oportunidad a balón parado. Una falta lateral botada por Granell fue despejada de puños por Cabrero. Un minuto más tarde, el mismo Granell se precipitó al chutar desde lejos, también a las manos del meta oscense (85'). Antes, en el bando visitante, Pereira, que había ingresado por Arana, desaprovechó un contraataque al disparar desviado desde la frontal del área (82').

El carrusel de cambios que hizo Karpin acabaron de matar el partido, que terminó con el empate a cero inicial, un resultado que satisface más al Mallorca que al Girona. Los catalanes, que siguen quintos en la clasificación pase lo que pase, viajarán la semana que viene a Lugo para cerrar la primera vuelta. Los insulares, decimoterceros con 24 puntos, volverán a Son Moix para medirse al Mirandés.