Dos victorias consecutivas en el campeonato doméstico, un hecho que impacta a propios y extraños dado a las alturas en las que se encuentra la Liga. No ha sido hasta la 16ª jornada, en la que los blanquiazules han logrado encauzar dos encuentros saldados con un marcador favorable sobre su rival, y lo cierto es que, lo ha conseguido contra uno de los conjuntos más fuertes de la temporada, el Atlético de Madrid, que se jugaba el liderato pero se topó ante un gran Málaga CF.

Presión con el sello Camacho-Recio

Los partidos contra el combinado del Cholo Simeone si por algo se caracterizan es por la intensidad que ofrece durante la hora y media que dura el encuentro. Imponerse al desgaste físico y luchar cada balón como si fuera el último, son las señas de identidad de este Atlético de Madrid. Sabedor de esta fórmula, Javi Gracia, que al fin disponía de sus dos centrocampistas de cerrojo por excelencia, planteó el enfrentamiento a la medular a la perfección.

Camacho fue el mejor del partido. Fotografía: Carlos Martínez / VAVEL

Mientras los Gabi, Koke, Carrasco intentaban conectar entre la línea defensiva y los delanteros, la presión en cada posible hueco, en cada hombre con o sin balón se hacía notar gracias al trabajo de los incombustibles Recio y Camacho. Asfixiaron cualquier posible acción combinativa, sin dar respiro a ninguno de los integrantes del equipo colchonero. Los dos centrocampistas blanquiazules se turnaban en la salida de balón rojiblanca, ofreciéndose uno al marcaje al hombre, otro a la ayuda y a cerrar espacios y dos compañeros de fatigas y escuderos como Juankar y Amrabat que hicieron un gran esquema defensivo por zona que frenó en seco las aspiraciones del Atlético.

Vietto, Saúl y Griezzman, totalmente desaparecidos y desconectados. El galo, la estrella del equipo del Cholo y la pieza determinante en todos los partidos, ayer pasó a ser un mero espectador el engranaje de contención que desenvolvió el Málaga. Vio todos sus chances frustrados y apenas tocó el balón, dando bandazos por línea de tres cuartos sin corresponderse con su equipo. Sin ocasiones y sin llegadas, La Rosaleda asistió a la reivindicación de su dupla titular en todo en su esplendor, demostrando la importancia de que estos dos jugadores formen parte de su equipo.

Repliegue y expulsión de Gabi

Ante la imposibilidad de rubricar ocasiones e incomodar al Málaga haciéndole daño, el Atlético de Madrid cambió sus planes de tomar la posesión del esférico y retrasó todas sus líneas a la espera de un error de los locales para salir con una contra demoledora. No obstante, la estructuración y organización entre los hombres de Javi Gracia desbarató cualquier intención de sorpresa rojiblanca.

Refriega entre ambos equipos tras la expulsión de Gabi. Fotografía: Carlos Martínez / VAVEL

Impotencia. Eso es lo que tuvieron que sufrir en sus carnes los once futbolistas que dispuso el Cholo sobre el tapiz. No hubo manera alguna de superar la barrera costasoleña, con la única opción de retraer filas y esperar. Pero la espera se prolongó hasta el pitido final. Los malaguistas tampoco efectuaron un serio peligro sobre los visitantes, pero sí que merodeaban constantemente el área de Oblak. Charles, que a la postre sería el goleador de la noche (aunque con cierta fortuna), tuvo las únicas dos ocasiones del Málaga en la primera parte, pero el portero rojiblanco despejó una vez más las dudas sobre quién debe guardar el arco del Atleti.

En líneas generales estaba siendo un duelo igualado, hasta que Gabi intervino para desequilibrar la balanza. El capitán fue expulsado por doble amarilla en poco menos de cinco minutos. La primera, tras derribar a Duje Cop y la segunda, por una agresión con el brazo que desembocó en un tangana con muchas tarjetas para sendos equipos y la roja al jugador colchonero. Transcurridos 60 minutos desde el inicio de partido, el Atlético de Madrid se quedaba en desventaja numérica en un encuentro en el que ya estaba siendo superado por su rival.

La guinda a un laborioso pastel

Con uno más sobre el césped, y una afición entregada al buen hacer y la seriedad de su equipo, tan solo quedaba rematar la faena. Salieron piernas frescas, Santa Cruz y Duda, que aportaron ese ápice de olfato goleador, velocidad y calidad que pedía a gritos el conjunto malacitano para vencer al aspirante a líder.

Amrabat fue el asistente de la noche. Fotografía: Carlos Martínez / VAVEL

Llegó el momento de poner la guinda a un pastel que se había cimentado en un trabajo duro y sacrificado, 35 minutos para lograr una importantísima victoria que dejaría a los andaluces lejos del descenso. Así mismo, confirmaría una vez más una estadística demoledora, la del Málaga ante los equipos grandes. Dichos conjuntos, se atascan ante el combinado ‘boquerón’. Le empató al Real Madrid en el Bernabéu esta misma temporada junto con el Sevilla y el Athletic de Bilbao, además la campaña pasada ganó en el Camp Nou y en esta fue derrotado por la mínima. Números para creer en la remontada liguera.

Con uno más, fue cuando el Atlético tuvo las más claras, en las botas de Fernando Torres. La segunda llegó a tiempo Miguel Torres, pero en la primera fue Kameni el salvador, con poco trabajo durante el partido pero acertado cuando más lo necesitaron sus compañeros. Ya en los minutos finales, Amrabat, otro de los incansables, centró el balón al segundo palo para que el ariete brasileño, Charles, rematara de volea el balón, que para suerte blanquiazul rebotó en Godín y se coló en la portería rival. Gol, victoria y recompensa a meses de sufrimiento y malos resultados.