Después de dos partidos consecutivos cosechando victorias por tierras germanas, el sábado, en Hamburgo, llegó la primera derrota para los de Jémez. Una derrota en un partido particularmente especial,  y que se hacía esperar desde que en junio se anunciaba que el Rayo Vallecano durante su gira por Alemania se vería las caras con el St. Pauli, dos equipos amigos cuyas aficiones están hermanadas. El entusiasmo de los cientos de aficionados rayistas que acudían al mítico Milerntor Stadion se hacía notar desde ya antes de comenzar el encuentro, y, a pesar de que la imagen que dejó el equipo madrileño estuvo muy por debajo de lo esperado, el ánimo en las gradas no decayó.

Un Rayo adormecido

Con el esférico en juego durante un par de minutos desde el pitido inicial, todo hacía presagiar que el equipo alemán tenía todas las papeletas de pintarle la cara a los franjirrojos. El cansancio se hacía notar en las filas del equipo madrileño: tres partidos en cuatro días no es tontería, y la parsimonia parecía que terminaría siendo su lastre. Tras ocho minutos donde la asfixia germana apretaba muy fuerte, llegó el primer gol para los locales, obra de Sebastian Maier. Pero el castigo pudo ser todavía mayor, ya que, tras un fallo de Cobeño, quien cedió el balón de manera errada al delantero del St. Pauli, este estuvo a punto de hacer el segundo.

Las cosas no funcionaban, y Jémez decidió que, a pesar del poco tiempo disputado, era momento de realizar un cambio. Ni 15 minutos habían pasado cuando Kike entraba para sustituir a Claveria. Pero el partido siguió la misma línea, y las oportunidades de los de Hamburgo incrementaban su frecuencia. Hasta que, en el minuto 27, Sobiech remató de cabeza desde el segundo palo y consiguió batir a Cobeño.

A partir de ese segundo gol, se empezaron a vislumbrar unos atisbos del Rayo que se esperaba. Embarba, quien había sobresalido respecto al mermado trabajo de sus compañeros, lo intentó con un disparo que salió desviado. Minutos después, Bebé imitó al madrileño ampliando su participación y puso un fantástico pase a Miku, cuyo remate ocasionó el primer susto sobre Himmelmann. Pero, tras las oportunidades perdidas, el equipo alemán volvió a coger las riendas del partido. Gonther se aprovechó del desorden defensivo del equipo rayista para ampliar más la ventaja.

Tras el final de una primera parte desastrosa, Jémez cambió por completo el once inicial, con la esperanza de enmendar los errores cometidos en la primera parte del encuentro. Pero, tres minutos después del inicio de los últimos 45 minutos, Thy aprovechó una contra para hacer el 4-0. Aunque, ni un minuto después, el Rayo decidió que ya era hora de responder. Uche cabeceó un balón que le dejó Nacho en el segundo palo, abriendo de este modo por fin la lataEl Rayo recobró algo de confianza, y el acercamiento a la portería rival se incrementó

Aprieta el Rayo, pero no ahoga

Pocas oportunidades llovieron desde el momento para ambos equipos, y los minutos siguientes estuvieron sumidos en la ausencia de intensidad. Aunque, ya iniciados los últimos 30 minutos, el Rayo recobró algo de confianza, y el acercamiento a la portería rival se incrementó. Amaya y Uche tuvieron la oportunidad de recortar distancias, pero no tuvieron el acierto necesario. Algo que no le ocurrió a Álex Moreno, quien, en una de las llegadas al área del St. Pauli, logró robarle el balón al guardameta, aprovechando esa oportunidad de oro para hacer el segundo del Rayo.

Poco sucedió desde entonces en el Milerntor Stadion, pero al filo del final del partido, el árbitro señaló tarjeta a Amaya por un supuesto penalti cometido sobre un jugador del St. Pauli. Halstenberg tuvo en sus pies redondear más la goleada, pero el jugador mandó el balón fuera.

El Rayo no pudo concluir su gira por Alemania con un tercer triunfo. Sin embargo, la fiesta no se detuvo en las gradas durante ningún momento del encuentro. El sábado, el encuentro entre piratas y bukaneros parecía que primaba más que el propio fútbol.