Sin nada en juego más que la honra y las ganas de agradar al público, Rayo y Alcorcón se enfrentaron en la localidad del suroeste madrileño con el único fin de ponerse a punto de cara a la temporada que está a punto de comenzar. La falta de tensión competitiva y las ganas de ambos entrenadores de probar a sus hombres se reflejó tanto en el marcador como en el nivel de juego ofrecido por ambos bandos, que sin duda irá mejorando en las próximas semanas.
El Alcorcón estableció ingreso libre para este partido: ninguno de los miles de espectadores presentes tuvo que pagar entrada. Este hecho, sumado a la escasa distancia con Vallecas, atrajo a numerosos hinchas visitantes. Los Bukaneros mandaron una delegación que abarrotó el pequeño fondo norte de Santo Domingo.
Incluso en otras áreas del estadio, como el fondo Sur habitualmente reservado a la hinchada local, se veía mucho hincha franjirrojo. El ambiente en las gradas fue de extrema cordialidad, no registrándose ningún incidente.
Hubo incluso un pequeño acto de hermanamiento entre aficiones antes de comenzar el partido.
Paco, entrenador rayista, transmitía su serenidad habitual.
A las ocho y media de la tarde, con puntualidad, los futbolistas de ambos bandos saltaron al césped. Obsérvese que la grada lateral se encontraba completamente vacía, al estar cerrada por obras, lo que causó algún problema: como el resto del campo estaba abarrotado, algunos socios del Alcorcón se quedaron fuera por no disponer de localidades suficientes.
Cobeño, Tito, Zé Castro, Morcillo, Nacho, Boateng, Isi, Lass, Jozabed, Licá y Kakuta formaron el once titular rayista.
Por parte del Alcorcón jugaron de inicio Falcón, Nagore, Verdés, Chema Rodríguez, Ángel, Antonio Martínez, Sergio Mora, Álvaro Rey, Óscar Plano, David González y David Rodríguez.
Pepe Bordalás, técnico alfarero, tenía a su disposición muchos otros hombres en el banquillo. Casi todos acabaron jugando.
Los primeros minutos, y casi el primer tiempo al completo, fueron de dominio alcorconero. Al Rayo le costaba superar el centro del campo.
Sergio Mora, hoy capitán por estar Rubén Sanz en el banquillo, se mostró muy activo.
No obstante, los ataques del Alcorcón tampoco suponían gran problema para el Rayo, puesto que se basaban casi exclusivamente en pelotazos altos fáciles de interceptar.
El peligro de los amarillos llegaba sobre todo a balón parado.
La zaga rayista achicaba balones como podía.
También había acercamientos esporádicos a la meta de Falcón, pero sin mucho riesgo.
Para desesperación de Cobeño, el balón rondaba más a menudo la portería franjirroja que la alfarera.
Pese a ser un encuentro amistoso, los futbolistas de ambos equipos se emplearon con intensidad, y alguno acabó bastante dolorido.
El Alcorcón optó por cambiar de estrategia y lanzarse por los costados, donde la velocidad de hombres como David Rodríguez podía hacer mucho daño.
En general, el juego era poco vistoso, muy trabado, con faltas frecuentes, aunque sin caer en la violencia.
Alguna internada del recién regresado Nagore puso el miedo en el cuerpo de los rayistas.
Pero la defensa vallecana se mostraba solvente. Morcillo fue el más destacado durante estos minutos finales de la primera mitad.
En el segundo tiempo los papeles se invirtieron y fue el Rayo el que empezó a tomar la iniciativa.
Se seguía viendo alguna que otra brusquedad que estuvo a punto de causar enfrentamientos, aunque por suerte las cosas no pasaron a mayores.
Ahora eran los extremos rayistas, dotados de más calidad y velocidad, los que habían tomado el protagonismo.
Como en todo amistoso de pretemporada, el número de sustituciones no se limitaba a las tres habituales, sino que se podían hacer cambios más numerosos.
El Alcorcón se empezaba a desesperar y recurría con demasiada frecuencia a las faltas.
A la larga, aquello sería su perdición, puesto que el Rayo tiene muy buen juego a balón parado.
Así, cuando el partido agonizaba, un golpe franco desde la esquina derecha del área...
...se convirtió en un buen centro que el canterano Sergio Parla mandó al fondo de la red.
Apenas hubo tiempo para más. Con el pitido final, los jugadores se despidieron amablemente...
...y el equipo rayista fue a agradecer el apoyo a sus seguidores.
Puedes leer aquí la crónica del partido.