Un ordenado Málaga cortocircuita a un gris Barcelona

El gran trabajo defensivo del Málaga dejó al Barcelona sin ver portería por primera vez en lo que va de temporada. El Barcelona dominó la posesión, pero no generó ocasiones de peligro. El conjunto malacitano tuvo la mejor ocasión del partido en una gran falta botada de Luis Alberto que despejó de forma magistral Claudio Bravo cuando La Rosaleda ya cantaba el gol.

Un ordenado Málaga cortocircuita a un gris Barcelona
Añor y Rakitic disputan un balón // Foto: www.malagacf.com
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Por Jaime González Pons

El Málaga logró anoche dos cosas que no habían sucedido en lo que va de Liga, dejar al Barcelona con el contador de goles a cero y, como consecuencia de lo anterior, evitar la que hubiera sido la quinta victoria consecutiva del equipo blaugrana, merced a un magnífico trabajo defensivo y al esfuerzo y sacrificio de unos jugadores que se vaciaron en el terreno de juego.

Y eso que, viendo la alineación del equipo malagueño, parecía que Javi Gracia pensaba más en el partido del Domingo frente al Getafe que en el que debía disputar frente al conjunto blaugrana. Cinco cambios con respecto al once titular del partido frente al Espanyol el pasado Sábado (Antunes, Horta, Roque, Luis Alberto y Juanmi, aunque estos dos últimos salieron desde el banquillo en la segunda parte) y la sorpresa por la titularidad de los canteranos Samu Castillejo y Juanpi Añor, que realizaron un gran partido al igual que el resto de sus compañeros, hacían presagiar que el encuentro de anoche era un trámite. Craso error. Por su parte Luis Enrique hizo tres cambios en su línea defensiva (Alves, Mathieu y Mascherano por Douglas, Bartra y Piqué), pero mantuvo el centro del campo y la delantera que goleó al Levante por 0-5 la pasada jornada, Busquets, Rakitic, Iniesta, Pedro, Neymar y Messi. 

Los primeros 15 minutos fueron de tanteo, con un Barcelona intentando manejar el balón y un Málaga tratando de mantenerse ordenado y junto. Aun así, la primera ocasión llegó para el Málaga en un largo balón de Kameni al que llegó Amrabat, cuyo chut atajó sin problemas Claudio Bravo. Los 30 minutos restantes del primer tiempo se resumen en una frase, dominio de la posesión sin ocasiones por parte del Barcelona. Los pupilos de Luis Enrique jamás se sintieron cómodos sobre el terreno de juego, la prueba está en que no dispararon ni una sola vez entre los tres palos de la portería defendida por Kameni en los 90 minutos de partido. 

El Málaga salió con más intención de discutirle el dominio al Barcelona tras la reanudación, llegando incluso a dominar varias fases del partido en las que al conjunto blaugrana le costaba salir de su propio campo. No es casualidad que de las tres ocasiones de gol claras que hubo en el segundo tiempo, dos fueran del conjunto malagueño. La primera fue del Barcelona en un córner que remató Bartra en el primer palo, aunque se fue desviado del arco defendido por Kameni. Poco tardó en llegar la réplica en un disparo desde la frontal de Rosales tras una gran jugada colectiva que se fue desviado. La mejor ocasión estuvo en las botas de Luis Alberto, que intentó sorprender con un lanzamiento desde el lateral que se estrelló en el palo tras un gran despeje de Bravo sobre la línea de gol. 

Los últimos minutos fueron un reflejo de lo que fue el partido entero. Un Barcelona que no lograba que sus estrellas se asociasen por culpa del gran trabajo de todas las líneas del Málaga, que tenía en la velocidad y potencia de Amrabat su mejor arma, sobre todo a la contra. Nadie fue capaz de encontrar una fisura en la defensa del equipo blanquiazul, ni siquiera Messi, que estuvo prácticamente desaparecido. 

Cuando se produjo el pitido final, el público, que había estado muy activo a lo largo de todo el partido, se deshizo en aplausos, agradeciendo así el sacrificio de los jugadores malaguistas. Se vio a La Rosaleda de las grandes noches y los aficionados se fueron del campo muy orgullosos del nivel mostrado por el equipo. No obstante, no todos los días se logra un empate ante un Barcelona con todas sus estrellas en el campo y en el que incluso hubo opciones serias de llevarse la victoria.