El 6 de enero es fecha de regalos y de alegrías. Cuando llega un invitado a una casa, lo que hace es llevar los presentes que han dejado los Reyes Magos en sus casas. El Rayo hoy ha hecho lo mismo, para no fallar a su vecino. Se dio un pequeño capricho en forma, también, de donativo por parte del equipo local, pero no se quiso aprovechar de la bondad del anfitrión.

Lo ha hecho casi veinte días después, pero es que los rayistas se mostraron tan confundidos en el césped del Calderón, que parecieron confundir hasta la fecha. No es culpa de la defensa de 3 ni la entrada de Morcillo y Fatau en el once, sino de perderse a la hora de buscar su identidad durante 90 minutos, encontrándola en pequeños sorbos sin resultado positivo.

Mirra e incienso

En los primeros compases del primer tiempo se vieron las dos propuestas sobre el tapete. El Atlético de Madrid presionaba en todo el campo, dificultando la salida de balón del Rayo Vallecano. El conjunto visitante se mostró tan dubitativo con el esférico como en los viejos y malos tiempos. Así llegó el primer gol de los colchoneros. Gaspar, en cuerpo de Zé Castro, dejaba corto un pase en el centro del campo y Griezmann aceptaba el regalo y ponía el lazo superando a Toño en el uno contra uno.

Minutos después Mandzukic prolongaba un pase alto, desajustando a la defensa rayista colocada por Melchor y Antoine volvía a aceptar el presente y hacía lo mismo con él: introducirlo en la cesta rayista. Se llegaba así al primer cuarto de hora. El Rayo no sabía ni lo que había pasado ni por qué.

Un casero bondadoso

El equipo franjiazul hoy se mostró alicaído en los momentos posteriores, hasta que un fallo de Juanfran rondando el minuto 34 acabó con un disparo desde la frontal de Trashorras que ponía el 1 al lado del escudo rayista. De ahí al final del primer tiempo fue un monólogo rayista en ataque, pero sin crear ninguna ocasión clara de peligro. En la segunda mitad el Rayo tuvo un minuto. Sólo uno. Presionó, atacó, y pareció que los de Paco Jémez podrían remontar durante tan sólo 60 segundos.

Oro

Los de Vallecas perdieron fuerzas al instante y se vieron doblegados por un Atlético que mostró su superioridad. Los rojiblancos metieron intensidad en el encuentro y esa fue la clave para conseguir el tercer gol en su contienda. Cuenta la leyenda que fue Baltasar el que entregó el oro hace unos 2015 años. Ese material encontró Giménez metiendo el cuerpo en un córner para que Manucho, involuntariamente, introdujera el esférico en su portería.

El Rayo se decidió a controlar el 100% de la posesión, pero fue de todo menos efectiva. Sólo se recuerda una tímida ocasión en los pies de Bueno en la que le faltó ímpetu para anotar el segundo de su equipo. El Atlético de Madrid, en cambio, sí que consiguió acercarse con mucho peligro a la meta de Toño con jugadas de los Mandzukic, Torres, Griezmann y compañía. El nombre de este último, sobre todo, fue el que apuntaron los defensas del Rayo para tener pesadillas con él esta noche.

Same s***, different day

Final y, como siempre, tres puntos para los locales. El Rayo de Jémez aún no ha conseguido puntuar ni en el Calderón, ni en el Bernabéu ni en el Camp Nou, siendo claramente la asignatura pendiente del técnico andaluz en sus 3 años en el banquillo rayista. El intento de sacar algo positivo siempre se queda en eso, y Paco debería dar un paso adelante en estos estadios grandes, como ya ha hecho, por ejemplo, en Anoeta o Mestalla.

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