Almería y Real Oviedo se daban cita en la primera de las últimas cuatro finales que les quedaban hasta la fecha a ambos equipos. Ambos conjuntos con objetivos muy diferentes, aunque no por presupuesto. La temporada del Almería ha hecho que el conjunto andaluz llegue a estas últimas jornadas en puestos de descenso, y el partido frente a los asturianos se le presentaba como una final, si la ganaba se colocaría muy cerca del objetivo, sino, se complicaría mucho las cosas.

Situación muy diferente la que vive el Real Oviedo. Los de David Generelo luchan por un objetivo totalmente opuesto: el regreso al fútbol de élite, la Primera División. Para dar el primer gran paso hacia el objetivo tenían que ganar en Los Juegos del Mediterráneo y más echando un vistazo a los resultados de sus rivales. Una victoria en tierras andaluzas les permitiría colocarse a tres puntos del Leganés recibiéndoles el próximo jueves en el Carlos Tartiere. En caso de una derrota, los de Generelo saldrían de los puestos de promoción a falta de tres jornadas. Viendo la previa de ambas escuadras, la palabra final se quedaba corta.

Daba comienzo el encuentro y el Almería entraba al encuentro muy lanzado. Con la intención de mostrarse superior en los primeros minutos, los de Soriano fueron de más a menos. Empezaron muy fuertes pero poco a poco el Real Oviedo iría entrando en el partido y haciéndose con el control del mismo. Un dato que resume muy bien los diez primeros minutos serían los seis saques de esquina que gozaría el equipo carbayón para adelantarse. Ninguno de ellos sería aprovechado.

Con el paso de los minutos el partido se iría volviendo cada vez más vertical. Los azules dominaban la posesión y buscaban llegar a la portería de Casto por medio de pases al hueco. Estas ocasiones las tendría en las botas el pichichi del equipo oviedista, Toché. El delantero murciano probó suerte desde lejos, pero ni siquiera vio puerta. La presión del otro delantero, Linares, traería momentos de nerviosismo en las filas almerienses, viéndose obligado en numerosas ocasiones a sacar el balón despejado.

El Real Oviedo no aprovecharía en esta primera mitad las ocasiones que tendría. Una de las más claras estaría en las botas de su capitán, Jon Erice. El mediocentro probó suerte desde lejos y, Casto primero, y el larguero después, mandaron el balón lejos de la portería. Al no entrar el balón, el Almería fue saliendo de su propio campo para poner en aprietos a la defensa azul. Zongo, por la banda izquierda, sería un quebradero de cabeza para el lateral Peña, que cada vez que subía, veía como el de Burkina Faso le ganaba la espalda y tendría una auténtica autopista en aquella banda.

Con el resultado más igualado posible, 0-0, los protagonistas se retirarían a los vestuarios. La primera parte dejaba a un Real Oviedo que había sido superior sin un gol que materializase esa superioridad y con un Almería que hizo poco por adelantarse en el marcador.

Se reanudaba el encuentro en Almería y el guión, al menos en los minutos iniciales, era el mismo. El Real Oviedo comenzaba esta segunda mitad dormido y viendo como el Almería se hacía cada vez más y más grande. Como decía, era en los minutos iniciales, porque los de Generelo reaccionarían. Justo cuando más desesperados estaban por marcar un gol y viendo que no entraba, un centro de Míchel encontraba a un Miguel Linares solo en el punto de penalti, desde donde remató a placer un balón con un cabezazo que lo envió al fondo de la red.

El Real Oviedo se venía arriba y se adelantaba en tierras andaluzas, estando cada vez más cerca de una victoria lejos de su feudo y así romper la mala racha como visitante. Todavía la pasada jornada se cumplía una vuelta desde la última victoria oviedista fuera de Asturias. Poco le duraría la alegría a los carbayones y poco duraría la esperanza de ganar fuera. Minutos después, en uno de los pocos saques de esquina que tendrían los almerienses, varios defensas azules se quedaban mirando como Quique mandaba a gol su remate y ponía el empate en el marcador.

A partir de aquí, el Almería comenzaría a confiar en la remontada y a soñar en la posible permanencia, que veía cada vez más cerca. El Real Oviedo comenzó a sufrir y a ver cómo un gol inesperado en contra les estaba privando de la victoria y alejaba, cada vez más, el objetivo de toda una temporada. Rubén Miño retrasaría la remontada rojiblanca con un soberbio paradón a Chuli.

El portero catalán retrasaría el segundo gol rojiblanco porque minutos después, también tras un fallo defensivo, Uche se quedaba junto con su compañero Chuli, solo delante de Miño y tras quitárselo de encima con un regate, subiría el segundo gol al marcador y con ello, la locura en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo. Algo inédito en el mundo del fútbol aunque para los seguidores de la Liga Adelante, algo habitual, un equipo en puestos de descenso estaba remontando a un equipo en puestos de promoción de ascenso y candidato a jugar la próxima temporada en la élite del fútbol español.

El Real Oviedo seguiría su decadencia de juego e iría aún a menos. Los de Generelo comenzaban a notar los minutos sobre sus piernas y uno de los más afectados sería Míchel, que prácticamente se paseó en estos minutos finales. Ya con el partido casi finalizado, Chuli aprovecharía un gran pase que le volvió a dejar sólo y se pudo vengar de Miño, que le había salvado la primera, y que no pudo hacer nada para evitar el tercer gol de la tarde para el Almería. Con este resultado, 3-1, el partido llegaba a su fin.

Con esta victoria, el Almería sale de los puestos de descenso a falta de tres jornadas igualando a puntos a Ponferradina y Mallorca. Soriano lograba su primera victoria como entrenador y en su primer partido como técnico lograba sacar a su equipo del descenso con una remontada de ensueño.

Por su parte, el Real Oviedo dejó escapar tres puntos muy importantes para sus aspiraciones y vuelve a desaprovechar la ocasión de recortar puntos a sus rivales por el ascenso. Los de David Generelo salen de los puestos de playoffs, unos puestos que llevaban ocupando desde la marcha del argentino Sergio Egea. Casi matemáticamente dice adiós a las posibilidades de ascenso directo y se tendrá que conformar, si finalmente lo consigue, con disputar una fase de promoción de ascenso.

La Segunda División no descansa y ya esta misma semana da comienzo la jornada 40 de la temporada. Los locales, el Almería, visitarán a un rival directo por la permanencia y que viene de menos a más, la Llagostera. El Real Oviedo, también recibirá a un rival directo por sus objetivos, el Leganés que llega de perder en casa y que no se puede permitir otra derrota si quiere ascender a Primera División por la vía rápida.